Leila
Mi cabeza se siente oprimida, recuerdos tras recuerdos vienen a mí, pero ninguno puedo captarlo con claridad por mi confusión, ¿Qué estoy haciendo aquí? No recuerdo haberme quedado en ese lugar del castillo, según lo último que recuerdo estaba en mi lugar oculto, respirando la tranquilidad que abundaba ahí, incluso quería traer un poco conmigo.
Ahora me encuentro en una piedra grande, rectangular, estoy acostada en ella, lo cual está muy cómoda para ser piedra; el techo es confuso, parece un hoyo negro infinito, lindo. Me levanto, pero no completamente, apoyo mis codos en la roca, observo que alrededor se encuentran enredaderas de flores pequeñas de color rosas y negras, muy bonitas. Continúo observando a mi alrededor, creo que estoy en la parte alta del castillo, nunca había entrado aquí, me siento y bajo de la piedra, camino hacia una pequeña ventana, la limpio un poco y solo miro nubes abajo, todo lo que veo son nubes grises; ¿Dónde estoy?
- Al fin despiertas Diosa – di un pequeño salto cuando la escuché hablar
- ¿Quién eres y que hago aquí? - le pregunte rápidamente
- Porque siempre las Diosas quieren todo rápido – pregunto con decepción
- No soy una Diosa, habla ahora
- Pero si eres mi Diosa favorita – me dijo con entusiasmo – te eh adorado siempre
- No me importa
- Perdiste el humor Diosa
Era pérdida de tiempo, así que bajé mi vista a mis manos, porque un cosquilleo extraño empecé a sentir, ¿Quién está necesitando mi poder? Esto es extraño, deje de verlas y empecé a caminar para poder salir de ese lugar y llegar a mi trono, pero no logre llegar muy lejos
- Alto ahí Diosa, no tienes permitido salir de aquí - me advirtió
- ¿Estás prohibiéndome hacer algo? - alce una de mis cejas con sorpresa – ¿desde cuándo los patos les tiran a las escopetas? - le pregunte
- Perdóname Diosa, yo solo obedezco deseos
- ¿Deseos? - dije en susurros
- Si, deseos; de los más anhelantes y placenteros deseos – me confirmo
No iba a discutir con ella sobre salir, era pérdida de tiempo igual, así que di media vuelta y me acerque nuevamente a la ventana, para ver si algo había cambiado haya afuera y pudiera darme una pista para saber en qué parte del castillo me encontraba, sabía que ella no me daría respuestas, era inútil hablar con ella, al seguir observando las nubes grises mi mente recordó a alguien
- ¿Dónde está Kin?
- ¿Hablas de tu sirvienta de ojos azules y piel color gris? - pregunto – se fue, no ha regresado desde hace un milenio, no te fue fiel – dijo con burla
- ¿Un milenio?, ¿eh estado aquí un milenio? – algo útil a dicho
- Si Diosa, y yo eh estado cuidando de ti, durante ese tiempo – se sintió orgullosa
- Kin es mi dama, cuida lo que dices, huye – le advertí
- Como desees – me sonrió y desapareció
No era posible que Kin se haya ido, y por tanto tiempo, algo no estaba bien, mis memorias no son claras, por más que intento darles sentido, espero que Kin se encuentre bien, por ahora necesito encontrar la manera de salir de aquí, sigo observando por la ventana, pienso en la idea de saltar por ella, pero es muy alto si acierto en donde me encuentro, volteo a ver la puerta, y se por lógica que está cerrada; dos puntos en contra, ¿Dónde estás Kin?
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Kin
Llevo más de un milenio intentado escapar, pero no lo eh logrado, esa m*****a serpiente me tiene aquí, mi memoria fue borrada, pero tengo la necesidad de ir a proteger a alguien, y eso me está consumiendo y ahora más; siento que está en peligro y me siento inútil. Escucho ruido detrás de la puerta, tal vez esa serpiente regreso, tenía algunos años que me había dejado de visitar; el ruido cada vez se hace más fuerte, como si quisieran abrirla, pero no tuvieran la llave. Después de unos minutos al fin la puerta se abrió y esperé ver a la serpiente, pero no fue así; era un chico, al entrar al lugar donde estaba solo miraba sombra, ya que estaba en un lugar oscuro que muy apenas entraba la luz, estaba esperando que dijera algo, pero lo que hizo fue abrazarme y decirme – te encontré – yo estaba en shock; llevaba un milenio encerrada y escuchar esto, ¿Será otro sueño raro? El noto mi confusión así que se separó rápidamente, se escuchó un ruido afuera, tal parece que se habían dado cuenta que alguien entro a este lugar, así que él sin dudarlo me cargó como princesa y me saco de ese lugar. Al salir tuve que cerrar mis ojos y poco a poco abrirlos para poder acostumbrarlos a la luz, - realmente extrañaba ver la luz – él seguía corriendo, la verdad no sé dónde estaba o a dónde iba, solo sabía que…
- te encontré –
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Liam
Después de explicarle y decirle todo lo que pasó a Kuyen con la Diosa Lilja, íbamos de camino a nuestra casa del árbol; los humanos vivían donde sea y como sea ya no había de que preocuparse. Kuyen y yo cumplimos nuestro sueño de niños, el de vivir en un árbol, batallamos un poco, ya que no éramos expertos en la materia, pero aprendimos y la verdad estoy orgulloso de lo que logramos.
