Lucían salió del café y encendió su auto y se alejó. Cuando el auto pasó por una tienda departamental de artículos de bebe, de repente pisó el freno y encontró un lugar para estacionar el auto.El empleado vio entrar a Lucían y lo saludó.Bienvenido, Señor... ¿Hay algo en lo que pueda ayudar?Lucían, pensó en esa carita, rosa, su cabello dorado, y la expresión de su cara fue instantáneamente más suave, le dijo al empleado —Bebé recién nacido. ¿Qué necesito?—¿Recién nacido? — El empleado asintió, expresando comprensión, y llevó a Lucían al área de exclusiva. Entonces, miró todo lo lindo y útil y los compró todos.—Señor, ¿quiere que envíe el paquete por usted? — El empleado arregló y empacó los suministros para bebés, mirando a Lucían.—No. Lo llevaré yo mismo — Después de pasar su tarjeta, Lucían llevaba esas siete u ocho bolsas de papel, que lo hacían parecer un poco divertido. Él mismo no entendía su acciones, saco las bolsas de la tienda, subió a su auto y se fue.…………Cuando Cathe
La bebé, dejó de llorar en cuanto comió la leche puso su manita sobre el pecho de su madre. Catherine percibía que los ojos de Lucían no se apartaban de ella. «¡Te odio! ¡Eres un descarado!» Levantó la cabeza y le lanzó una mirada enojada. Quería reclamarle, pero se sorprendió por la expresión de su rostro. Los ojos de Lucían no estaban sobre ella. En cambio, miraba a su hija, la pequeña bebé comía por instinto mientras hacía sonidos y mantenía sus ojos cerrados. El miró con atención y las comisuras de sus labios se elevaron, revelando una bonita sonrisa. «Esa mirada… esa sonrisa. ¿Lucían estaba sonriendo?» Esta, era la segunda vez que lo hacía, pero era esa sonrisa lo que alertaba a Catherine, desde que lo conoce ha sido frío y distante con ella y le ha dejado claro que nunca aceptaría un hijo que naciera de su persona. Primero se congelaría el infierno, antes de que Lucían amara algo que haya venido de ella. Pero ahora, no hay frialdad ni impaciencia en su rostro. Sus ojos eran
Los ojos de Catherine se abrieron con sorpresa viendo a Lucían allí. El no pareció darse cuenta de que ella estaba despierta, sentado en el borde de la cama, mirando a la pequeña bebe en la cuna. «Pequeña Princesa». Decía en su mente. El bebé todavía dormía Lucían no tomó ninguna otra acción, solo la miraba tiernamente. Sus mirada era insondable y no se podía saber lo que estaba pensando. Pero la expresión suave de su rostro era algo que Catherine nunca había visto antes. Un poco de tristeza llenó su corazón. Nunca pensó que algún día podría tener el hijo de Lucían, no después de que dijo que nunca la tocaría en esta vida, y todo lo que ella podía tener era el título de Sra. Landong. Cada vez que veía a esos bebés rosados y tiernos, sentía envidia. También quería un hijo propio. Recordó las innumerables veces que uso ropa sexy para conquistar y lo único que obtuvo, fue su desprecio y rechazo. Incluso le dijo que, si estaba tan necesitada, podía ir a la cama de otros hombres. Lo
Todo antes del nacimiento no se cuenta. Y cuando nace un niño, es una vida, una autoconsciencia. Una vida que crecerá lentamente en el futuro. No puede simplemente dejarlo ir. Mirando esa pequeña bebé parte de él, no tuvo forma de convencerse de dejarla ir. —Ella ha nacido y es mi hija. —Sí, una hija que no querías — Catherine ahora es madre, todo ha cambiado. Nada en este mundo se puede comparar con la posición de una hija en su corazón. Ese es su tesoro, su vida. Y ella no permitirá que nadie, especialmente Lucían, se lo quite. —No la quería sí. Antes de que naciera, eso no podía contarse como una vida. Es solo un embrión. No lo vi, naturalmente no lo sentí. Pero es diferente después del nacimiento. Ahora es una vida. —¡Ja! —resopló ella con frialdad, sabiendo el propósito de Lucían, dijo —Lucían, a menos que me mates, nunca te dejare llevarte a mi hija. Después de esto, no se olvidó de agregar. —Además, aunque es pequeña, no es estúpida. Sabe quién es bueno con ella y quién n
—No — Catherine negó, esto no se trataba de Lucían, pero no podía hablar. Solo tenía miedo de lo que pudiera hacer Lucían, finalmente dijo en voz baja—Sergio. Él quiere a mi hija.No es que no quiera olvidar a Lucían, sino que él ahora aparece frente a ella, recordándole constantemente que alguna vez fue estúpida. Una tonta.Ahora podía darse cuenta, había sido tonta, estúpida y finalmente herida, y no quería que Sergio terminara como ella. Siente tristeza en su corazón porque sus palabras lo apuñalan sin compasión.Sergio condujo el coche en silencio durante un rato, hasta que finalmente pregunto —Si él quiere a la niña, ¿se la darás?—No — Ella negó, su decisión es firme — Por supuesto, que no le daré a mi hija.—¿Entonces que harás? — Sergio suspiro — Catherine, solo quiero que seas feliz. Si te casas conmigo, te daré la felicidad. Confío en que puedo darte todo. No te pediré que me ames, siempre y cuando me dejes amarte.—Sergio... — Las manos de Catherine se retorcían una a otra.
