Capítulo 29

Jacob se acercó, entrelazó nuestros dedos y me besó el dorso con dulzura. Lo miré y vi en sus ojos la emoción que mis palabras le habían inspirado.

—Bésala ya, cariño. Sé que quieres hacerlo —pidió Abby a su hijo, pero ni él ni yo queríamos dar un espectáculo delante de ella, así que solo nos miramos y sonreímos, sabiendo que, cuando estuviéramos solos, nos daríamos todos los besos que nos debíamos.

—Iré a hablar con el médico para que podamos llevarte a casa —dijo Jacob caminando hacia la puerta—. Y no interrogues a Ava en mi ausencia —advirtió antes de salir, mirándola con las cejas alzadas. Su madre se rio, lo hizo hasta que él cerró la puerta murmurando algo que no alcanzamos a entender.

—Nunca lo vi tan feliz que ahora. Estuvo amargado durante mucho tiempo, pero no creo que haya amado a Leah, ella no es una mujer que los hombres amen, es alguien a quien codician, es un trofeo —dijo tomando seriedad, estuvo esperando este momento—. No creas nada de lo que

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