–Lo lamento, mi madre le pidió a Iriana que me diera otro dormitorio y está empeñada que no debemos dormir juntos –susurre al entrar a la habitación de Jacob después de esperar a que mi madre se durmiera. Él dejó su teléfono sobre la mesa y se acercó a mí con una gran sonrisa, me tomó por la cintura, me quedé sin respirar cuando sentí la firmeza con la que lo hizo, sentí su aroma masculino que me encantaba y la calidez de su cercanía. No te enamores, Rebecca. Esas eran las palabras que me repetía, debía tener cuidado con este hombre, era tan atractivo, sexy y besaba como el diablo, comenzaba a preguntarme ¿cómo sería en la cama? Seguramente muy bueno, ojalá lo pudiera descubrir esta noche. –No te preocupes que lo último que haremos es dormir. La forma tan sensual que lo dijo con esa voz grave fue directo a mis entrañas, me besó tan apasionado y posesivo, su lengua invadió mi boca, llevé mis manos a su cabello, tan suave y esponjoso, lo sujete con fuerza mientras él me levantó
Llegué al edificio y estuve un momento en el auto, empecé a pensar que la idea de Jacob de trabajar desde casa, era buena idea, la última vez que se dijo algo de Jacob y de mí comenzaron a hablar cosas sin sentido, ahora que era un hecho que teníamos una relación posiblemente ya me habían inventado toda una telenovela. Sin embargo no puedo dejar que eso me desanime, está era la oportunidad que me había quedado y con el contrato que había firmado con Jacob tendría trabajo al terminar la campaña y toda está farsa. Tomé aire y con el poco valor que me quedaba salí, no encontré a nadie hasta que llegué a mi piso, misteriosamente todos estaban ocupados, nadie me vio entrar, fui directo a mi escritorio, la chica de las fotocopias me miró y cuando yo lo hice bajó la mirada al aparato que tenía al frente, una de las secretarías hizo lo mismo, los demás parecían enfocados en su trabajo, espero que sigamos así. –Aquí está señorita Lowe –exclamó Sam que venía hacía mí –. Espero que tenga la li
–Podemos ir al lugar que querías –propuse.–Está bien –murmuró escribiendo en su teléfono –. Llegaremos a casa. Creo que se molestó porque le dije que no, miré la ventana y tardé un instante en sentir una mano rodear mi cintura, Jacob me acercó a su cuerpo. –¿Qué pasa? –dudó –. Creí que esto era lo que querías, ir a casa con los chicos. –Es que… también podemos hacer lo que tu quieras. –Yo quiero estar contigo. Sentí su nariz rozando mi cuello, el aliento golpeando mi piel y al instante apreté mis piernas sintiendo el cosquilleo en el vientre. –¿Por qué cierras las piernas? –susurró a mi oído, se acercó despacio y me beso, era muy seductor, la forma de acercarse y hablar, la forma que me hacía sentir me gustaba, su mano fue detrás de mi cabeza y profundizó el beso, empecé a sentir el calor en mi cuerpo, rocé mi mano sobre su camisa bajando hasta llegar a su pantalón, tomé el cinturón, nos daba tiempo de algo antes de llegar a la casa, pero él me detuvo. –No, aquí no –negó –. No
Jacob no estaba en el dormitorio cuando llegué, no creí que hubiera tardado tanto y ya era tarde, no entiendo a dónde podría haber ido, espere unos minutos a que todos estuvieran dormidos y fui a darle una vuelta a la casa, pero no lo encontré, me sentí tonta al haberme peleado con mamá por él cuando ni siquiera me había esperado. Las peores cosas pasaron por mi cabeza, seguramente se había ido a buscar a alguien que no tuviera una madre entrometida y que pudiera complacerlo, él era un hombre atractivo y elegante, cualquier chica caería en sus encantos, no quería pensar en eso, pero era algo que ya estaba en mi cabeza, después de todo ya me habían sido infiel antes, no tenía que lamentarme, después de todo esto solo era un trato, Jacob y yo realmente no teníamos una relación, estar aquí solo había sido resultado de la tontería de la calentura que habíamos tenido, ya me había acostado con él y aunque hubiera sido sorprendente, eso tenía que ser suficiente. No te enamores, Rebecca. L
