— Debo resolver eso, no quiero que muera por depresión.— Se que no debe meterme, pero realmente creo que su esposa está enferma. Estos días luce peor, no es solo una depresión, es lo que pienso. Intenté hablar con la señora Estela, pues ayer salió llorando de la habitación de la señora Fraser, pero ella solo evadió el tema, no me quiso decir absolutamente nada. — Está bien, resolveré esto cuando llegue hoy. Avísame si sucede cualquier cosa, si ella quiere salir, encárgate, por favor. — Si señor, que tenga buen día. Narrador Mientras Aria lucha una pelea por sobrevivir hasta que salga un donante de corazón, Douglas lucha con la idea de comprobar si Aria le dijo la verdad o no, pero hasta ahora todo parece ser que no. Aria no puede procesar la comida, no puede procesar los alimentos, pierde peso rápidamente igual que líquidos. La sangre que pierde por los movimientos bruscos, ha hecho que todo avance más rápido, es como una carrera contra el tiempo. Toc. Toc. Suena la puerta
Narrador Varios años atrás.— Hola, pequeño —la mujer pelinegra se acercó con cariño a aquel hermoso niño.— ¿Mamá? —preguntó el niño con un atisbo de sorpresa, pensó que nunca la conocería.Desde al menos dos años, el pequeño Douglas se había enterado de la verdad, pensó que nunca conocería su verdadera madre. Odiaba a la mujer con la que su padre se ha casado, no quería saber nada de ellos.— ¿Lo sabes? —preguntó aquella mujer con lagrimas en los ojos, su plan nunca fue presentarse como su madre— ¿Lo sabes?— Si.No pudo resistirse a la idea de poder abrazarlo, sentirlo. El pequeño quedó sorprendido con esa muestra de cariño, jamás nadie le había demostrado ese tipo de afecto.— ¿Regresaste por mí? —preguntó el niño en cuanto soltó a su madre.— No sabía si podría decirte quien era, has cambiado mis planes, pequeño.— ¿Sabes mi nombre?— Sé todo sobre ti, aunque no estoy en tu vida, me gusta lo inteligente que eres, hijo. Jamás pensé que hablaríamos de esta forma.— Esa mujer, la o
PUNTO DE VISTA DE ARIA — ¿Qué puedo hacer? ¿Deberé ir al hospital? — Primero, debemos controlar tu anemia, debes comenzar a tratarla, cariño —me responde mi tía— Tu madre está demasiado preocupada, pienso que deberías llamarla. — No puedo, ella se dará cuenta de inmediato que estoy mal. — ¿Por qué no le pides ayuda al señor Fraser? Puede que, por ser una persona importante, puedan moverte de la fila. — Tal vez si hacen eso, otra persona termine muriendo, no podría vivir con esa culpa. Salí con Antonio para ir con un doctor que mi antiguo doctor me recomendó. Supongo que esta visita que haría sería reportada a Douglas, mi esposo. Quizá con esto al fin crea todo lo que le digo, quizá con esto deje de meterse idea erróneas a la cabeza. — El doctor MonteCarlo me contó sobre su caso, creo que en cuanto antes necesita transfusiones, su cuerpo está muy débil señora Fraser —mira los resultados de mis estudios— lamentablemente, el hospital no cubre esos gastos a personas no aseguradas, p
NARRADOR Antonio le había avisado a la señora Estela que el señor llegaría con muchas preguntas, solo para que le dijera a su sobrina que estuviera preparada, así que Aria lo esperó durante al menos tres horas, pero Douglas no aparece. Douglas condució rápidamente por la estatal, para llegar a su casa, la noche es densa, por lo tanto sabe que es peligroso conducir con altas velocidades, pero su curiosidad es mas grande que su razonamiento. — Buenas noches, señor Fraser —saludó el guardia del portón. Douglas solo le dedico un saludo moviendo levemente su cabeza, las luces de su auto iluminaron la pequeña calle que guiaba hasta la entrada de su casa. En la entrada, Antonio el recibió las llaves. — Buenas noches, señor Fraser. — Buenas noches, Antonio —esta vez, si respondió. Douglas entró y caminó por un pasillo largo, donde se encontró a la suplente de la señora Estela, del turno de noche. La señora Mirna. — Buenas noches, señor Fraser. La mesa está lista —le dio el aviso. — Gr
