Adam le abre la puerta de su vehículo a Samantha, pero antes de ponerlo en marcha, llama a su hermano.—Jeff, tuve que hacer una salida y no creo que regrese, así que por favor te pido que te encargues de mi hermana. Bajo ninguna circunstancia dejes que se vaya sola o con el tal Nino. Confío en ti, Jeff_; por favor, cuídame a la bruja.—¿A dónde vas? Sabes lo terca y desquiciada que es ella. ¿Crees que me hará caso?—Estoy seguro de que podrás con ello. Gracias, hermano. —Cierra la llamada sin esperar una respuesta.Jeff se queda con el celular en la oreja por unos segundos, lo que capta la atención del grupo a su alrededor.—¿Qué sucede, Jeff? —inquiere Ariadna preocupada.—El cabrón de Adam se fue y me dejó a cargo de Jimena —responde ido.—¿De mí? ¿Qué se cree ese imbécil para dejarme con un niñero? ¿Acaso soy una chiquilla? —se queja Jimena con cara de indignación.—Lo peor es que me puso a mí de niñero, el maldito cabrón.—Si quieres yo hago ese trabajo por ti —se ofrece Jason co
Ellos despiertan, después de haber dormitado por una hora. Se miran a los ojos con complicidad y una paz que hacía mucho tiempo no habían experimentado. —¿Cómo te sientes? —le pregunta él mientras le acaricia la mejilla derecha. —Relajada y muy feliz —responde con ojitos brillosos y una sonrisa amplia. —Uy, me alegra mucho escuchar eso. ¿Sabes?, también me siento así. Todavía se me hace irreal que estés aquí conmigo, mi amor. —Yo siento que el tiempo no ha transcurrido y que todavía somos esa pareja enamorada, que se entregó el uno al otro sin reservas. Te amo tanto, Adam. —Ella le da un beso casto en los labios. —Hermosa, yo te amo más. —Une sus labios con pasión. Él se le sube encima, dispuesto a consumar eso que no terminaron una hora antes, puesto que no quería hacer nada con prisa. Después de que ambos se estimularon, se quedaron rendidos hasta ese momento. Los dedos escurridizos de él viajan por toda la piel delicada de ella, quien se estremece con cada caricia y esos beso
Adam y Samantha, después de desayunar, se dirigen a la playa que rodea al hotel, donde ellos se encuentran hospedados. Ellos chapotean dentro del agua como si fueran niños pequeños, y corren por la arena entre juegos y risas.—¡Delicioso! —exclama ella cuando prueba el pescado frito que le fue servido.En ese momento, ellos se encuentran sentados en un restaurante que está ubicado en la misma playa, donde ofrecen muchos platos variados de los alimentos marítimos.—Este lugar me está encantando, deberíamos venir más seguido —propone él.—Claro que sí, cariño. Sería genial darnos nuestras escapaditas de vez en cuando.Ellos comen y beben entre conversaciones banales, risas y mimos. Después del almuerzo, pasean por las plazas y centros comerciales cerca de la playa, donde hacen algunas compras. Luego regresan a la playa y se dan varios chapuzones más. Ya cuando va a caer el sol, Adam lleva a Samantha al apartamento que ella comparte con Ariadna, y ambos se despiden con un beso cargado de
Aquella noche, Samantha se queda a dormir en el apartamento de Adam. Ellos, junto a Jeff, preparan personalmente los últimos de detalles de la presentación que se llevará a cabo delante de su posible cliente, Vaki lácteos.Estos ya le habían enviado información acerca de la agencia y de cómo ellos trabajan; asimismo, ellos tuvieron una reunión acerca de lo que la agencia les podía proveer.Con información dada de parte del cliente, el equipo de publicidad planeó una propuesta de campaña publicitaria, que se ajustara a las necesidades de ellos, dirigida al objetivo principal de que la empresa láctea aumente sus ventas, puesto que ellos se lo pidieron.Debido a que, la agencia que es competencia de JK publishing, también les propuso hacerles la campaña publicitaria; por tal razón, Vaki lácteos los puso a competir y, el proyecto que más los convenza, es el que escogerán. De esa forma, serían justos al hacer contrato con la agencia ganadora.Samantha y Adam se van a la cama y, después de