Ella se sorprendió y miro el rostro del dueño de esas manos «¿Lucían?» Mirando detrás de él, no había nadie. Arqueó las cejas, instintivamente infeliz. —¿Qué estás haciendo aquí? El miró a Catherine. Llevaba conjunto de pijamas de algodón, con el pelo un poco desordenado recogido en un moño. Sus ojos lo miraban con infelicidad y desdén, como si estuviera infortunada de verlo. Sin embargo, pensó «¿Que me importa si es infeliz o no? ¿Y, además, porque la estoy detallando?» «¿Es infeliz al verme?» Catherine parpadeó y la infelicidad desapareció, reemplazada por una mirada defensiva — ¿Quién te dejo entrar en mi casa y lo que es peor, que haces en mi habitación? —No deberías estar levantada y menos abrir ventana, las corrientes de aire son frías y malas… ¿Acaso quieres enfermarte? Catherine sacó su mano de la de Lucían con una expresión burlona. —¿Desde cuándo te preocupa mi salud? Hasta donde se podría morirme hoy y tu permanecerías impasible. Él se veía serio y no quiso pelear c
Catherine quería retirarse, pero él no la dejaba hacerlo. La tenía sujeta con sus manos. «¿Qué le pasa?»Las palabras no podían salir, estaba muy cerca de él, tan cerca que incluso podía ver sus pestañas con claridad. La respiración se hizo urgente y acelerada. Ella quería retroceder, trato de quitar sus manos y moverse, pero no tuvo éxito. El solo la miraba fijamente.—Catherine — Viendo la inquietud y el disgusto por el en sus ojos. Las cejas de Lucían se torcieron levemente y la emoción desagradable volvió atravesar su corazón.—Ya dije todo lo que tenía que decir, vete — Estaba realmente incómoda. Ha hecho todo lo posible por olvidarse de él, pero ahora viene y aparece a su alrededor constantemente. «¿Cómo puede lograrlo, si está tan cerca?»Catherine podía escuchar el sonido de sus propios latidos. Que cada vez eran más rápido. No podía soportarlo más.—Catherine... — la llamo con voz rasposa.Lucían se acercó a ella, las dos personas ahora estaban cara a cara, y la distancia era
Dos horas antes… Lucían miró el collar en su mano. El rostro de Natalia brilló en su mente. Ella vino deliberadamente a su oficina ayer y dejó este collar. «¿Porque está en sus manos?» Siempre ha estado convencido de que ella no podía ser Franchesca. Pero ahora de repente se sintió inseguro. Su rostro es el de Franchesca, su voz, modales. Todo en ella es igual. Si ella es Franchesca, ¿por qué se siente como una persona diferente? Si no es, entonces debe saber dónde está, y haber estado con ella antes, de lo contrario es imposible que ella tenga este collar. Las preguntás se acumularon, haciendo aún más esto un misterio. No le gustaba no tener respuestas, quería saber de una vez por todas que pretende esta mujer. Sacó el celular e hizo dos llamadas. Dejaría que su gente investigue a Natalia nuevamente. Colgó el teléfono, y sus ojos se sintieron atraídos por la cara rosada en la pantalla. Quería reír, nunca había sido una persona cálida. Pero no podía resistirse a la pequeña perso