Kuyen ha estado raro desde que salimos del palacio, como si algo ocultara
- Kuyen, ¿Algo que deba saber?
- Sí, pero no sé cómo explicarlo – menciono nervioso
- ¿Hiciste de las tuyas mientras no estaba?
- Puede ser, pero fuera malo o bueno lo que hice, no me arrepiento – me aseguro
- Solo dilo – insistí
- La encontré – me dijo orgulloso
- ¿Te refieres a ella?
- Si, encontré a mi luna – dijo sonriente
- De verdad me alegro por ti, llevas décadas buscándola
- Es mucho más de lo que imaginé Liam, ella es perfecta, mi perfecta luna
- Amor a primera vista, y ¿Dónde está ella?
- Ella está esperándome en casa, mientras no estabas, sentí la necesidad de aventurarme en el palacio y por mi instinto que cada vez se hacía más fuerte logré encontrarla; pero ella no está bien, se encontraba encerrada en un cuarto oscuro, no sé por cuánto tiempo estuvo ahí o que le habrán hecho – me dice con preocupación y tristeza
- ¿Ya hablaste con ella?
- Si y no, no quiero abrumarla con preguntas, parece que estuviera en transe y esperaré a que se le pase para poder preguntarle, por lo mientras le dije que se quedara en casa, que nada malo le pasaría, que yo la protegería
- Así que está en nuestra casa, ¿Habrá hecho algo terrible para estar encerrada en ese lugar? ¿La Diosa Lilja la habría encerrado ahí? Esto está muy raro
Ya habíamos llegado a nuestra casa del árbol, ahora era momento de saber quién era “la luna” de Kuyen.
Entramos, y el lugar era silencioso, como siempre, solo que está vez había una luz encendida y bajo está, la luna de Kuyen se encontraba ahí, realmente era perfecta para Kuyen, su piel era color gris, su cabello era corto, es un tono blanco entre plateado, tiene ligeras manchitas en la cara, tal como la luna los tiene; ella representaba lo que era mi amigo.
Kuyen cuidadosamente se fue acercando poco a poco, ya que ella parecía haberse quedado dormida en el piso, cuando Kuyen estaba por tocarla para despertarla, ella de un rápido momento lo tiró al piso y se puso en modo de ataque, tenía ojos color azul y ellos brillaron con intensidad, pero antes de que hiciera algo le hable…
- Detente - En cuanto escucho mi orden, ella lo soltó y se arrodilló frente a mí con la cabeza baja
- Perdóname mi señor
- No soy tu dueño – ella alzo su cabeza y me miró a los ojos
- Mi señor, jamás me equivocaría – me aseguro
- ¿Por qué aseguras que yo soy tu señor? – ella se levantó y continúo mirándome
- Mi nombre es Kin que significa sol, si estoy en lo correcto él es Kuyen – lo señaló – que su nombre significa luna – volvió a verme – su nombre es Liam que significa protección firme
- ¿Y qué tiene que ver los nombres y significados?
- Oh, veo que a mí señor también le borraron la memoria – menciono preocupada - ¿De verdad no recuerda nada?
- ¿Kin? – ella asintió – hace poco tuve una plática con la Diosa Lilja…
Cuando mencione el nombre de la diosa, Kin corrió abrazar a Kuyen, como si quisiera protección
- Kin, ¿Estás bien? – ella no contesto
Kuyen la abrazo, y mire reflejado en la preocupación, al parecer a él también le estaba afectando lo que sentía Kin en este momento.
Nos quedamos así por un tiempo, hasta que Kin decidiera hablar, como menciono Kuyen no se sabía que le habían hecho o que había pasado.
