—¡Se han escapado, no puedo creer que hayan huido justo en frente de nuestros ojos! —exclama Kopuru al ver la tribu de los Nagutu vacía.
—¡Así que esa m*****a niebla fue una cortina para ocultar que estaban huyendo, han salido como un montón de ratas! Malditos sean todos ellos —masculla el Chamán furioso por haber sido engañado de esa manera.—No pueden haber ido muy lejos, si se han ido todos habrá quienes los retrasen. Así que los alcanzaremos sin mucho esfuerzo, y además con la prisa que han salido de seguro ni siquiera se han molestado en cubrir su rastro —afirma el muchacho que si bien cree que es un contratiempo, por ahora no tienen otra opción.—¡Quemen todo, que no les quede ni dos palos juntos en pie! —ordena el anciano yendo en dirección al bosque para descubrir la dirección que han tomado esos fugitivos, la verdad es que no se le ocurre un lugar al que puedan haber ido.—Sé supone que eres tú el que siempre mantiene la men—¿Por qué tendríamos que ayudarlos? ¿Ustedes solo nos han perseguido desde que salimos de la tribu? —reclama uno de los ancianos Nagutu mirando a los que han llegado a pedirles protección.—Reconocemos que nos hemos equivocado y que no merecemos su ayuda, pero no nos ha quedado más opción que venir a implorar su ayuda. Los Fuhure nos han atacado y nuestra tribu ha tocado fondo, hemos llegado al punto de que ni siquiera somos capaces de defendernos —expresa Jaitu con la cabeza gacha al saber que no tiene razones para reclamar que los ayuden.—¿Los Fuhure han atacado? ¿Acaso piensan comenzar una nueva guerra? —interroga una anciana con preocupación ante la noticia.—Fue un ataque sorpresa, ni siquiera tuvieron el honor de declararlos la güera. Simplemente llegaron y comenzaron a atacar con sus flechas encendidas fuego —espeta Morua a quien la idea de rebajarse ante esa gente para robarles no le hace ninguna gracia.—Sí una guerra se avecina
—¿Y Denia cómo sigue? —pregunta Enor mirando con preocupación a la muchacha gimiendo en sueños.—Nada bien, esas marcas siguen extendiéndose por todo su cuerpo, y parecen provocarle un agudo dolor —responde Cappoli con la voz empañada pon la impotencia de ver a su hermana en ese estado y no poder hacer nada para ayudarla.—¿Y ya has logrado que algún médico venga a verla? —interroga el joven sin ser capaz de hacerse una idea de lo que podría ser eso.—Los médicos del palacio la han visto y han dicho que nunca se han encontrado con algo como esto, aunque creen que puede llegar a ser algún tipo de brujería —informa la muchacha soltando un largo suspiro de pesar ante la falta de información clara.—¿Brujería? ¿Ella no mencionó algo sobre una bruja? ¿Crees que podría haber estado diciendo la verdad? —plantea Enor ante la falta de una respuesta más lógica.—Dijo algo sobre que una bruja quiere apoderarse de su cuerpo, pero eso me par
—Hasta aquí llega el rastro de la gente, pero no pueden haberse esfumado en el aire. Debieron haber cubierto su rastro desde aquí, por lo que no creo que estén muy lejos —indica Kopuru a la contemplando la cascada que cae enérgicamente.—Supongo que debieron haber hallado el refugio que buscaban, que los rastreadores busquen en cada rincón de toda esta área, cuando nos estemos acercando demasiado a ellos no tendrán más opción que atacarnos, y entonces nos terminaran de revelar su ubicación —ordena el Chaman dispuesto a no ser engañado de nuevo.—Por cierto, ¿Qué demonios ha sucedido aquí? Este bosque está hecho un desastre en esta parte —pregunta el cazador mirando los efectos del fuego en el lugar.—Ha de ser producto del Jefe Nagutu y sus cazadores nocturnos, lo cual nos indica que estamos en el lugar en el que él fue vencido —comenta el anciano paseando la mirada por todo el sitio intentando hallar el posible escondite de sus prófugos enemig
—Hasta aquí llega el rastro de la gente, pero no pueden haberse esfumado en el aire. Debieron haber cubierto su rastro desde aquí, por lo que no creo que estén muy lejos —indica Kopuru a la contemplando la cascada que cae enérgicamente.—Supongo que debieron haber hallado el refugio que buscaban, que los rastreadores busquen en cada rincón de toda esta área, cuando nos estemos acercando demasiado a ellos no tendrán más opción que atacarnos, y entonces nos terminaran de revelar su ubicación —ordena el Chaman dispuesto a no ser engañado de nuevo.—Por cierto, ¿Qué demonios ha sucedido aquí? Este bosque está hecho un desastre en esta parte —pregunta el cazador mirando los efectos del fuego en el lugar.—Ha de ser producto del Jefe Nagutu y sus cazadores nocturnos, lo cual nos indica que estamos en
