La reportera entró, acompañada de un camarógrafo. Hizo una reverencia mientras saludaba a los presentes, dándoles las gracias:- Alteza, gracias por acordarse de mí al conceder esta entrevista. - La mirada de la joven era de admiración hacia el Príncipe Heredero.Tomé la mano de Catriel y le dije:- Creo que será mejor que comencemos de inmediato.- Estoy de acuerdo, mi amor.Noté su cara de sorpresa cuando Catriel me llamó "amor". Por supuesto, cualquiera que siguiera las noticias de la realeza sólo se había enterado de la parte en que los dos nos comprometimos y nos separamos a los pocos días en Avalon.Nos sentamos uno al lado del otro en el cómodo y exquisito sofá beige de cuero genuino. El reportero tomó asiento junto a Catriel y el camarógrafo se sentó frente a nosotros. Lucca y Odette se sentaron una al lado de la otra, pero no en el encuadre de la película.La mujer miró su reloj:- Me doy cuenta de que tenemos poco tiempo, Alteza. Por eso no le haré preguntas irrelevantes.-
- Nuestra madre no está en condiciones de opinar en este momento, Odette. - Lucca se sinceró.La reina no salía de sus aposentos ni siquiera para cenar. Aunque estábamos los cuatro juntos, nadie tenía apetito. Se seguía echando de menos al rey en todas las estancias del castillo.Fui a la habitación de Catriel mientras él solucionaba algunos asuntos políticos, ya que todas mis pertenencias habían sido depositadas allí. No tardó en entrar, encontrándome tumbado en la cama, leyendo.- Me apoderé de su habitación sin siquiera preguntarle. - Le miré.- Incluso con la tienda que te cubre, tienes la piel enrojecida. - observó Catriel.- ¿Cómo te sientes?- ¿Sinceramente? Contento de no haber ocultado a la gente que mi padre fue envenenado. Y contento de que al menos hayas intentado hablar con tu gente y alertarlos de lo ridículos que están siendo.- ¡Mañana volveré a casa! - suspiré, asustada.- ¿Tienes miedo?- Un poco. Pero al menos me libraré de todo esto de una vez por todas.- ¡Una par
Tragué saliva y la abracé, intentando contener las lágrimas. ¿Qué coño le estaban haciendo a ese niño? No era justo. Necesitaba salir de aquella habitación, ver mundo, relacionarse con otros niños. Y volver a ver a su padre, si es que seguía vivo.- ¿Cuánto querías a tu padre? - le pregunté.- Siena quería a papá y a mamá. - Sonrió, repitiendo.- Siena quería a Gato, a Lucca, a la abuela... Y a Aimê. - Lo intenté.- Siena, ¡el amor de mamá y papá! - Objetó ella, cruzándose de brazos y entrecerrando los ojos con fastidio.- Amor mío, te prometo que intentaré ayudarte, aunque sea lo último que haga en País del Mar.- ¿Volverás, Aimê?- I... Realmente espero que sí. Y si puede ser pronto, ¡aún mejor! - Sonreí, mordiéndome el labio nerviosamente después - Pero espero que cuando lo hagas, no estés más en esta habitación... Que tengas tu libertad.- ¡Me gusta la habitación rosa! - Tú lo has mencionado.- Es que el mundo exterior es colorido.- ¡No me gusta! No sin mamá y papá.Que Dios me d
Sacudí la cabeza, tratando de no enojarme tanto por todo lo que estaba sucediendo. Fui a la habitación de Catriel y entré. Estaba sentado en la cama, leyendo mi libro, completamente concentrado.- Sabía que harías esto. - Dije, con seriedad.- El Sasha de tu sueño... ¿Es él? - Me miró fijamente, atónito.- Sí. Este es el Sasha con el que soñé aquel día en la playa. En realidad nunca existió. Sólo es un personaje de un libro. - Me senté en la cama, mirándole sin camiseta.- Y el hombre que estaba con Donatello... ¿Al que besaste?- Nada más que un Sasha cualquiera... Pura coincidencia.- ¿Coincidencia? - arqueó una ceja- ¿Estás obsesionada con un personaje de libro llamado Sasha y de la nada aparece en tu vida un hombre con el mismo nombre?- Ese Sasha que me presentó Donatello no significa absolutamente nada para mí.- ¡Lo besaste!- Para ponerte celosa, que se acostó con medio mundo antes que yo.- ¡Pero si era un puto desconocido!- Quiero saber todo sobre el padre de Siena... Y aho
