Scarlett
El aire huele a tierra húmeda y a sangre. La batalla ha terminado, pero la victoria sabe amarga. Elijah ha sido derrotado, pero no sin dejar una marca imborrable en la manada. El suelo está lleno de cuerpos, algunos amigos, otros enemigos. Me cuesta respirar al ver a tantos de los nuestros caídos. La guerra siempre tiene un precio, y hoy lo hemos pagado en carne y alma.—Lo logramos —susurra Dante a mi lado, su voz baja, casi incrédula.Miro a mi alrededor. Sí, hemos ganado, pero no se siente como una victoria completa. Cada pérdida es un peso sobre nuestros corazones. La manada ha sobrevivido, pero ha cambiado para siempre. Ahora, nos toca reconstruir.Dante se arrodilla junto a uno de los caídos, un joven lobo al que habíamos conocido hace apenas unas semanas. Su expresión se endurece mientras cierra los ojos del muchacho, ofreciéndole una última despedida silenciosa.—Perdimos demasiado, Scarlett —dice sin mirarme. Su voz estáScarlett La tensión entre Dante y yo sigue tan densa como una tormenta que nunca termina de desatarse. Acordamos trabajar juntos, pero cada conversación con él es una batalla silenciosa, un juego peligroso de sospechas y heridas abiertas. Siento como si caminar sobre hielo delgado fuera parte de mi rutina diaria, y aunque quiero mostrarle que puede confiar en mí, no sé si él está dispuesto a permitírmelo. Observo a Dante desde lejos mientras organiza a la manada. Cada instrucción que da es precisa, controlada. Él tiene una habilidad natural para liderar, pero también mantiene una distancia emocional que me frustra. Puedo entender por qué se protege, especialmente con su historia de traiciones, pero no sé cuánto más puedo soportar esta barrera entre nosotros. —¿Cuánto tiempo más me vas a seguir viendo como una amenaza? —le suelto cuando ya no puedo contenerlo más. Dante levanta la mirada lentamente, sus ojos sombríos pero firmes. —No es tan fácil olvidar lo que pasó. Cada pa
Scarlett Las tensiones en la manada están lejos de disiparse, pero sé que no podemos perder más tiempo. La amenaza de Elijah sigue latente, y cada minuto sin prepararnos nos acerca más al desastre. Así que, sin esperar el visto bueno de Dante, decido tomar el control de los entrenamientos. —Hoy no hay margen para errores —anuncio mientras camino por el claro, con los ojos puestos en cada lobo—. Si queremos sobrevivir, debemos aprender a pelear como una unidad. Los lobos se colocan en posición, algunos con dudas en la mirada, pero la mayoría parece dispuesto a seguirme. Organizo el grupo en parejas para practicar ataques y defensas rápidas. Debemos estar listos para cualquier eventualidad; Elijah no dará tregua. Mientras observo los avances, siento una mirada fija sobre mí. No necesito voltear para saber quién es. Dante está al borde del claro, con los brazos cruzados y una expresión escéptica. Después de unos minutos, no puede evitar intervenir. —¿Estás segura de que este enfoqu
DanteLa noche es fría, y el silencio del bosque pesa como una sombra entre nosotros. Scarlett y yo estamos sentados junto a una fogata, la única fuente de luz en esta oscuridad. El día ha sido largo y agotador, pero lo que más me consume no es el cansancio, sino la tensión que se ha vuelto constante entre los dos.La observo en silencio, con el rostro iluminado por las llamas. Siempre parece tan segura, pero ahora hay algo diferente: un brillo en sus ojos que me hace preguntarme qué esconde detrás de esa fachada de fuerza.—¿Por qué me miras así? —pregunta, rompiendo el silencio sin apartar la mirada.Me encojo de hombros, buscando una respuesta que no delate demasiado.—Intento averiguar en qué momento te volviste tan importante.Ella se ríe, pero hay algo triste en su sonrisa.—Nunca quisiste que fuera así, ¿cierto?La pregunta se queda flotando entre nosotros, directa y dolorosa. No respondo de inmediato, porque la verdad es complicada. Nunca quise que ella se convirtiera en algui