—¿Así que han decidido rendirse? ¿Desisten de este ataque? —pregunta Tekay en su forma humana contemplando a los Fuhure que permanecen de rodillas delante de él.—Nosotros nunca quisimos esta guerra, pero sabes que debemos obedecer a lo que nuestro Jefe nos indica, el no hacerlo significa la muerte por rebelión —indica Juhion que ha sido comisionado por sus compañero para interceder por ellos.—El chaman era una sola persona, si todos se hubiesen unido para resistir esa decisión lo hubiesen logrado, pero en el fondo decidieron seguirlo ya fuese por temor o ambición —replica el cazador no aceptando justificaciones para excusarlos.—Puede que hayamos sido demasiado cobardes para tomar la decisión de resistirlo, pero ahora nos ponemos en tus manos. Haz como bien te parezca con nosotros, matamos si crees que no merecemos la vida, o perdónanos —ruega Juhion sin sentirse capaz de levantar la cabeza para mirar al muchacho a la cara.—Creo que lo mejo
Un pequeño niño de ocho años aprovecha los últimos rayos de sol del día para practicar su puntería con el arco, inhala el aire por la nariz y lo retiene antes de disparar para que su respiración no afecte la trayectoria de su flecha, tal y como le aconsejó su padre. Suelta la flecha que esta vez parece que por fin va a dar en la manzana que ha colocado encima de la rama de un árbol, una sonrisa comienza a dibujarse en rostro moreno del niño, sus ojos marrones claros brillan con orgullo esperando el momento de soltar su anhelado grito de triunfo. Pero al ver que la saeta pasa a dos palmas de la manzana suelta un gruñido de frustración tirando el arco al suelo, ha estado todo la tarde practicando para ser un buen cazador como su padre, Sin embargo, sigue siendo tan malo como hace diez soles cuando comenzó a practicar, so sigue así no será más que un recolector, o incluso un cuidador de animales, sería una deshonra para sus ancestros que han sido toda respetados cazadores de la tribu F
—Los Nagutu somos un pueblo fuerte que no tiene nada a que temer, Jazur —reclama el Jefe de la tribu con disgusto sentando junto a sus compañeros alrededor de una fogata en el interior de una choza de barro y ramas.—Mi resistencia no está fundada en que dude del valor de nuestro pueblo, sino a que aún nuestra gente se está recuperando de las pérdidas de padres, hijos y hermanos que sufrieron en nuestra última guerra —explica el hombre de rostro delgado pintado con cuatro rayas rojas en la frente.—Eso es cierto, además de que debemos recordar que el sacrificio de nuestra gente fue para recibir una derrota, perdimos el bosque de la abundancia ante los Hazudos —reclama un anciano de largo cabello gris que cae sobre sus hombros.—En la guerra se sufren pérdidas, no sólo de vidas, sino aún también de territorios. En ese entonces cometimos el error de subestimar a nuestros enemigos, nos confiamos en nuestro arte con el veneno, pero olvidamos que las otra
Entre las montañas nevadas que forman una larga cordillera aún más allá de donde llega la mirada del hombre, un grupo de guerreros cuyo torso y espalda llevan cubiertos por pieles de guanaco avanza apresurado por un angosto camino entre las rocas. Al llegar un estrecho pasaje entre dos enormes rocas se ponen de costado y lo atraviesan durante algunos metros, cada tanto levantan la vista divisando que por encima de sus cabezas los vigías los observan, algunos incluso solo están sentados al borde de una saliente rocosa, ya que para los Hazudos escalar y moverse entre las rocas es tan fácil como caminar en el suelo firme para los demás.Al terminar de cruzar el pasaje la tribu aparece delante de sus ojos, las innumerables chozas semicircular cubiertas de pieles para proteger a las familias del frío. El cielo azul es un circulo por encima de sus cabezas, ya que toda la tribu está rodeada de formaciones rocosas sirviendo como muralla natural, en toda la historia de la tribu, un