Volví a enfocarme en mi agenda y, fecha tras fecha, estaba llena de aburrida monotonía: ir a la peluquería, hacer mercado, cita de depilación, día de limpieza general en mi apartamento, lavar mi auto, llevar mis abrigos a la lavandería, salir al cine con Claire, devolver algunos libros… Nada del otro mundo.
Cuando llegué a la fecha, sábado 22 de abril, donde puse “cita con Alessandro” suspiré audiblemente.
Mi vida ha sido tan insípida que hasta mis momentos de placer están planificados.
Para que entiendan, Alessandro no era un hombre, sino un consolador, un objeto de plástico con forma de pene que Claire me regaló en mi cumpleaños treinta cuatro. ¡Ni siquiera lo había elegido yo! ¡Qué deprimente!
Cerré la agenda y resoplé con fastidio. Estaba aburrida, quería ocupar mi mente con trabajo, pero ese era un día de esos que se hacían eternos. ¿No podía ser como otros, cuando no podía ni tomar un respiro?
Miré las flores que me envió Jacob
Mordiéndome la esquina del labio, miré a Jacob durmiendo plácidamente en mi sofá, su respiración acompasada hacía subir y bajar su pecho, sus labios rosados dejaban escapar pequeñas ráfagas de aliento y su rostro se veía sereno. No podía dejar de mirarlo, Jacob era dolorosamente atractivo, un deleite para la vista y un absoluto placer al tacto. Su tentadora piel color crema, con pequeños puntitos claros esparcidos en sus pectorales y abdomen, me invitaban a adorarla con besos, a deleitarme en cada surco y sinuosidad de su tórax. ¡Madre mía! No será nada fácil mantener mis manos alejadas de él. Pero tengo que poder, tengo que ser fuerte y resistir la tentación hasta que esté segura de a dónde va todo esto. Él despertaba en mí sensaciones y emociones inigualables, me hacía perder el juicio con el menor esfuerzo. Solo nos besábamos y yo ya quería arrancarle toda la ropa. Lo miré con embeleso un rato más y, con mucho pesar, fui a la cocina para preparar
Me uní a él en la mesa, ubicada cerca de los grandes ventanales que daban a la avenida. Las cortinas estaban abiertas, de modo que podíamos ver el cielo nocturno y las pequeñas luces de los edificios cercanos centellando. —Bien, es hora de ver qué tan buena cocinera eres. —Me guiñó un ojo de esa forma seductora tan suya y alcanzó el tenedor. Lo miré atenta mientras tomaba una pequeña cantidad y se la llevaba a la boca, saboreándola lentamente—. Umm, está realmente buena —dijo con un gesto de incredulidad. —Oye, no parezcas tan sorprendido —bromeé alzando una ceja. —Pues lo estoy, aparte de mi madre y mi hermana, nadie más había cocinado para mí. Suelo comer cualquier cosa que se pueda calentar en el microondas o pido delivery. —Odio la comida de microondas. Cocinar no es tan difícil, deberías intentarlo alguna vez. —Oh, lo hice, y tuve que usar el extintor de incendios. —Dios mío. —Me reí imaginándolo—. Sabe
—Jacob… ¿No has considerado que el bebé no sea tuyo? No podemos estar seguros de que esa chica haya hecho lo que dijo, las pruebas que envió la clínica no prueban que tú seas el progenitor. —Sí, lo he hecho, pero no hace falta que lleve mi ADN para que sea su padre. Será mío porque lo criaré yo —respondió con tanta certeza que no lo puse en duda. Fue la cosa más dulce que pudo haber dicho. Juro que en ese momento me robó un gran trozo del corazón. —Está bien. —La sonrisa no me cabía en la cara. Sentí que había dejado caer un gran peso al aclarar el asunto de la paternidad con él. También haber escuchado su historia con Leah. Esa mujer no lo merecía. Cuando terminamos de comer, Jacob levantó la mesa y caminó con total confianza a la cocina. Lo seguí y me senté tras el mostrador mientras él se encargaba de lavar los platos y demás utensilios de cocina que utilicé para hacer la pasta. Me mordí el labio mirándolo, mis ojos fijos en su trasero, fantaseando
