POR GASTÓN

Aproveché esos segundos que teníamos a solas y besé a Delfi, le estaba mordisqueando los labios, es un segundo y todo pasa a ser casi primitivo.

Así estábamos cuando entraron las sobrinas de mi mujer.

De nuevo nos encontraron con mis manos enterradas en el cuerpo de mi mujer.

-¡Tía! ¿Es verdad que vas a ser mamá?

Dejamos de besarnos y me separé un poco, realmente con un solo beso ya deliro por tenerla.

Las niñas se abrazaron a ella, se nota la adoración que le tienen.

Cuando volvimos al living, todos nos abrazaron y nos felicitaron.

-¡Por fin lo dijeron! Les juro que quería anunciarlo en mi programa de radio.

-¿Vos ya lo sabías?

Le preguntó Elena, bastante celosa de que su hermana comparta más cosas con su amiga que con ella.

–Sí, compramos juntas el test de embarazo.

Oli es graciosa y le encanta molestar a Elena, siempre lo logra, de alguna u otra manera.

Tenía razón Delfina, a todos les encantó la casa, ahora falta mudarnos.

Nos hicieron un montón de preguntas.

Estaban