Hola, mis hermosas. Queria pedirles que me dejen sus comentarios. Aunque no lo crean eso motiva muchismo a nosotros los escritores. Espero les este gustando la historia de Catherine y Lucian.
Después de que se fue, Catherine sintió que todas sus fuerzas estaban agotadas y miró a Sergio con una expresión complicada.—Sergio, yo ... — Ella quería explicarse por lo de hace un momento.—Cat, no me expliques. Trata de descansar. Lo necesitas.Para Sergio hubo un estallido de amargura en su corazón, conocía los sentimientos de ella por Lucían, sabía que sus palabras de hace un momento no eran reales. Pero, aun así, escucharlo de sus labios lo emociono.—¿Has pensado en un nombre para la niña?—Todavía no — Catherine negó — Pero, me gusta el nombre Isabella, mientras la llamaré Belle.Sergio pensó que sería bueno que la llamaran Belle, le hacía honor a la niña, significa 'Bella' miró a Catherine no pudiendo evitar preguntar.—¿Por qué estás con Lucían?—No lo menciones — La experiencia de Catherine hoy es absolutamente aterradora —Hoy, estaba realmente muerta de miedo. Tenía hambre y baje para comer, Lucían también estaba en el ascensor, luego se descompuso y quedamos atrapados, u
Después de entrar a la cafetería, Natalia no se apresuró a hablar, pidió dos tazas de café, cruzó las manos elegantemente frente a él y miro atentamente el rostro de Lucían.—Escuché de tu nuevo puesto como director del Ministerio de Comercio, felicitaciones.Lucían no respondió, será transferido al Ministerio de Comercio la próxima semana y la orden de transferencia aún no se ha vuelto oficial, y Natalia sabía. «¿Quién es esta mujer?»—Gracias. — Sin cambiar su expresión, tomó un poco de café y miró a la persona frente a él. Eran las mismas miradas, la misma fragancia y hasta los modales. Pero, podía decir a ciencia cierta, que la persona frente a él no era Franchesca.—¿Dijiste la última vez que tienes una hermana gemelaSu tono era tranquilo y su expresión era fría. La expresión de Lucían no dejaba entrever sus pensamientos.—Sí — Natalia asintió, un poco divertida — ¿Viniste a mí solo para preguntar eso?—No — respondió calmado y miró directamente a sus ojos. —Hasta donde yo sé, la
Lucían salió del café y encendió su auto y se alejó. Cuando el auto pasó por una tienda departamental de artículos de bebe, de repente pisó el freno y encontró un lugar para estacionar el auto.El empleado vio entrar a Lucían y lo saludó.Bienvenido, Señor... ¿Hay algo en lo que pueda ayudar?Lucían, pensó en esa carita, rosa, su cabello dorado, y la expresión de su cara fue instantáneamente más suave, le dijo al empleado —Bebé recién nacido. ¿Qué necesito?—¿Recién nacido? — El empleado asintió, expresando comprensión, y llevó a Lucían al área de exclusiva. Entonces, miró todo lo lindo y útil y los compró todos.—Señor, ¿quiere que envíe el paquete por usted? — El empleado arregló y empacó los suministros para bebés, mirando a Lucían.—No. Lo llevaré yo mismo — Después de pasar su tarjeta, Lucían llevaba esas siete u ocho bolsas de papel, que lo hacían parecer un poco divertido. Él mismo no entendía su acciones, saco las bolsas de la tienda, subió a su auto y se fue.…………Cuando Cathe
La bebé, dejó de llorar en cuanto comió la leche puso su manita sobre el pecho de su madre. Catherine percibía que los ojos de Lucían no se apartaban de ella. «¡Te odio! ¡Eres un descarado!» Levantó la cabeza y le lanzó una mirada enojada. Quería reclamarle, pero se sorprendió por la expresión de su rostro. Los ojos de Lucían no estaban sobre ella. En cambio, miraba a su hija, la pequeña bebé comía por instinto mientras hacía sonidos y mantenía sus ojos cerrados. El miró con atención y las comisuras de sus labios se elevaron, revelando una bonita sonrisa. «Esa mirada… esa sonrisa. ¿Lucían estaba sonriendo?» Esta, era la segunda vez que lo hacía, pero era esa sonrisa lo que alertaba a Catherine, desde que lo conoce ha sido frío y distante con ella y le ha dejado claro que nunca aceptaría un hijo que naciera de su persona. Primero se congelaría el infierno, antes de que Lucían amara algo que haya venido de ella. Pero ahora, no hay frialdad ni impaciencia en su rostro. Sus ojos eran