Pero necesitaba más respuestas, así que continúe hablando, omitiendo el nombre de la Diosa…
- La diosa… menciono algo parecido, dijo que se había pasado un poco con mi falta de memoria, pero que fue necesario hacerlo
Ella seguía abrazada de Kuyen, pero estaba más tranquila por qué Kuyen me permitió seguir
– después de eso la diosa me enseñó un recuerdo, me enseñó el momento en dónde recibía mi destino – ella al fin voltio a verme
Se separó de Kuyen, pero tomo la mano de él, al parecer eso le daba seguridad, así que continué
- En el recuerdo había un ser, un ser que mostraba gran autoridad, él me decía que mi nombre sería Liam, como tú mencionaste significa protección y que mi deber era proteger a la vida y finalizó con que yo sería su espada
- ¿Solo eso te mostró? – me preguntó confundida
- Si, solo eso, la Diosa quería que supiera mi destino
- Es correcto lo que te dijo aquel ser, pero había más, no lo recuerdan, pero yo sí, mi memoria también fue borrada, pero no pudieron eliminar mis recuerdos de mi creación, alguien los protege, al parecer no quiere que sean borrados por algo, escucha mi señor, la verdad te será revelada…
"No hay veneno más puro que el de la venganza... El veneno te hace masoquista..."
Liam Kin ya se sentía mejor, ahora estamos en la sala, sentados en el suelo, era cómodo, además de ese modo se podía ver mejor a través de la ventana, que tenía un lindo paisaje del bosque, a pesar de que ya fuera noche. Kin continúo hablando… - Tu destino es proteger a la vida, nuestro destino – se señaló y a Kuyen – es protegerte a ti - ¿Protegerme? ¿Para qué? - Kuyen y yo somos tus protectores para que cumplas con tu destino, por ello eres mi señor y algo más - ¿Cómo que algo más? – pregunte confundido - Eres mi señor por algo más que no recuerdo – ella continúo contando – al principio de la historia existió la vida la cuál fue perfecta, pero también existió otra vida, esta vida era eterna, fuimos creados por la primera rebelión que existió en el mundo, la vida se hizo imperfecta porque la vida eterna la maldijo, la maldijo creando a la muerte. La muerte era un recordatorio de su pecado, por eso la muerte la consideran la enemiga del mundo. - Ahora tiene más sentido, por eso
Lilja Desperté agitada, me costaba respirar y todo daba vueltas, ¿Cuánto tiempo paso? Cómo pude intente enfocar mi vista en algún punto y poder ver con claridad, hasta que lo logré y mire a la profetisa Armida al frente de la cama... - Lilja, ¿te sientes mejor? - No – le dije irritada – y esto no mejorara hasta que ella sea eliminada – mencione frustrada - Liam no quiso su destino, ¿Qué harás? - Obligarlo, ah que lo cumpla, solo es cuestión de minutos que los humanos entren en caos, si es que no lo han hecho Tome mi cabeza con las dos manos, empezaba a darme vueltas todo otra vez, ¿Por qué me estaba afectando esto también a mí? - No puedes obligarlo Lilja, recuerda lo que paso la última vez; déjame hablar con él, tal vez acepte - Rechazo a una Diosa, ¿crees que aceptara a una profetisa? - mencione con sarcasmo - No confía en ti Lilja – me sonrió – puede que su mente haya olvidado, pero, su corazón no lo puedes engañar - Sigue siendo débil – le asegure – por eso nunca pudimo
LeilaCon el alma vacía, salí de ese lugar, ahora estaba sentada en mi trono, este era alto, color blanco, era sencillo pero elegante. Estaba disfrutando de mi silencio eterno, a pesar de la molestia que sentía, era mayor el placer de la tranquilidad que había en ese momento que me hacía olvidar lo que ocurrió hace unos minutos, pero sabía que había dejado de ser eterno porque tal y como espere ella apareció… - Mi Diosa ¿Cómo ha salido? - su rostro reflejo preocupación, pero sabía que estaba mintiendo- Nada se me prohíbe - le recordé - ¿no había dicho que huyeras?- Mi orden es cuidar de usted – volvió a repetir- ¿Cuidarme? - dije con burla – vaya que lo has hecho bien, ¿por qué no vas a cuidar a los débiles humanos? - dije con aburrimiento- ¿Mi Diosa no los ayudará? - pregunto con asombro- Es asunto mío – le advertíAlgo pulso mi corazón, así que tuve que tomarme de las coderas del trono para aguantar esos segundos de dolor; mi poder quería salir, pero no era tiempo aún- ¿De
