Raúl Hoffman.Me siento exultante, finalmente tengo todo lo que anhelo: a Alicia a mi lado y a mi hijo. Pronto, Ally será mi esposa, compartiremos nuestra vida juntos y seremos tremendamente felices los tres.Organicé una cena espectacular para esta noche, donde anunciaremos la noticia ante toda nuestra familia. No puedo dejar de rememorar la noche maravillosa que pasamos anoche. Sus besos, sus caricias y su cuerpo. La amo y la deseo con todo lo que soy, ella ya es mía, ya es mi mujer, mi esposa.Me siento lleno de determinación y seguridad al pensar en Alicia a mi lado. Sus ojos, su sonrisa, cada parte de ella me pertenece. La certeza de que Harry está en la ciudad no me inquieta en lo más mínimo, porque sé que nadie podrá arrebatar lo que es mío por derecho.Anoche, durante nuestra primera noche Alicia se convirtió en mía. Cada momento, cada palabra compartida, selló nuestro vínculo de forma irrevocable. Ahora, más que nunca, sé que ella es mía en cuerpo y alma. No permitiré que nad
Alicia Montero.Me quedé boquiabierta cuando vi a Harry irrumpir en mi cena de compromiso. Su presencia era como una tormenta inesperada en un día soleado. Sus ojos chispeaban con una mezcla de determinación y descaro mientras se acercaba a mí, ignorando las miradas curiosas de los invitados. Además el miserable se atrevió a traerme serenata. ¿Acaso desea que Raúl lo mate?— Buenas noches— Saluda el descarado — Lo siento, pero necesito hablar contigo, Alicia.— declaró, su voz firme pero cargada de emoción. Los murmullos se extendieron por la habitación, pero todo parecía desvanecerse mientras él se plantaba frente a mí. — No puedo creer que estés aquí— murmuré, tratando de contener la mezcla de sorpresa y exasperación que bullía dentro de mí. Harry era como una montaña rusa emocional, trayendo consigo una oleada de recuerdos y sentimientos que preferiría haber dejado en el pasado. — Lo sé, pero esto es importante — insistió, con un brillo desafiante en sus ojos. — Harry, ¿qué
Me desperté envuelta en la calidez de Damon, mi pequeño acurrucado entre mis brazos. Anoche sus ojos curiosos buscaron respuestas sobre su padre, pero decidí desviar la conversación, entre cuentos y caricias, manteniendo su inocencia intacta. La noche en mi departamento había sido tranquila, ya era habitual para él dormir con él.Al amanecer, noté que mi bebé aún dormía, así que me deslicé cuidadosamente fuera de la cama y me dirigí a la cocina. Mientras preparaba los panqueques, el sonido del timbre rompió la tranquilidad de la mañana. Al abrir la puerta, me encontré con Harry, quien entró como si el lugar también fuera suyo, sin previo aviso.—¿Qué haces aquí? ¿Acaso no te cansas de perseguirme? —le espeté a Harry con un dejo de exasperación en mi voz.Él me miró con firmeza y respondió— Jamás me cansaré, pero esta vez no vengo a repetirte lo mucho que te amo. Vengo a decirte que Raúl no es el hombre adecuado para ti. Él no te merece.—Baja la voz, Harry. Damon está aquí —le advertí
Harry Chrysler Han sido varias semanas en las cuales me he intentando acercar a Alicia; sin embargo, no he tenido respuesta. Me evade todo el tiempo. Me estoy volviendo completamente loco al no saber nada de ella.Aunque me consuela saber que tampoco está con Raúl. Faltan menos de dos días para su famosa boda; sin embargo tengo la esperanza de que ella se dé cuenta que Raúl no es para ella y si no lo hace soy capaz de presentarme en la ceremonia y robarmela. Mi mujer jamás será de otro. Tal vez la solución para que se olvidé del pequeño Damon es volverla a embarazar.Estoy parado en medio de mi departamento, el reloj marcando el tiempo que se escapa rápidamente. El sol ya se oculta más allá de los edificios, y me doy cuenta de que estoy a punto de llegar tarde a mi reunión con mi padre. De repente, un sonido insistente rompe el silencio del lugar: el timbre de mi departamento. Mis pensamientos se dispersan por un momento mientras me pregunto quién podría ser a esta hora. Me apresuro
