El comunicado (II)

- Nuestra madre no está en condiciones de opinar en este momento, Odette. - Lucca se sinceró.

La reina no salía de sus aposentos ni siquiera para cenar. Aunque estábamos los cuatro juntos, nadie tenía apetito. Se seguía echando de menos al rey en todas las estancias del castillo.

Fui a la habitación de Catriel mientras él solucionaba algunos asuntos políticos, ya que todas mis pertenencias habían sido depositadas allí. No tardó en entrar, encontrándome tumbado en la cama, leyendo.

- Me apoderé de su habitación sin siquiera preguntarle. - Le miré.

- Incluso con la tienda que te cubre, tienes la piel enrojecida. - observó Catriel.

- ¿Cómo te sientes?

- ¿Sinceramente? Contento de no haber ocultado a la gente que mi padre fue envenenado. Y contento de que al menos hayas intentado hablar con tu gente y alertarlos de lo ridículos que están siendo.

- ¡Mañana volveré a casa! - suspiré, asustada.

- ¿Tienes miedo?

- Un poco. Pero al menos me libraré de todo esto de una vez por todas.

- ¡Una par
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