Incrédula de que ese beso sea real, Samantha se pellizca de forma disimulada, para confirmar que no se trata de un sueño o de una fantasía.Ella lo empuja para enfrentarlo, pero encontrarse con su mirada fiera la pone muy nerviosa, entonces las palabras se le quedan tascadas en la garganta.—¿Qué sucede? —Él se lame los labios—. ¿No te está gustando? —Le acaricia el cabello.—Me encanta... —responde con una sonrisa tonta, pero de inmediato vuelve en sí y frunce el ceño—. Es decir... ¿Por qué me besaste? —Hace un puchero.Adam chupa el labio que le sobresale y luego le da una pequeña mordida; acto seguido, lo lame como si fuera un caramelo, asimismo, aprovecha la impresión de ella para meterle la lengua dentro de la boca, puesto que esta la ha abierto de forma involuntaria.El cuerpo le reacciona al instante con pequeñas sacudidas, espasmos en el estómago y la pelvis; latidos fuertes, respiración agitada y escalofríos.Samantha trata de seguirle el ritmo, pero dado que no es una expert
Adam esboza un suspiro y cierra los ojos con fuerza, entonces su cuerpo sudoroso y tenso entra en un estado de relajación que le provoca sueño.Samantha, en cambio, se limpia la boca sorprendida, puesto que nunca se hubiera imaginado que sería capaz de llegar tan lejos con un hombre.—¿Te gustó? —Se le recuesta al lado y lo besa en la mejilla.—¡Me encantó! Eres maravillosa en todo lo que haces, mi hermosa Sammy. —Le acaricia los glúteos.De alguna manera, esa acción la hace sentir relajada y feliz, porque le agrada esa intimidad y cercanía que ahora comparten. Ya no hay barreras ni apariencias, como tampoco tiene que ocultar sus sentimientos por él.Lo ama y se lo piensa demostrar sin inhibiciones.—Eres tan lindo que a veces pienso que no eres real —dice mientras traza círculos en el pecho húmedo de él.—¿Es en serio? Porque aquí la linda eres tú. No solo eres hermosa y estás buena, también posees una inteligencia que te hace sobresalir y el corazón más puro de todo el mundo. Nunca
Cinco años después...Adam se sirve una copa y resopla con hastío. Nunca ha soportado a su hermana y cree que eso no va a cambiar, puesto que ya llevan seis años de convivencia y ella no termina de aceptarlo.—¿Por qué te rindes ahora, imbécil? ¿Para hacerme quedar en ridículo? —le reclama la mujer un año menor que él, de cabellera rubia, ondulada y larga; ojos verdes y cuerpo esbelto.—¿Quién te entiende, Cameron? —replica Adam con hastío—. ¿No es lo que querías? Te estoy cediendo la presidencia de la empresa.—¡Exacto! ¡Me la estás cediendo! Ni siquiera vas a dar la batalla. Claro, como sabes que yo ganaré, te rindes para decir que me la diste. ¿Eso te hará sentir superior?—¡Ay, ya, Cam! —se queja su mellizo, Jefferson.Éste, aunque al principio se dejó manipular por su madre para hacerle la vida imposible a Adam, ahora lo acepta y lo defiende, al punto de haberse convertido en su mano derecha.Jefferson, al igual que los demás Fine, posee una cabellera rubia, ondulada y abundante;
Dos meses después...Samantha se sirve café en la cocina de los empleados y se dirige hasta su cubículo; allí es abordada por Tina, una compañera de trabajo del área de diseño.—Parece que los rumores son ciertos, Sam —chismosea mientras se le sienta al lado—. Escuché de fuentes confiables que sí venderán la empresa, después de todo. ¡Ay!, me da un terror. Conseguir un trabajo decente en esta ciudad es muy difícil y yo amo este lugar. No quiero perder mi empleo.—Más rápido lo pierdo yo que tú. Apenas tengo dos meses aquí —se lamenta Samantha.—Chicas, no se adelanten a los acontecimientos —dice un hombre de estatura media, cabello corto y castaño, y mirada miel—. Que vendan la empresa no significa que despidan a sus empleados.—¿De dónde saliste tú? —cuestiona Tina con ojos entrecerrados—. Tienes buenas antenas para el chisme.—Mira quién habla, la reina de la información de pasillo —responde con ironía. Ella le saca la lengua, acción que le provoca una carcajada burlona a él, debido