Dante El sol apenas ha salido cuando uno de los exploradores irrumpe en la cabaña. Su rostro pálido y respiración entrecortada nos dicen todo lo que necesitamos saber antes de que hable. —Elijah… se está reorganizando. Sus hombres se han reunido cerca del río del norte. Están planeando un ataque —informa con urgencia. Un escalofrío recorre mi espalda. Sabía que el regreso de Elijah era inminente, pero escuchar la confirmación hace que el peligro sea tangible. No hay tiempo para dudas ni errores. La manada depende de cada decisión que tomemos de aquí en adelante. Marcus, que estaba de pie junto a la puerta, no tarda en intervenir, como siempre lo hace. —¿Qué tan seguros estamos de que esta información es fiable? —pregunta con un tono que parece inofensivo, pero es evidente que lleva una intención más oscura. Sé lo que va a decir antes de que lo diga. —¿Y si Scarlett tiene algo que ver con esto? —añade, mirando alrededor como si buscara apoyo entre los miembros de la manada. Mi
Scarlett El ambiente dentro de la manada se ha vuelto espeso, como si todos esperaran que algo estalle en cualquier momento. Pero nada nos prepara para lo que encontramos hoy. Durante la patrulla de la tarde, un grupo de exploradores trae a un hombre encapuchado, maniatado y cubierto de heridas. Lo arrojan frente a Dante y a mí. —Lo encontramos cerca del límite norte. Estaba intentando enviar un mensaje —informa uno de los exploradores. El hombre intenta esconder su rostro, pero al quitarle la capucha, mi corazón se congela. Es Derek, uno de los miembros más antiguos de la manada. —¿Derek? —murmuro, incrédula. No puedo creer que alguien tan cercano a nosotros pudiera traicionarnos. Él nos lanza una mirada desafiante, pero hay miedo en sus ojos. Sabe que ha sido descubierto. —Habla ahora, y tu castigo será menos severo —gruñe Dante, sus ojos brillando con la furia contenida de un líder traicionado. Derek escupe sangre y sonríe con amargura. —Elijah ya sabe lo que necesitaba sa
Dante El silencio de la noche nunca ha sido más pesado. Afuera, la brisa nocturna agita las copas de los árboles, pero dentro de la cabaña el aire es sofocante, cargado de expectativas y miedos. Scarlett está sentada en el borde de la cama, esperando que hable. En mi mano, sostengo la carta que lo cambiará todo. Elijah, astuto como siempre, no ha venido personalmente. En su lugar, ha enviado este mensaje. La letra es precisa, cada palabra calculada para sembrar discordia. Mientras leo en voz alta, la promesa en la carta parece hundirse más y más en mi mente. —“Dante, esta es tu última oportunidad: aléjate de Scarlett. Si insistes en mantenerte a su lado, tu manada pagará el precio. No tengo problema en destruir todo lo que amas. Haz lo correcto. Libérala o sufrirán todos.” Cuando termino de leer, doblo la carta con manos temblorosas. Scarlett no dice nada al principio, pero la tensión en sus hombros se vuelve más
Narrado por ScarlettLa tensión en la sala se siente como un hilo a punto de romperse. Cada mirada que recibo está cargada de escepticismo y miedo. La amenaza de Elijah no es algo que podamos ignorar, pero tampoco podemos seguir esperando a que nos alcance. La única opción es adelantarnos a su jugada.—Tenemos que atacar primero —digo, rompiendo el silencio aplastante.Mi voz es firme, pero puedo sentir la oleada de dudas que recorre la sala. Dante está a mi lado, aunque incluso él parece incómodo ante mi propuesta. Pero esta es nuestra mejor opción. Elijah cree que va un paso adelante, pero si logramos sorprenderlo, podríamos desmantelar su emboscada antes de que la ponga en marcha.—¿Adelantarnos? —pregunta Marcus con una carcajada amarga—. Eso es suicidio. No sabemos cuántos aliados tiene Elijah ni dónde está escondido exactamente.Sus palabras encuentran eco en algunos miembros de la manada. Veo las miradas preocupadas, los murmullos de incertidumbre que se esparcen como un virus.
Narrado por ScarlettEl aire está cargado de una tensión espesa. La calma que nos rodea se siente antinatural, como si el entorno supiera que algo oscuro se avecina. A pesar de la confianza que proyecto ante la manada, no puedo sacudirme la sensación de que las cosas están a punto de torcerse. El plan que Dante y yo diseñamos es arriesgado, pero si funciona, podríamos adelantarnos a Elijah y frustrar su emboscada antes de que él lo espere.Los miembros de la manada aguardan en silencio, inquietos. Cada uno sabe que la supervivencia depende de que todo salga bien. Marcus pasa junto a mí con una mirada dura, como si aún dudara de mi lealtad, pero no digo nada. No hay tiempo para disputas internas ahora. Respiro hondo, intentando controlar los latidos acelerados de mi corazón. Dante está cerca, revisando los últimos detalles con los exploradores. Me basta verlo allí, enfocado, para calmar un poco mi mente.De repente, un aullido corta el aire. Es la señal de uno de los vigías. El ataque