Alicia Montero.Me encuentro observando a Harry mientras duerme profundamente a mi lado. Sus ojos azules brillan suavemente en la tenue luz de la habitación, y su piel suave y ligeramente bronceada me cautiva. No puedo evitar sentirme cautivada por su belleza, una que me ha hechizado desde el momento en que lo conocí.Siento su cuerpo musculoso acurrucado junto al mío, su calor reconfortante me envuelve y me hace sentir protegida. Es el amor de mi vida, el hombre al que siempre he deseado tener a mi lado. Pero mi corazón se divide, porque antes que nada está Damon, mi pequeño, mi razón de ser.Raúl me ha dejado sin alternativa. Si no accedo a convertirme en su esposa, me ha amenazado con quitarme la posibilidad de ver a Damon para siempre. Incluso ha insinuado la posibilidad de llevarse a Damon lejos de mí, y la idea es insoportable. Desde que descubrió mi beso con Harry, Raúl ha cambiado drásticamente su actitud hacia mí. Ya no es el hombre cariñoso y comprensivo que solía ser, y ent
Harry Chrysler.Estoy sentado frente a mi padre en la sala de estar. Su mirada es serena pero llena de preocupación, como si supiera lo que estoy a punto de hacer. La luz tenue de la lámpara de pie crea sombras danzantes en las paredes, añadiendo una atmósfera de tensión al ambiente. Mis manos están entrelazadas, tratando de contener la ansiedad que bulle dentro de mí.Pero yo ya he tomado mi decisión. Mi mente está hecha, y nada de lo que él pueda decir cambiará eso. No puedo soportar más estar aquí, en este lugar que una vez llamé hogar. Cada palabra que sale de su boca me empuja más hacia mi resolución.— Lo siento, papá, pero diga lo que diga, no me voy a quedar. Y te advierto, si te atreves a tocar a Alicia, te juro que te mataré con mis propias manos.— Le advertí.— Harry, entiendo que no soy alguien que admita fácilmente sus errores, pero me he equivocado contigo y con Alicia. Ella es una mujer digna de ti y una digna madre de mi nieto.— Afirma papá.— Por fin lo reconoces, ¿no
Seis años antes.Harry Chrysler.Al llegar a la casa de Alicia, me encontré con una escena desgarradora. Su rostro estaba marcado por el rastro de lágrimas recientes, y su expresión reflejaba una mezcla de angustia y desesperación. No podía evitar sentir un nudo en el estómago al verla en ese estado, preguntándome qué había ocurrido para que estuviera tan visiblemente afectada.Alicia parecía temblar ligeramente, como si estuviera luchando por contener sus emociones. Su mirada perdida revelaba el dolor que había estado sufriendo en silencio. Era evidente que la muerte de su madre había dejado una profunda marca en Alicia, y el hecho de que su propio padre no estuviera ahí para consolarla solo empeoraba las cosas. No soportaba que su familia la lastimará y que ella sintiera lo que yo sentía con mi papá.Únicamente una vez yo la hice llorar cuando ella descubrió que la aposté con Nicolás. Tarde mucho tiempo en recuperarla, pero lo hice.— Bonita, ¿por qué lloras? No tolero verte así —p
Harry Chrysler Abro los ojos con lentitud, luchando contra la neblina que nubla mi mente. Una sensación de desconcierto me envuelve cuando mis pupilas se ajustan a la brillante luz blanca que inunda la habitación del hospital. Mis primeros instintos buscan en vano una pista sobre mi paradero, pero las paredes impolutas y la ausencia de cualquier rastro personal me dejan con más preguntas que respuestas.Una sombra se desliza por el borde de mi visión, y al girar la cabeza, me encuentro con una figura uniformada. Una enfermera, de semblante amable, se inclina sobre mí con una sonrisa alentadora, como si mi despertar fuera una pequeña victoria en su rutina diaria.¿Quién soy? ¿Cómo he llegado aquí? — Tranquilo. Si me estás escuchando, mueve la cabeza o tus manos una vez —pidió la voz que resonaba a su alrededor.— Te escucho perfectamente. ¿Quién mierda eres? ¿Y dónde estoy? —respondo confundido y desorientado.— Sufriste un accidente hace siete meses. Tu carro volcó y así estuviste