No quiero hablar

Por Delfina

Estoy un poco más tranquila, Gastón se me acercaba cada día un poco más y aunque me cueste confiar en él y de verdad no puedo olvidar su traición, la carita de Cami me destrozó, ella espera que yo sea su madre del corazón y Gastón aprovechó el momento y me besó como hacía meses que no le permitía hacerlo.

Sus besos son como una adicción.

La felicidad de Cami es impagable.

Y mis barreras se debilitan por la pasión que me provoca Gastón con sus besos y sus caricias.

Al día siguiente, apenas llegó, me llevó de la mano a mi oficina y por supuesto, caí ante él, lo amo y si no me aferro a él, voy a naufragar.

Es mi todo, es el hombre que me da fuerzas para avanzar, hace de mí lo que quiere, me adhirió a su cuerpo, a su piel, a su corazón.

Vive en mi corazón y es el hombre que me llena por completo, no lo puedo negar, estoy luchando contra una fuerza absoluta y de todos modos voy a terminar en sus brazos.

Hicimos el amor y recuerdo esa primera vez también en mi oficina, desde ese
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