- I... No sé cómo va a funcionar esto. De hecho, ni siquiera sé si ocuparé mi lugar como reina. - Confesé, preocupada.

- Tienes que llamar a tu padre y ver cómo está la situación en Alpemburgo después de que te fueras, ya que dicen que te escapaste.

- Mi móvil se ha quedado sin batería y... - Intenté alejarme de la situación, temerosa de saber lo que ocurría en mi país.

Catriel me pasó su móvil. Ahora ya no tenía excusas.

Sentí que el corazón se me aceleraba al pulsar los números que me sabía de memoria. Apenas comenzó a llamar del otro lado de la línea, sentí que un escalofrío me recorría la espina dorsal y que el miedo se apoderaba de mí.

Nunca imaginé que todo el orgullo que sentía por ser una D'Auvergne Bretonne se convertiría en este sentimiento. Recordé lo mucho que les había insistido a mi padre y a mi madre en que quería ser reina, aun sabiendo que era la última en la línea de sucesión y que podría ser casi imposible tomar el relevo. El hecho de que Pauline hubiera renunciado