Sayo se revuelve en su cama soltando pequeños gemidos cargados de angustia, la pesadilla que tiene está provocando que su cuerpo se cubra de sudor y el terror haga latir su corazón como si estuviera corriendo por su vida. Aunque en su sueño quien corre por su vida es Trego, puede verlo corriendo entre los árboles de un bosque con el terror reflejado en su rostro, algo que a la muchacha se le hace extraño, pues no recuerda siquiera una vez en la que haya visto a su amigo tan asustado. Incluso es capaz de oír la respiración agitada de su amigo que parece ya no tener fuerzas para seguir escapando por más tiempo, pero de qué estará escapando se pregunta Sayo con temor. El joven de pronto se ve obligado a detenerse al toparse con la pared rocosa de una peña que le corta el paso, y acercándose detrás de Trego unos ojos negros que no pertenecen a animal o ser alguno que Sayo haya visto antes comienzan a acercarse, tan negros como la noche misma, tan cargados de sed de sangre como el más te
Veida se muerde el labio inferior hasta hacerse sangrar sin poder apartar la mirada del cadáver de su padre, el dolor que siente poco a poco comienza a convertirse en una furia que amenaza con consumir todo a su alrededor. Por lo que aferrándose a ese furor se pone de pie y clavando sus ojos enrojecidos en los hombres que están de rodillas se dispone a ver lo más pronto posible sus cuerpos sin cabeza.—¿Qué sucedió aquí? —pregunta el muchacho obligándose a informarse de lo que es bastante obvio.—Tú padre quedó con estos hombres a solas ya que ordenó que saliéramos a buscarlos, cuando uno de nosotros volvió nos encontramos con esto —informa Kaitu con pesar sintiendo que ha fallado estrepitosamente a su líder.—¿Qué es lo que ustedes tienen para decir en su defensa? —interroga Veida queriendo ver si los asesinos tienen el valor para confesar su crimen.—Nosotros no hicimos nada, señor. Nos encontrábamos aquí dentro cuando de pronto un humo blan
—Vas a quedar hermosa, no podrán quitarte los ojos de encima —afirma Zipul peinando el cabello de su amiga con una sonrisa en los labios.—Solo me interesa que una sola persona no deje de mirarme, los demás no me preocupan —responde Mahal con los ojos ensoñadores.—¿En serio crees que iba a confesarte que sentía algo por ti? —pregunta la muchacha sin poder superar el asombro desde que su amiga se lo contó.—Sí, él iba a hacerlo, no sé si diría algo como que me amaba, pero de que al menos sentía algo sí. Tendrías que haber sus ojos, lo que no pudo decirme por ese tonto de Zujer sus ojos me lo gritaban —relata la joven enamorada con una sonrisa risueña en los labios.—La verdad es que no puedo hacerme a la idea de que Tekay sea capaz de decir que ama a alguien, él parece tan rudo, tan carente de sentimiento —murmura Zipul entrelazando unas flores blancas entre los cabellos de su amiga.—Ha sido su forma de protegerse, cuando una person
En la choza del Jefe Nagutu, Trego observa al líder de la tribu sin tener idea cómo actuar, o siquiera qué esperar. Duda mucho que lo deje volver a su gente después de lo que ha presenciado, pero si lo hubiese querido asesinar lo podría haber hecho en el bosque, sin necesidad de traerlo hasta la tribu.—Que no te de pena comer, muchacho. Tu cuerpo necesita reponer fuerzas luego de lo mucho que le exigiste durante la noche en la cacería —invita el Jefe señalando los platos de cerámica llenos de trozos de carne y legumbres.—¿Acaso no vamos a esperar a Xoka para comer, señor? —consulta el joven atreviéndose a tomar un trozo de carne ante el reclamo de su estómago.—No hay necesidad de hacerlo, él está en una misión, de camino a tu tribu a decir verdad. Así que come con confianza —informa el Jefe desgarrando con los dientes un pedazo de carne del hueso que sostiene en la mano.—Si me hubiese esperado podría haberme ido con ellos, ya que seg