Jeff conduce en dirección a un bar que no queda lejos del apartamento. Estaciona el vehículo y se apresura a entrar. Necesita distraerse de todos sus problemas, en especial de uno que tiene nombre y apellido.Él se sienta frente a la barra y pide su trago, entonces menea la cabeza al ritmo de la música tropical. De inmediato, los recuerdos de aquel baile en la cocina se aglomeran en su mente, entonces una incomodidad dolorosa se le instala en el pecho.—Conejita, ¿acaso tiene lógica lo que siento por ti? Ni siquiera hemos compartido como personas civilizadas, a excepción de ese baile. ¿Por qué me gustas tanto?Piensa en Ariadna y en lo mucho que ha avanzado su relación con ella, mas ese vacío y sabor insípido sigue presente cuando está junto a ella.«Ni siquiera tener sexo se siente excitante ya», piensa frustrado.De momento, los pasos de baile de una mujer captan su atención, debido a la destreza que denota.—Jimena... —musita ido—. Esto debe ser una mala jugada del destino, carajo
Adam se levanta angustiado aquel día. Supone que se debe a todos los sucesos de la agencia, por lo que decide tomarse la mañana libre e ir a visitar a su madre.Siempre que se siente de esa manera, ella le sirve de refugio. Sus palabras dulces y llenas de amor son como un bálsamo a sus preocupaciones, que lo sanan y lo renuevan.Cuando llega a la casa donde se crio, su madre lo recibe con un caluroso abrazo que dura más de la cuenta.«Mamá siendo mi mamá», piensa ufano.Bien sabe que ella ya presiente lo que este necesita, por lo que atribuye ese abrazo, cargado de sentimientos y largo, a ese instinto de madre.—Ven, mi amor, vamos a tomarnos un café mientras ella termina de preparar el desayuno.Ellos, después de que llenan sus tazas con la bebida cafeinada, se sientan en el patio para admirar la hermosa mañana, que al parecer será soleada.—¿Cómo va todo, mi amor? —Ella rompe el silencio e inicia la tan esperada conversación.—Extraño... —musita, luego sorbe de su taza.—Supe que re
Samantha mira a su alrededor aterrorizada. Aquel lugar luce tan tenebroso como las dos personas frente a ella.El frío, el hambre y la incomodidad es lo que menos le preocupa en ese momento, puesto que teme a que esas personas le hagan daño.Bárbara se acerca a ella con esa sonrisa malvada que le hela los huesos. No puede evitar preguntarse cómo una madre puede ser capaz de hacerle tanto daño a su propia hija.Amordazada y amarrada, sin haber bebido ni comido nada, Samantha se marea por ratos y dormita, pero despertar en ese infierno es una pesadilla para ella.Mira a su supuesta madre y empieza a llorar, no solo por el dolor que le está causando en ese momento, también por todo el daño que le hizo desde que su padre murió.«Papá...», piensa melancólica.—Querida, Samantha, tan ingenua como siempre. ¿De verdad te creíste esa estupidez de que yo estaba enferma? No, querida. Verás, solo fue una manipulación para que vinieras aquí y poder vengarme por todo lo que me has hecho.»Por tu cu
Adam camina por en medio del campus con el pecho erguido y un aire de superioridad que oculta sus demonios internos. Durante su andar, se gana las miradas de deseo, envidia y admiración de los presentes. Siempre ha sido el tipo popular con quien todas quieren ligar y con quien los chicos buscan tener una amistad cercana. Posee el porte y carisma del típico galán rubio, de ojos celestes y cabello abundante. Sumándole a esto, el cuerpo atlético y la buena altura, que es el resultado del tiempo que le dedica al gimnasio varios días a la semana y a sus caminatas matutinas; sin embargo, gran parte de su buen estado físico se lo debe a su deporte favorito, el skateboarding. —Hola, rubito —lo saluda su mejor amigo, con quien choca los puños. —¡Qué tal, Adolfino! —le devuelve el saludo. Menciona el segundo nombre para molestarlo, puesto que sabe que él lo odia con todas sus fuerzas. —¡Qué cabrón! Dizque “Adolfino” —se burla Jason, el tercer chico del grupo, y ríe a carcajadas porque sabe q