Terminé escogiendo un vestido color esmeralda con falda de tul y un escote hasta los hombros, la otra vez Jacob mencionó que le gustaba el color verde así que esperaba complacerlo con esto, tenía que verme bien, llevé el cabello suelto y algo de maquillaje, aún tenía miedo de dejarme crecer el cabello porque alguien podría reconocerme, pero supongo que con el tiempo podría hacerlo, siempre me había gustado mi cabello largo, así era difícil hacer algún peinado. Salí de la habitación y fui a la de Alice, quería saber su opinión sobre qué le parecía, no había tenido tiempo de preguntarle a alguien y de hecho por tener tantas ocupaciones no tenía amistades, apenas si hablaba con Sally y Hunter, pero ellos eran compañeros de trabajo. –¿Me veo bien? Alice no dijo nada desde que entré y eso me hizo sentir más nerviosa, se acercó y pasó las manos por las mangas caídas. –Te ves hermosa, mamá. –¿Crees qué le guste a Jacob? –Le va a encantar –sonrió. –Eso espero, me dejó escoger el vestid
Al entrar al salón encontré a Jacob cerca de los bocadillos, no sabía cómo descifrar su gesto entre preocupado, interrogativo y feliz al verme. –Te he estado buscando. –Estaba tomando algo de aire –expliqué –. Hay demasiadas personas y aún… –¿Quieres irte? –me interrumpió. –Ah… bueno… –tartamudeé por la forma en que me estaba viendo –... Es una cena importante para tí. –Ya hablé con las personas que tenía que hablar y también pienso que hay demasiadas personas, me asfixian. –Habló el político –me burlé y él sonrió –. Si tu quieres irte, está bien. Me tomó de la mano y con la elegancia que lo representaba salimos del lugar, el auto ya estaba esperando con la puerta abierta y a un lado estaba el chófer, nos permitió entrar, apenas había tomado mi lugar en asiento cuando sentí las manos de Jacob sujetando mi cintura, chocó sus labios con los míos, sorprendida respondí a su beso, quedé atrapada entre la puerta y el cuerpo de Jacob, sus manos tocaron mi trasero, gemí contra sus labi
Jacob… La familia de Rebecca me parecía bastante interesante y todo un desafío. Admito que al principio solo la quería a ella, verla en ese club tan decidida y preciosa, segura y hasta ambiciosa, una buena negociadora, esa era una mujer para mí. Que hubiera sido meretriz me importaba una mier.da, ahora estaba conmigo.Sin embargo, estaba consciente que ella no dejaría a sus hijos, ni a su madre, lo poco que conocía de su historia podía ver lo importante que era su familia, que daría todo por ellos, una mujer capaz de tragarse su orgullo por sacar adelante a sus hijos y al mismo tiempo protegerlos de todo lo que conlleva este mundo.Cuando la encontré afuera de esa escuela no podía creer que era ella, verla con su cabello corto, sin maquillaje, unos jeans, blusa larga y tenis, me hizo cuestionar al detective que contrate, ¿cómo era posible que esa era la mujer que había estado buscando? Al conocerla me dí cuenta que era como si tuviera dos personalidades, había una madre protectora
Ver a Angelo desde abajo en ese juego tan agresivo de luchas me pareció un riesgo total, Jacob no me permitió negarme cuando subieron, aunque sabía que todo era seguro, no quería que estuviera ahí, yo sabía que era una mamá sobreprotectora, pero es que no lo podía evitar, mis hijos eran mi vida, había hecho todo por ellos, los amaba más que nada en el mundo y no quería que nada los dañará. Mi corazón saltó cuando lo ví caer y casi me dieron ganas de subir a golpear a Jacob por hacerle eso a mi pequeño, había sido agresivo solo para ser la primera vez, él no sabía nada de esto; Sin embargo, cuando todo terminó Angelo venía feliz, también Jacob, pero ¡Angelo estaba feliz! Fuimos a un par de juegos más donde Jacob nos insistió en subir, yo terminé en unos obstáculos saltando con pelotas, fue divertido, mamá fue la única que no se subió, dijo que ya estaba muy vieja para esas cosas, Angelo también subió y competía con su hermana o con Jacob, su actitud había cambiado en poco tiempo, ter