Gracias querido lector por darle una oportunidad a esta historia; me encantaría que te quedarás hasta el final, te aseguro que alguna enseñanza te quedará... no se si sea buena o mala, pero la tendras. :) Todos en algún momento pasamos por la perdida de un ser querido, y a veces surgen muchas preguntas sobre que pasa con aquel ser querido o como se puede seguir tras esa perdida. Esta historia surge con este dilema; ¿Es la muerte el final de todo?, ¿No fuimos creados para vivir por siempre?, ¿Cuál es el proposito de morir? Leila, mi pequeña anuhe, solo sabe las respuestas... Sigue leyendo esta historia de misterio y sobre todo descubre como la Diosa de la muerte se enamora de la vida; y como la vida misma es un desafio para ella... :) Esta historia va dedicado a todos aquellos que han perdido aun ser querido en está pandemia del Covid-19 "Cada día que pasa se vuelve más complicado querer seguir viviendo, pero lindo humano, no te rindas, aún tienes mucho para dar y demostrar,
Liam ¿No habían dicho que la muerte era aterradora? ¿el mundo le teme a ella? Un sinfín de preguntas se hicieron en mi cabeza, porque no podía creer lo que estaba viendo, ella era el ser más precioso que jamás allá visto; y yo eh visto cosas grandiosas, ella no se compraba con nada, por eso la profeta me aseguro de que no podría matarla. No hay palabras para describrirla, su tez es blanca, como si fuera nieve, su cabello es color negro pero en sus puntas pude ver un rojo intenso, como si fuera lava de un volcán, sus ojos... el color de sus ojos, es como si estuvieras viendo las mismas estrellas en el cielo, simplemete perfecta.Tal vez le temían, porque ni siquiera debe pedirlo o estar enterada que cualquiera caería rendido ante ella sin dudarlo.Si ella era la muerte; sería un honor morirEra completamente diferente a todo lo que me decían de ella, bueno eso parecía, en estos momentos está molesta y yo sin poder decir nada- Mi señor ¿se encuentra bien? - me pregunto Kin- No, ¿En v
Kin Escuche como Leila me llamaba, así que sin pensarlo entre a la habitación, pero fue demasiado tarde, ella había saltado por la ventana, intente llamarle, pero ella solo corría hasta que alguien la atrapo y se la llevo, cuando eso paso mi desesperación creció, la había perdido otra vez; sentía como Kuyen me estaba sujetando, estaba temblando del enojo hacia mí; había fracasado una vez más- Kin, escúchame, tienes que tranquilizarte – me hablo despacio Kuyen – respira, estoy sintiendo lo que sientes y no creo que lo puedo aguantar mucho tiempo – hablo con preocupaciónY me detuve, tome aire y lo solté, era cierto mis emociones debían ser controladas, Kuyen también las sentía y esto no me ayudaría en nada, pero entonces mire a Liam- ¡TÚ! - lo señale - ¡debiste protegerla! - le grite- Todo fue muy rápido Kin, no me permitió ayudarla, entre más cerca estaba más dolor reflejaba, ¡nunca pensé que saltaría! - él también me grito con desesperación- Encuéntrala mi señor, ¡encuentra a la
LiljaEste era un desastre, odiaba que de cierta manera Leila tuviera razón, llevo más de un milenio soportando este poder, pero ¿Por qué tendría que soportarlo? Este poder debería ser un don, recuerdos quieren llegar a mí mente, pero hay como una barrera en mí cabeza que los repela, ¿Qué me está pasando? ¿Qué es lo que olvide?; Esto me está consumiendo, pero no lo entiendo, soy un ser perfecto, esto nunca debería pasarme, ¿Qué es lo que quiere ser revelado? - Eris – llame a la Reyna del deseo y caosElla apareció a mi derecha, sus zapatos hacían eco en el pasillo, la mire de reojo para comprobar que era ella, no se equivocaban al semejarla a una serpiente; su cabello era verde oscuro, sus ojos un color amarillo brillante, y con su sonrisa de lado con la lengua fuera, reflejaba que estaba lista para cometer el más vil de los pecados; ¿Por qué no ha inyectado veneno y hecho caos? De un momento me sentí extraña, mi conciencia quería advertirme de un peligro que se aproximaba; y lo dese
Lilja Me encontraba en el balcón de mi habitación, observaba a los humanos, la mayoría estaban de rodillas, otros tirados en el piso; pocos eran los que se mantenían de pie. Están llorando y no era de felicidad, gritaban y no de alabanza si no de terror; mi promesa estaba rota, ¿Dónde estaba el poder que juraba tener? Cada uno de ellos estaba luchando con su mente, pronto caerían en la desesperación y nadie podría salvarlos, perderían aquello que los mantenía con vida, la esperanza. - ¿No sientes remordimiento alguno? – menciono con decepción La profetisa - Ninguno - ¿Por qué pecar de esta manera Lilja? ¿Cuál fue su pecado? - Demostrar lo débiles que son – dije con odio - ¿Ellos o tú? - Ambos, solo que hay una gran diferencia, ellos eligieron ser débiles, en cambio a mí, me hicieron débil – dije con un nudo en la garganta - Lilja, ¿No has aprendido de los humanos sobre el rencor y la venganza? Nunca estarás satisfecha - Entenderías si fueras un ser perfecto – dije con e