Samantha sorbe su chocolate y mira a su amiga con una mueca. —Eres rara —dice. Ella muerde su tostada y vuelve a sorber la bebida caliente. —No soy rara, solo selectiva, creo. —Entierra el tenedor en la fruta que se encuentra en su plato—. Quizás nací para estar sola. Es que no logro enamorarme de nadie, me aburro fácil de los hombres. —Debe ser que ninguno llena tus expectativas. Creo que me pasa lo mismo. —Suspira—. Después de lo sucedido con Adam no he podido abrir mi corazón. —Debes superarlo, Sam. Ha pasado mucho tiempo ya. Él de seguro se ha cogido a medio mundo y tú aquí de puritana. Samantha mira a su amiga con ojos entrecerrados. —Si yo soy puritana, entonces tú eres un ángel. Si he tenido más novios que tú. —Pero tus relaciones son más pasajeras que las mías y estoy segura de que no pasas de un beso. —Me acosté con mi último novio, Ari —replica incómoda, al sentirse confrontada. —Mejor dejemos el tema... —balbucea su amiga—. Me aburre hablar de parejas y no sé por qu
Adam recibe a Jimena en su apartamento, quien fue a llevarle un postre para disculparse por el comportamiento que tuvo cuando él regresó de viaje.Un abrazo fuerte y cargado de sentimientos le da a entender a ella que él no está molesto, por el contrario, se alegra de verla porque la ha extrañado bastante.—La vas a asfixiar —comenta Jeff, quien irrumpe en la sala con una sonrisa socarrona.Desde que ella se percata de su presencia, un escalofrío fastidioso le recorre la piel, entonces siente una ira que la hace susceptible a actuar de manera inmadura.—No es tu problema, metiche —profiere ella sin un atisbo de cordura. Él, por su parte, emite un bufido y entorna los ojos, al entender que ella lo sigue viendo como a su rival.—¿Por qué tienes que ser tan grosera, bruja? —le reclama Adam, hastiado de ese extraño comportamiento de parte de su hermana.—Solo digo la verdad. ¿Qué le importa a él la manera en la que me abrazas? —Se cruza de brazos con expresión berrinchuda.—No lo entiendo,
Todos los empleados se mantienen a la expectativa, desde el momento en que escuchan el nombre de su compañera en boca del nuevo jefe y dueño de la agencia.La aludida se queda paralizada y con una sensación gélida en el pecho. ¿Qué debería decir, pensar o hacer? No tiene ni la más mínima idea.—¿Se conocen? —inquiere Jeff, rompiendo el silencio tenso que se ha formado en el abarrotado espacio. Nadie responde nada, entonces el nombre le parece familiar al rubio de ojos esmeraldas, quien recuerda que meses atrás Adam se lo había mencionado—. No puede ser... —masculla, al sospechar de quién se trata.Jefferson mira a Adam con intriga y un poco de diversión, al notar su conmoción y estupor. La ironía de aquel evento le parece graciosa y digna de una novela cliché. ¿Será jefe de su ex?—Tiempo sin vernos, Sammy..., es decir, Samantha —corrige Adam con voz temblorosa.Una emoción extraña le embarga el pecho a ella al volver a escuchar ese apodo. Ese simple “Sammy” provoca que el pasado revi
La tensión se siente en el ambiente, desde que Adam y Jeff entran al salón de festejos. Sus empleados se quedan observándolos en silencio, como si estos fueran unos fantasmas.—¿Por qué todos nos miran de esa forma tan extraña? —les pregunta Jeff con tono divertido—. Ni que fuéramos unos extraterrestres. Sigan disfrutando de nuestra bienvenida con confianza —anima con tono amigable.—Tengo hambre, ¿queda comida? —inquiere Adam para relajar el ambiente.Ellos sonríen como respuesta y los jalan en dirección al buffet, para mostrarles todas las delicias que hay allí. Pronto, los hermanos son rodeados por un grupo de empleados, que se les acercan con la intención y el deseo de hablar con ellos y que estos los conozcan.Entretanto, Samantha y Tina los observan entretenida.—¡Lambiscones! —exclama Tina mientras mira al cúmulo de empleados, quienes rodean a sus nuevos jefes—Déjalos ser —increpa Samantha, al tiempo en que entorna los ojos.—"Déjalos ser" —se burla ella con una vocecilla chil