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Por inercia y porque básicamente no sé que otra cosa hacer, sonrío como boba. Miro a mi mamá con la esperanza de que se levante de esa silla y con voz catarina me diga "esto es una pequeña broma, hija", pero no se mueve. En sus ojos solo hay sinceridad y ni una sola pizca de diversión, por lo cual me hace pensar que no puede ser una broma para romper el hielo. O una broma para poner las cosas más amenas, pero no, no lo es porque mamá está ahí, mirándome seriamente. Ella realmente está esperando una repuesta que no quiero dar porque no quiero creer que lo que me acaba de decir es verdad. Simplemente no puede ser verdad, carajo, no puede.

—¿Hannah?— pregunta mamá con curiosidad, pero nunca divertida. —¿Qué dices?— parpadeo incrédula, creo que voy a desmayarme o en su defecto, creo que voy a vomitar en cualquier momento la cena que Leo me cocinó.

—Yo..— intento hablar, pero solo parace que si abro la boca no voy a parar de balbucear. —Yo... no. .

—Sé que suena mal, lo sé y créeme mi niña
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