Scarlett
La tensión en la manada es palpable, como una cuerda a punto de romperse. He pasado los últimos días sintiendo la desconfianza en cada mirada, en cada murmullo que los lobos creen que no puedo escuchar. Dante intenta mantenerse firme, pero sé que esto lo está afectando más de lo que deja ver. Lo conozco lo suficiente para notar que la incertidumbre lo carcome por dentro. Y ahora, escondida detrás de unos arbustos, escucho cómo todo se desmorona más rápido de lo que imaginaba.Marcus, su propio hermano, está organizando una reunión en secreto. Lobos de la manada se agrupan a su alrededor, y sus palabras me perforan como cuchillas.—Dante está perdiendo el control —dice Marcus, con la voz baja pero llena de convicción—. Está demasiado distraído con Scarlett, y esa debilidad nos puede costar caro. No podemos dejar que su apego nos lleve a la ruina.Mis manos se aprietan en puños. Estoy furiosa, pero también asustada. He visto cómo las grietaDante El peso del pasado cae sobre mí como una tormenta inesperada. Los recuerdos que durante tanto tiempo he mantenido enterrados finalmente se desbordan, arrasando todo a su paso. No sé si fue la cercanía de la traición de Marcus o mi creciente vínculo con Scarlett lo que rompió las barreras que había construido. Pero ahora los fragmentos de mi memoria se ensamblan como piezas de un rompecabezas cruel. Y lo veo todo: la razón por la que no confío, por qué siempre mantengo a los demás a distancia. Estoy en medio de la sala, con los ojos cerrados, mientras la verdad se despliega en mi mente como una herida abierta. Ella se llamaba Helena. En aquel entonces, creía que el amor que compartíamos sería suficiente para desafiar cualquier amenaza. Mi confianza en ella era absoluta, pero esa confianza me cegó. No vi las señales a tiempo. No vi la traición hasta que fue demasiado tarde. Re
ScarlettEl silencio de Dante me destroza más de lo que podría admitir. Sé que lo que él siente es real, pero sus miedos lo mantienen encadenado al pasado. Y ahora estoy sola, sin él, en una manada donde muchos me miran como una extraña, incluyendo a Marcus. Cada día que pasa aquí sin su apoyo es como una batalla interna que no sé si puedo seguir librando.Por un momento pienso en irme. Podría alejarme de todo esto, dejar atrás a la manada, a Dante, y buscar una nueva vida. Pero esa idea no se siente bien. No soy de las que huyen. Sé que si me voy, dejaré a estos lobos en manos de Marcus, y lo que él representa no es un futuro seguro. Él solo busca poder, y la manada terminará destrozada si lo consigue. No puedo permitírselo.Si Dante no está listo para liderar, entonces alguien más tiene que hacerlo. Y ese alguien voy a ser yo.Camino hacia el bosque para despejar mi mente, pero los pensamientos giran sin control en mi cabeza. Sé que tomar el liderazgo no será fácil. La mayoría aquí
ScarlettEl aire está cargado de una mezcla de tensión y expectativa. El bosque parece contener la respiración mientras la manada se prepara para la batalla que definirá nuestro destino. Las horas pasan como un borrón de instrucciones, entrenamiento y planificación. Nadie se atreve a bajar la guardia. Sabemos que la lucha contra Elijah está cada vez más cerca.Desde que asumí el liderazgo temporal, los lobos me miran con una mezcla de respeto y cautela. Aceptaron mi victoria sobre Marcus, pero el verdadero reto aún está por venir. Si fracasamos, todo por lo que hemos luchado se perderá.Dante está aquí, cerca pero distante, como una sombra que no se atreve a rozar la luz. No hemos hablado más allá de lo estrictamente necesario, y su mirada oscura está llena de preguntas sin respuesta. Estamos juntos, pero más separados que nunca.Lo veo cruzar el campamento, dando órdenes precisas a los miembros de la manada. Aunque aún arrastra el peso de sus her
ScarlettEl aire se corta con el aullido de alarma que atraviesa el campamento. Elijah se ha adelantado a nuestros planes y ha lanzado su ataque antes de lo esperado. Los lobos se movilizan rápidamente, pero la confusión se esparce como fuego. No estamos listos.Dante y Marcus ya están en acción, gritando órdenes mientras los guerreros corren hacia sus posiciones. Yo debería unirme a ellos, pero por un momento me quedo congelada, sintiendo cómo la adrenalina se mezcla con el miedo. Este es el momento decisivo.—¡Scarlett, ven conmigo! —La voz de Dante me saca de mi trance, su tono urgente pero firme.Lo sigo sin dudar, corriendo hacia la línea de defensa mientras los primeros lobos enemigos irrumpen por los flancos. Las sombras de Elijah se mueven con velocidad, atacando con una ferocidad que nunca había visto. Cada golpe cuenta, cada error puede ser mortal.La batalla estalla a nuestro alrededor como una tormenta. Dante y Marcus lideran a la manada, luchando con todo lo que tienen,
