Me mordí la uña del dedo pulgar mientras esperaba el retorno de Jacob. Se había demorado lo suficiente como para estar discutiendo con Barry por teléfono. Incluso, para haber bajado al lobby y tener una pelea.
—¡Jacob! —Lo llamé esperando que viniera a la habitación para comprobar que seguía allí. No obtuve respuesta—. ¡Jacob! ¿Estás ahí? —Volví a llamarlo, alzando más la voz, y respondió diciendo «sí, enseguida estoy contigo», lo que me produjo un enorme alivio.
—¿Estás bien?, ¿tienes náuseas? —preguntó alarmado, entrando a la habitación como una ráfaga y apresurándose a venir a mi lado. Tocó mi frente con una mano y con la otra presionó mi pulso, mirándome con preocupación. Fue un error procurarl
Estaba acostada en el sofá de la sala viendo Las Chicas del Cable en Netflix cuando llegó Claire. Ya me había duchado, vestido y secado el cabello para entonces. Lo que más tiempo me tomó fue elegir el atuendo correcto y, luego de un rato moviendo la ropa en mi armario de un lado al otro, elegí jeans raídos y una camiseta blanca de tirantes cuello en v, metida dentro del pantalón. Mi vientre era plano aún, en algunas semanas no podría usar ropa tan ajustada.Me calcé con unas sandalias bajas de tirantes, algo que me pudiera quitar y poner rápido. También me maquillé un poco: colorete, brillo labial y máscara en las pestañas. Ella lo notó y sonrió con picardía, sabía que era por Jacob, nunca me maquillaba cuando estaba en casa.Hablando de él… me escribió un mensaje cuando llegó
Estaba llegando a la oficina cuando Jacob me llamó para darme los buenos días y saber cómo estaba. Le dije que había dormido bien y que solo tenía un poco de náuseas, pero que era normal en las mañanas. Le pregunté por su madre y contestó que pasó una buena noche y que lo más seguro era que la darían de alta en la tarde. Me alegré al saberlo y prometí que iría a visitarla más tarde, cuando saliera del trabajo. Él estuvo de acuerdo y me dijo que estaba de camino a su casa, que tomaría una ducha y descansaría antes de volver al hospital. Nos despedimos y estacioné el auto frente al edificio donde trabajaba.Una vez en la oficina, tuve una reunión con Joel, quien vino a informarme de los avances del caso que investigaba. Él era muy bueno en su trabajo, pero nunca perdía oportunidad de insinuárseme. Era atractivo,
Jacob se acercó, entrelazó nuestros dedos y me besó el dorso con dulzura. Lo miré y vi en sus ojos la emoción que mis palabras le habían inspirado. —Bésala ya, cariño. Sé que quieres hacerlo —pidió Abby a su hijo, pero ni él ni yo queríamos dar un espectáculo delante de ella, así que solo nos miramos y sonreímos, sabiendo que, cuando estuviéramos solos, nos daríamos todos los besos que nos debíamos. —Iré a hablar con el médico para que podamos llevarte a casa —dijo Jacob caminando hacia la puerta—. Y no interrogues a Ava en mi ausencia —advirtió antes de salir, mirándola con las cejas alzadas. Su madre se rio, lo hizo hasta que él cerró la puerta murmurando algo que no alcanzamos a entender. —Nunca lo vi tan feliz que ahora. Estuvo amargado durante mucho tiempo, pero no creo que haya amado a Leah, ella no es una mujer que los hombres amen, es alguien a quien codician, es un trofeo —dijo tomando seriedad, estuvo esperando este momento—. No creas nada de lo que
Cuando Jacob detuvo el auto frente a su casa, mi corazón comenzó a latir ferozmente. Me temblaban las manos y sentía el pecho oprimido. Era presa de los nervios, de las emociones que a duras penas podía ocultar. No sabía qué me pasaba, no era una adolescente inexperta, era una mujer, había estado con otros hombres antes, pero con Jacob todo se sentía diferente, más emocionante, más excitante. Además, se trataba del padre de mi hijo, no era alguien que podía dejar atrás si no funcionaba, él estaría alrededor siempre. Jacob envolvió mi mano con la suya y electricidad recorrió mis dedos y se reflejó entre mis muslos vigor, nublando mis pensamientos. Ya no era una sorpresa para mí que mi cuerpo reaccionara de esa manera, a veces, solo bastaba una mirada suya para incitarme. En silencio, alzó nuestras manos unidas y me besó los nudillos con toques suaves, amables, mientras con el dedo pulgar me acariciaba el dorso, provocándome aún más. Volteé a mirarlo y sentí un vuelco en el es