Los ojos de Catherine se abrieron con sorpresa viendo a Lucían allí. El no pareció darse cuenta de que ella estaba despierta, sentado en el borde de la cama, mirando a la pequeña bebe en la cuna. «Pequeña Princesa». Decía en su mente. El bebé todavía dormía Lucían no tomó ninguna otra acción, solo la miraba tiernamente. Sus mirada era insondable y no se podía saber lo que estaba pensando. Pero la expresión suave de su rostro era algo que Catherine nunca había visto antes. Un poco de tristeza llenó su corazón. Nunca pensó que algún día podría tener el hijo de Lucían, no después de que dijo que nunca la tocaría en esta vida, y todo lo que ella podía tener era el título de Sra. Landong. Cada vez que veía a esos bebés rosados y tiernos, sentía envidia. También quería un hijo propio. Recordó las innumerables veces que uso ropa sexy para conquistar y lo único que obtuvo, fue su desprecio y rechazo. Incluso le dijo que, si estaba tan necesitada, podía ir a la cama de otros hombres. Lo
Todo antes del nacimiento no se cuenta. Y cuando nace un niño, es una vida, una autoconsciencia. Una vida que crecerá lentamente en el futuro. No puede simplemente dejarlo ir. Mirando esa pequeña bebé parte de él, no tuvo forma de convencerse de dejarla ir. —Ella ha nacido y es mi hija. —Sí, una hija que no querías — Catherine ahora es madre, todo ha cambiado. Nada en este mundo se puede comparar con la posición de una hija en su corazón. Ese es su tesoro, su vida. Y ella no permitirá que nadie, especialmente Lucían, se lo quite. —No la quería sí. Antes de que naciera, eso no podía contarse como una vida. Es solo un embrión. No lo vi, naturalmente no lo sentí. Pero es diferente después del nacimiento. Ahora es una vida. —¡Ja! —resopló ella con frialdad, sabiendo el propósito de Lucían, dijo —Lucían, a menos que me mates, nunca te dejare llevarte a mi hija. Después de esto, no se olvidó de agregar. —Además, aunque es pequeña, no es estúpida. Sabe quién es bueno con ella y quién n
—No — Catherine negó, esto no se trataba de Lucían, pero no podía hablar. Solo tenía miedo de lo que pudiera hacer Lucían, finalmente dijo en voz baja—Sergio. Él quiere a mi hija.No es que no quiera olvidar a Lucían, sino que él ahora aparece frente a ella, recordándole constantemente que alguna vez fue estúpida. Una tonta.Ahora podía darse cuenta, había sido tonta, estúpida y finalmente herida, y no quería que Sergio terminara como ella. Siente tristeza en su corazón porque sus palabras lo apuñalan sin compasión.Sergio condujo el coche en silencio durante un rato, hasta que finalmente pregunto —Si él quiere a la niña, ¿se la darás?—No — Ella negó, su decisión es firme — Por supuesto, que no le daré a mi hija.—¿Entonces que harás? — Sergio suspiro — Catherine, solo quiero que seas feliz. Si te casas conmigo, te daré la felicidad. Confío en que puedo darte todo. No te pediré que me ames, siempre y cuando me dejes amarte.—Sergio... — Las manos de Catherine se retorcían una a otra.
Ella se sorprendió y miro el rostro del dueño de esas manos «¿Lucían?» Mirando detrás de él, no había nadie. Arqueó las cejas, instintivamente infeliz. —¿Qué estás haciendo aquí? El miró a Catherine. Llevaba conjunto de pijamas de algodón, con el pelo un poco desordenado recogido en un moño. Sus ojos lo miraban con infelicidad y desdén, como si estuviera infortunada de verlo. Sin embargo, pensó «¿Que me importa si es infeliz o no? ¿Y, además, porque la estoy detallando?» «¿Es infeliz al verme?» Catherine parpadeó y la infelicidad desapareció, reemplazada por una mirada defensiva — ¿Quién te dejo entrar en mi casa y lo que es peor, que haces en mi habitación? —No deberías estar levantada y menos abrir ventana, las corrientes de aire son frías y malas… ¿Acaso quieres enfermarte? Catherine sacó su mano de la de Lucían con una expresión burlona. —¿Desde cuándo te preocupa mi salud? Hasta donde se podría morirme hoy y tu permanecerías impasible. Él se veía serio y no quiso pelear c