—Dime que tuvieron sexo caliente todo ese tiempo —preguntó Claire con una sonrisa maliciosa mientras se paseaba por la sala mirando todo como si buscara algún indicio. Vino a mi apartamento cuando le escribí que ya Jacob se había ido. Sus heridas ya habían comenzado a sanar y la inflamación en su cara era menor.—No —giré los ojos.—¿En serio? ¿Nada de nada? —Me miró con asombro y se dejó caer en el sillón—. Mierda. ¿Fue culpa mía?, ¿enfrié las cosas para ustedes cuando aparecí?Me senté en el sofá, frente a ella, donde Jacob se había quedado dormido. Su olor quedó impregnado en la tela y sentí electricidad entre mis piernas.Tan fácil, tan necesitada…—No. Bueno, puede que sí, pero evitaste que hiciera algo que aú
Puse mi móvil en el altavoz y lo dejé sobre la mesita. Me levanté, me quité las bragas y me acosté en el sofá, con el pulso acelerado y la garganta seca.Un trago de vino me vendría bien en este momento. —Ya estoy acostada —pronuncié con un hilo en mi voz, mi respiración haciéndose más pesada, mi corazón latiendo más fuerte…—Alza tu vestido y separa tus piernas —susurró en el tono más seductor e indecoroso que había escuchado alguna vez, excitándome tan mal que estaba ansiosa por comenzar a tocarme—. Ava ¿sigues conmigo?—Sí, sí —dije sin aliento.—Bien, amor. Quiero escucharte mientras lo haces, dímelo todo, habla conmigo.—Okey, okey —suscité nerviosamente—. Doblo lentamente mis piernas y me apoyo en mis t
—Hola —escuché decir cuando comenzaba a despertar, mi corazón acelerándose en reconocimiento. Era Jacob. Estaba acostado a mi lado, en mi cama. Su mano reposaba gentilmente en mi cadera, sus ojos color almizcle me veían con expectación.¿Cuándo llegó? ¿Cómo no me he dado cuenta? ¡Dios! Debo verme horrible, recuerdo muy bien la imagen que me devolvió el espejo en mi primera ronda de arcadas y no era nada alentadora. ¡Voy a matar a Claire!—¿Cómo te sientes? —preguntó moviendo su mano hasta mi cara, acunándola con un gesto cariñoso.—¿Qué… qué haces aquí? —balbuceé sorprendida, mi voz era más ronca de lo que solía ser cuando despertaba, me dolía un poco la garganta y la sentía arenosa, tambi&eacu
Espero no estés enojada, hice lo que creí mejor para ti. ¿Cómo te sientes? Me escribió Claire por WhatsApp.Lo estuve, pero ya te he perdonado. Débil, pero sin náuseas. Jacob está haciéndome desayuno. ¿No es lindo? Si, y también muy atractivo. Mi sobrino o sobrina será el bebé más hermoso que se haya visto. Siiiii. ¿Dónde estás? En la sala de espera de Lockart, tengo mucha mierda que resolver.¿En serio? Estoy orgullosa de ti, Claire. Gracias, no estaría aquí de no ser por ti. Te quiero. Voy a entrar, diviértete con Jacob.Yo también te quiero. Estoy enferma, no va a pasar nada. Incluí un emoji de ojos en blanco.Claire
Me mordí la uña del dedo pulgar mientras esperaba el retorno de Jacob. Se había demorado lo suficiente como para estar discutiendo con Barry por teléfono. Incluso, para haber bajado al lobby y tener una pelea.—¡Jacob! —Lo llamé esperando que viniera a la habitación para comprobar que seguía allí. No obtuve respuesta—. ¡Jacob! ¿Estás ahí? —Volví a llamarlo, alzando más la voz, y respondió diciendo «sí, enseguida estoy contigo», lo que me produjo un enorme alivio.—¿Estás bien?, ¿tienes náuseas? —preguntó alarmado, entrando a la habitación como una ráfaga y apresurándose a venir a mi lado. Tocó mi frente con una mano y con la otra presionó mi pulso, mirándome con preocupación. Fue un error procurarl