Cuando abro mis ojos, las luces no me permiten ver con claridad, pero después logro acostumbrarme a la intensidad de la luz. Intento reconocer donde estoy, pero no puedo, al ver las máquinas y el catéter puedo saber que es un hospital. Miro a mi alrededor, me sorprendo de ver a Douglas en la esquina de la habitación, parece estar dormido. ¿Qué ha pasado? Como si fuera un golpe, los recuerdos vuelven a mi de forma rápida y eficaz. Por un momento me siento atormentada, recuerdo que caí por la escalera, entonces comienzo a sentir dolor. Sin querer, porque no quería hacer ruido, no puedo evitar quejarme, el dolor de cabeza comienza. — ¿Aria? —Douglas se levanta rápida, lo sujeto de su brazo para poder sentarme y escupir lo que siento en mi garganta, la sangre comienza a salir y mancho el blanco perfecto de las sabanas blancas de la cama— ¡Doctor! ¡Un doctor! La puerta se abre casi de inmediato, dos enfermeras me sujetan. Una me da pequeños masajes en la espalda, con eso siento un pequ
— Si, señor Green —respondió Antonio— el señor Fraser ha exigido los mejores médicos para su hija, se encuentra en las mejores manos, no deben de preocuparse tanto.Eso le dio esperanza a la madre de Aria.Cuando Antonio entró con la familia de Aria, muchas personas los voltearon a ver, todos se sintieron incomodos. Pues era obvio por su vestimenta que son personas de bajo recursos. El único que se molestó por como los estaban viendo, fue el señor Green.La familia Green es una familia de bajos recursos, al menos lo eran completamente antes de que Aria Green se casara con Douglas. Así que cuando las personas allí escucharon que ellos vienen a ver a la esposa del famoso empresario Douglas Fraser, quedaron impresionados. Aria pasó un momento feliz con su familia, vio en el rostro de sus padres la esperanza, al parecer Douglas les había dejado en claro que su hija no morirá de ninguna forma mientras el esté vivo. Su madre lloró con ella, cuando la vio, pues la miró mucho mas delgada, p
— ¿Cómo te siente, princesa? —me preguntó mi madre, su amor y cariño han sido de mucha ayuda.El estar lejos de mi familia, me hizo sentir demasiado sola, fue de un día para otro que yo me apartara de ellos. Además de que fue con una persona desconocida totalmente, aunque ahora no lo sea tanto. Estos días no lo he visto, parece no importarle demasiado que yo esté aquí.— Mucho mejor, mamá. Tiene mucho tiempo que no tengo esta energía —digo la verdad, parece como si fuera una niña recién despierta de una siesta, con todas las pilas recargadas para jugar.— No camines tan rápido, es poco a poco, hija —mi mamá se preocupa, hoy puedo darme cuenta de todo lo que ha tenido que sufrir mi madre por mí, desde siempre he sido enfermiza.— Creo que puedo hacerlo, en serio me siento bien.— El doctor Fitz dijo que debíamos tomarlo con calma, además de que debes cuidar tu energía, mañana volarás a otro país para tu cirugía, hija. De verdad que nunca pensé que lo diría, pero enhorabuena que Douglas
Con ayuda de Antonio y el doctor MonteCarlo, subo al avión. Por dentro todo luce demasiado sofisticado, en películas había visto varias escenas dentro de aviones, pero este luce como el de una persona demasiado rica.— ¿Cómo te sientes ahora? —me preguntó el doctor Fitz cuando estuve arriba— Si sientes alguna especie de presión, lo que sea, debes decirme, tenemos que actuar de inmediato a cualquier cambio.— ¿Hay muchos riesgos todavía si mi esposa hace este vuelo? —preguntó Douglas a el doctor Fitz.— El estado de la señora ha mejorado mucho, pero eso no es motivo para asegurar un vuelo seguro. Aún hay muchas cosas que pueden pasar o no pasar, por ese motivo tenemos dos enfermeras y al doctor MonteCarlo.Nos espera un vuelo demasiado largo.NarradorTres hombres observan casi todo el tiempo a Aria, que se encuentra solo mirando el techo, siente demasiada adrenalina cuando el avión por fin despega, el solo imaginar que no están tocando tierra su respiración se acelera.— ¿Te sientes b