- Aimê... ¿Adónde vas? - preguntó Catriel, prácticamente corriendo detrás de mí mientras caminaba por el pasillo.- Dormiré en la habitación de Siena. Sinceramente, no podría dormir contigo sabiendo todo esto.- Pero... Mañana te vas... Y tal vez no nos volvamos a ver... Al menos no por un tiempo.- Tienes que deshacer todas estas mentiras, Cat. Si amas a Siena tanto como dices, no puedes dejarla vivir encerrada en una habitación para siempre.- No es para siempre...- ¿Hasta cuándo? ¿Has decidido cuándo será libre? ¿O tu madre está pensando en decirle a la gente que tiene una nieta cuando cumpla 18? ¿Y si, cuando cumpla 18, piensa que la niña no debe salir de su habitación porque es hija de un hombre que no es de la realeza? ¿Te das cuenta de que todo esto está mal?- Me doy cuenta. ¡Pero si digo la verdad, Olavo se llevará a la niña! Y ella es todo lo que queda de Ariel.- Si yo fuera él, después de tanta mentira, no les dejaría volver a ver a la niña. Y le contaría al mundo entero
- Siena... ¡No hables! - Lucca trató de convencerme de nuevo.- ¡Ella hablará conmigo! - insistí.- ¿Por qué haría eso? ¡Somos su familia! La queremos. La conociste hace poco tiempo... Eso... Eso no está bien.- Y no sé cómo explicarte por qué la chica habla conmigo y no contigo. Pero estoy seguro de que tarde o temprano verás que no miento.- ¡No he dicho que mientas!- ¡Pero dudabas de ella! - comentó Odette.- ¿De verdad crees que Catriel y yo estamos de acuerdo con todo esto? - Me miró con seriedad.- Si no estáis de acuerdo, ¿por qué no hacéis algo al respecto?- Porque nuestra madre nos mataría.- Y por miedo a la reina, ¿nadie intervendrá a favor de la niña? - cuestionó Odette.- ¡Es mucho más complicado de lo que crees! - suspiró.- ¿Cuándo te enfrentarás a tu madre, Lucca? - le apremió Odette - Ya tengo claro que ella toma todas las decisiones aquí.- Pero... ¡Estás aquí conmigo, mi amor! Y ella lo permitió.- ¿Por qué no me echó, ahuyentándome como a un animal? - Odette rió
Estábamos listos para salir, con las maletas en el coche que nos llevaría al helipuerto, cuando oímos gritos que venían del piso de arriba.- ¿Qué es eso? - pregunté, asustada.- ¡Nuestra madre! - confirmó Lucca preocupada, dirigiéndose a las escaleras.- Pero... ¿Qué es lo que pasa? Por el amor de Dios, Cat... ¿Qué le pasa?Estaba preocupada porque los gritos de "ayuda" no cesaban. Pero nadie me respondía. Los dos príncipes subieron corriendo, saltándose algunos escalones para llegar más rápido al cuarto piso.- Altezas, el chófer me ha pedido que les diga que, si no suben ahora, corren el riesgo de llegar tarde. - Una de las criadas tomó la palabra.- Altezas, la reina se ha desmayado. - gritó otra con desesperación.Miré a Odette, sin saber qué hacer. Lucca y Catriel corrieron al encuentro de su madre.- Aimê, ¡no puedes quedarte! Ya has tenido una segunda oportunidad de la Corte de Alpemburgo.- Lo sé... No me quedaré. Pero el avión no saldrá sin nosotros, ya que es fletado. Tenem
- ¡Es su vida! - Odette me cogió del brazo, tirando de mí hacia la puerta.Lucca sacudió a Odette por los hombros, completamente aturdida. Había mucha gente en la habitación y todos hablaban nerviosos al mismo tiempo:- Odette, tienes que ir al embarcadero y cruzar por mar. Vamos a subir a mi madre al helicóptero. Aimê, tienes que subir a ese avión.- ¿Y si... ¿Ha sido envenenada?- ¡Prefiero no pensar en esa posibilidad! - Su voz sonaba débil.- ¡Cógela, Odette! ¡Ahora mismo! - Catriel se mostró firme, ordenando.Odette me sacó de la habitación y lo siguiente que supe, aunque no quería, fue que estaba bajando corriendo las escaleras y dejándolo todo atrás, mientras las lágrimas se agolpaban en mis ojos, dificultándome la visión al bajar los escalones.En cuanto llegamos a la puerta principal del castillo, había un coche, seguramente el que nos esperaba para llevarnos al helipuerto. En cuanto el conductor nos vio, abrió la puerta:- ¡Tenemos que irnos pronto, Alteza, o llegará tarde!