ScarlettEl aire huele a tierra húmeda y a sangre. La batalla ha terminado, pero la victoria sabe amarga. Elijah ha sido derrotado, pero no sin dejar una marca imborrable en la manada. El suelo está lleno de cuerpos, algunos amigos, otros enemigos. Me cuesta respirar al ver a tantos de los nuestros caídos. La guerra siempre tiene un precio, y hoy lo hemos pagado en carne y alma.—Lo logramos —susurra Dante a mi lado, su voz baja, casi incrédula.Miro a mi alrededor. Sí, hemos ganado, pero no se siente como una victoria completa. Cada pérdida es un peso sobre nuestros corazones. La manada ha sobrevivido, pero ha cambiado para siempre. Ahora, nos toca reconstruir.Dante se arrodilla junto a uno de los caídos, un joven lobo al que habíamos conocido hace apenas unas semanas. Su expresión se endurece mientras cierra los ojos del muchacho, ofreciéndole una última despedida silenciosa.—Perdimos demasiado, Scarlett —dice sin mirarme. Su voz está
Scarlett La tensión entre Dante y yo sigue tan densa como una tormenta que nunca termina de desatarse. Acordamos trabajar juntos, pero cada conversación con él es una batalla silenciosa, un juego peligroso de sospechas y heridas abiertas. Siento como si caminar sobre hielo delgado fuera parte de mi rutina diaria, y aunque quiero mostrarle que puede confiar en mí, no sé si él está dispuesto a permitírmelo. Observo a Dante desde lejos mientras organiza a la manada. Cada instrucción que da es precisa, controlada. Él tiene una habilidad natural para liderar, pero también mantiene una distancia emocional que me frustra. Puedo entender por qué se protege, especialmente con su historia de traiciones, pero no sé cuánto más puedo soportar esta barrera entre nosotros. —¿Cuánto tiempo más me vas a seguir viendo como una amenaza? —le suelto cuando ya no puedo contenerlo más. Dante levanta la mirada lentamente, sus ojos sombríos pero firmes. —No es tan fácil olvidar lo que pasó. Cada pa
Scarlett Las tensiones en la manada están lejos de disiparse, pero sé que no podemos perder más tiempo. La amenaza de Elijah sigue latente, y cada minuto sin prepararnos nos acerca más al desastre. Así que, sin esperar el visto bueno de Dante, decido tomar el control de los entrenamientos. —Hoy no hay margen para errores —anuncio mientras camino por el claro, con los ojos puestos en cada lobo—. Si queremos sobrevivir, debemos aprender a pelear como una unidad. Los lobos se colocan en posición, algunos con dudas en la mirada, pero la mayoría parece dispuesto a seguirme. Organizo el grupo en parejas para practicar ataques y defensas rápidas. Debemos estar listos para cualquier eventualidad; Elijah no dará tregua. Mientras observo los avances, siento una mirada fija sobre mí. No necesito voltear para saber quién es. Dante está al borde del claro, con los brazos cruzados y una expresión escéptica. Después de unos minutos, no puede evitar intervenir. —¿Estás segura de que este enfoqu
DanteLa noche es fría, y el silencio del bosque pesa como una sombra entre nosotros. Scarlett y yo estamos sentados junto a una fogata, la única fuente de luz en esta oscuridad. El día ha sido largo y agotador, pero lo que más me consume no es el cansancio, sino la tensión que se ha vuelto constante entre los dos.La observo en silencio, con el rostro iluminado por las llamas. Siempre parece tan segura, pero ahora hay algo diferente: un brillo en sus ojos que me hace preguntarme qué esconde detrás de esa fachada de fuerza.—¿Por qué me miras así? —pregunta, rompiendo el silencio sin apartar la mirada.Me encojo de hombros, buscando una respuesta que no delate demasiado.—Intento averiguar en qué momento te volviste tan importante.Ella se ríe, pero hay algo triste en su sonrisa.—Nunca quisiste que fuera así, ¿cierto?La pregunta se queda flotando entre nosotros, directa y dolorosa. No respondo de inmediato, porque la verdad es complicada. Nunca quise que ella se convirtiera en algui