Ya desnuda, se arrodilló una vez más en el suelo, me acercó a él, posicionando mis nalgas al borde del colchón y mis piernas sobre sus hombros, y sentí su respiración sobre mi pubis. Contuve el aliento. Hazlo, Jacob. Bésame. Y como si hubiera tenido una conexión extrasensorial que le otorgara la capacidad de leerme la mente, llevó sus labios a mi zona más sensible y me besó los labios externos, succionando y lamiendo los internos como un hambriento. Yo me estremecía con cada roce, con cada caricia de sus labios y lengua en mi femineidad, y jadeaba su nombre constantemente, pidiendo más, queriendo más... Y eso obtuve. Su lengua golpeó mi nudo de nervios hinchado una y otra vez e introdujo dos dedos en mi abertura, penetrándome y estimulándome el clítoris al mismo tiempo, llevándome a alcanzar el orgasmo más poderoso que alguna vez haya experimentado. Cuando me recuperé, Jacob bajó mis piernas de sus hombros y sitió mi boca con un beso
No estaba segura de cuánto tiempo había pasado desde que me quedé dormida bajo el cobijo de Jacob. Estuve encantada de que me tuviera entre sus brazos, pero después de algunas horas en la misma posición, me sentía un poco entumecida. Acostumbraba a dormir sola, a mis anchas, y desde que estaba embarazada, me levantaba más de una vez a orinar. Eso fue lo que realmente me despertó. Debía ir al baño, urgente. Intenté salir de debajo de Jacob sin despertarlo, pero apenas me moví, me apretó más a él y susurró que no me fuera. —Jacob, cariño. Necesito levantarme un momento —hablé con urgencia, sentía que me haría pis en la cama si no iba justo en ese instante. —No, quédate conmigo, amor. —Lo haría encantada, pero me urge ir al baño, Jacob. —Está bien, nena, te estaré esperando. —La voz le salió más ronca por el tiempo que llevaba dormido y me pareció de lo más sexy. Ese hombre me tenía embobada y suspirando de amor. Me bajé rápidamente de l
Cuando volví a la cocina, puse mi bolso sobre el desayunador y me senté en el taburete más cercano a Jacob. Él estaba ocupado en la estufa, pero se tomó un segundo para ver en mi dirección y sonreírme, gesto que provocó un alboroto en mi estómago. Estaba perdidamente enamorada de él, ya no había duda alguna. Chasqueé la lengua cuando la pantalla no se encendió. Estaba sin batería. —¿Me prestas un cargador? —Sí, voy por él. —Salió de la cocina y volvió un par de minutos después, me indicó donde conectarlo y siguió cocinando. Cuando finalmente mi teléfono se encendió, comenzó a vibrar y a sonar con las notificaciones de W******p y de mis emails. Claire había escrito en privado preguntando dónde estaba. Respondí que había pasado la noche con Jacob y después leí la conversación que tuvo con Nicole en el grupo que teníamos. Mi prima preguntó por mí, que por qué no respondía los mensajes, y ella le dijo que tenía un problema con mi celular, que es
Para la hora del almuerzo, ya había logrado que el fiscal autorizara la liberación de Marcus. Revisé mi celular y se me alborotó el corazón cuando leí un mensaje de Jacob. Me invitaba a comer con él en un restaurant de la ciudad. Me había escrito diez minutos antes y la palabra en línea aparecía debajo de su nombre en el chat. —Hola, acabo de salir de la comisaría. ¿Dónde nos vemos? —Hola, amor. Te envío la dirección por mensaje. —Perfecto. Nos vemos pronto. —Me subí a mi auto y conduje hasta Chelsea. Jacob me esperaba en la entrada cuando llegué. Caminó hacia mí y me abrazó fuerte, como si me hubiera echado mucho de menos. Yo también lo había extrañado. Nos dimos un beso y después entramos a Mario´s Restaurant, un lugar pequeño pero acogedor, en el que servían la más deliciosa comida italiana, según Jacob. Un mesonero nos dio la bienvenida y saludó a Jacob como quien saluda a un viejo amigo, después nos guio hasta nuestra