—Señor, todos los guerreros están preparados para la batalla —informa Kaitu entrando a la choza del nuevo líder.—Bien, partiremos en breve. Asegúrate de dejar solo los hombres que sean imprescindibles para la protección de la tribu, pues no volveremos en mucho tiempo —informa Veida mirando el crepitar del fuego en la fogata.—Veida… ¿Estás seguro que tenemos las fuerzas necesarias para enfrentar al Imperio de la gente de la montaña? —consulta el guerrero con marcada preocupación por el resultado de esa campaña.—Sí, Kaitu, las tenemos, y además me tienen a mí que valgo por mil hombres. La guerra no se gana solo con fuerza y número, sino con astucia y estrategia. Es como un pequeño fuego que comienza a arder en el bosque, en sí mismo es tan pequeño que el pie de un hombre podría apagarlo, pero aprovecha todo lo que tiene a su alrededor para fortalecerse hasta el punto que no puede ser combatido. Y nosotros… nosotros haremos arder a toda esa gente —asegu
—¿Cómo ha logrado encontrar todas las hierbas tan rápido? —murmura Kopuru desde detrás de unos árboles acechando a Tekay que se agacha para tomar un Aguapey.El hijo del chaman observa enfadado que esté a punto de enfrentar otra derrota a manos de ese huérfano, tiene que hallar la manera de impedirlo, no podría soportar la vergüenza de ser superado por él una vez más. Al mirar a su alrededor nota a un grupo de ciervos que se alimenta a unos metros detrás de Tekay, Kopuru sonríe al ver su oportunidad y tensando el arco dispara una flecha que se clava en un árbol detrás de los animales que asustados emprenden la huida.Tekay ladea el rostro al oír un extraño ruido detrás, al girarse abre los ojos espantando al ver un enorme ciervo bajando su cabeza para embestirlo, el joven reacciona justo a tiempo para lanzarse hacia un lado y evitar el impacto, pero las patas de otro de los ciervos que están a punto de caer sobre su pierna derecha lo obliga a rodar en la tierra a
—Espero que hayas tenido una agradable noche, muchacho —comenta Zanor dispuesto a acompañar al reducido ejército hasta el límite del territorio Nagutu.—No ha sido como te imaginas —responde el joven dejando en claro que no ha tocado a la muchacha.—Eso significa solo una cosa, estás enamorado. Por alguna razón las emociones son mucho más fuertes durante la juventud —comenta el anciano rememorando tiempos pasados.—Considero que la fuerza del amor es abrumadora sin importar en qué época de la vida llegue —afirma Trego caminando nervioso por el bosque ante el recuerdo de la cacería en la que casi muere.—Supongo que tienes razón, puede ser una gran fuerza para ayudarnos a afrontar lo que se nos presente, o bien si no es correspondido o posible, se vuelve el mal más doloroso que un hombre podría llegar a conocer —determina Zanor habiendo visto demasiados corazones destruidos por eso.—Eso es algo que espero no tener que sufrir —murmura
—Parece que esta lluvia nunca va a parar, llueve como si el cielo quisiera dejarnos bajo agua —murmura Ferza mirando a través de la entrada la violenta lluvia que comienza a inundar los caminos de la tribu.—Deberá hacerlo en algún momento, es solo una tormenta pasajera, en cuanto pade estaré listo para marcharme —responde Veida con las manos extendidas hacia el fuego de una fogata para calentarse.—¿Así que esa ave que trajo la tormenta es su guardián? —pregunta la muchacha sentándose frente al joven esperando poder ser enseñada en sus creencias.—Sí, cada una de las cuatro grandes tribus cuenta con un guardián. Un espíritu antiguo enviado por el Gran Espíritu para guiarnos, aunque ya no son muy cercanos a nosotros —explica Veida teniendo que elevar un poco la voz para ser escuchado por encima del golpeteo de la lluvia en el techo.—Pues para no ser cercano parece estar bastante interesado en hacer conocer su veredicto con respecto a esta gue
—¿Qué te han dicho? ¿Cómo está tu padre? —pregunta Zipul en cuanto ve salir de la choza a su amiga.—¡Por como lo he visto está muy mal, me temo que… que quizás…! —solloza la muchacha sin sentirse capaz de pronunciar que su padre va a morir.—Estaremos bien, hay que aceptar la voluntad del Gran Espíritu. Además sabes que me tienes a mí, no estarás sola —promete la amiga abrazando a la doliente para intentar consolarla en ese momento.—Lo sé, pero eso no lo hace menos doloroso. Ni siquiera puedo imaginarme una vida sin él, es mi padre, ha estado a mi lado en cada momento de mi vida, ¿Cómo podría no sentirme de esta manera? —cuestiona la joven mojando el hombro de su amiga con las lagrimas que caen de sus ojos.—Sí, deja salir el dolor, nadie te lo recriminará —susurra Zipul acariciando el cabello de su amiga para consolarla, incluso ella está comenzando a sentir que va a llorar, así como está segura que toda la gente que se ha reunido alrededor