El día de la cena llegó, yo daba gracias al cielo porque Jacqueline era el cliente más difícil que había tenido aunque creo que era solo para hacerme la vida imposible, bueno, no lo creo, así era. Recibí las primeras llamadas de ella desde las seis de la mañana, las cuales ignoré porque estuve en el hotel hasta las dos de la tarde, me estaba cambiando cuando Jacob me abrazó. –Te ves muy guapa –mencionó.–Con mi uniforme –señalé –. Gracias igual. –Desnuda también te ves mejor –sonrió y me beso la mejilla –. Hoy no vengo a cenar, debo ir a un evento de caridad. Me detuve para verlo entrar al baño, cinco minutos después salió sonriente, pero yo aún seguía ahí. –Irás a la recaudación de fondos para los huérfanos. –Así es, ¿cómo lo sabes? –dudó al cambiarse. Intenté repasar la lista en mi cabeza, Jacob no aparecía ahí, en ningún lado decía su nombre, eso no era posible, a menos que la señora Hoffman lo haya agregado como ella, por supuesto. –Estoy a cargo de ese evento –mencioné –.
Jacob… Había recibido una invitación a la cena de recaudación de fondos para los huérfanos de los Richardson, era extraño recibirlo a última hora, pero tendría que ir al menos un poco de tiempo por las presentaciones me alegró saber que Becky estaría ahí, al menos no estaría tan mal. Me retrasé por unos asuntos con el ministro de finanzas, al menos tenía un traje decente, al llegar todo era elegante, eso no me sorprende debido a que los eventos de ellos suelen ser así, es increíble como Becky pudo mezclar el tema tan sensible con la extravagancia de los Richardson, la estuve buscando, pero no la encontré, aunque sí habían unos antiguos colegas de la universidad, personas con dinero que podía aprovechar a saludar, era importante apoyarlos, fue hasta que escuché a alguien ahogarse cuando ví a Becky con los Montaner, fui directo a ella, no me gustaba que estuviera tan cerca de Esteban y su padre, después de todo lo que se había hablado, era mejor aclarar las cosas. Además, estaba segu
–Señorita Lowe, no es necesario que siga aquí, nosotros nos encargamos de la limpieza –comentó una de las chicas del servicio. –Está bien, quiero asegurarme que todo quede limpio para el evento de mañana –me excusé –. Revisaré el libro y luego me iré. Solo estaba usando excusas para no regresar a casa, Alice y Angelo ya estaban durmiendo, mi madre me había dicho que había sido una noche tranquila. Después de la señorita Alessandra mencionará mi nombre delante de todos fingí que debía terminar de ver el evento y me fui a la cocina hasta que la mayoría de las personas se fueron, dos meseros me llamaron porque habían personas que querían reservar mis servicios para sus celebraciones y mandé a colocar unas tarjetas sobre la mesa de aperitivos donde se podían comunicar conmigo personalmente, no estaba para atender personas. Fui a la oficina de la administración y revisé los libros con las actividades anteriores y las próximas, tenía eso en la computadora de la oficina, pero estaba evit
–¡Rebecca! Abrí los ojos y me encontré con mi madre que me estaba moviendo con su mano, me levanté y sentí el frío de la mañana. –Mamá, ¿qué hora es? –Son las seis –respondió –. ¿Qué haces aquí? –Ah, no lo sé –bostecé –. Debí quedarme dormida aquí al llegar. –¿A qué hora regresaste? –Tampoco lo sé. –Cariño, se supone que tendrías un mejor trabajo, pasas todo el día fuera de casa, esto es… Empecé a escuchar los reclamos de mamá sobre lo importante que es estar en casa con los niños, dedicarles tiempo y el trabajo importante de una mujer como madre, mezclaba las palabras entre italiano y castellano, este trabajo ocupaba la mayor parte de mi día y muchas veces la noche, si fuera millonaria y tuviera nada más de que preocuparme en la vida, les daría todo el tiempo del mundo a mis hijos, ella es quien los a estado cuidando la mayor parte del tiempo así que prefiero escucharla y no contradecirla. –Se supone que sería una mejor oportunidad. –Es una mejor oportunidad, mamá –debatí e
El domingo tuve que estar corriendo con los niños para que pudiéramos estar a tiempo para el almuerzo con los Montaner. Alice no quería usar vestido, tuve que amenazarla con quitarle el teléfono por una semana, siempre funcionaba ese castigo, solo se lo he aplicado un par de veces. Angelo no quería bañarse, dijo que lo había hecho toda la semana, al final lo convencí con un plato de pastel, tuve a arreglarme, esa fue la peor parte, no sabía cómo debería ir vestida, se supone que iba a ser un almuerzo, entendí que solo éramos nosotros, pero ahora no estaba muy segura porque se supone que debería ir con una ropa sencilla como jeans y blusa informal para tener más comodidad o un vestido, me probé varias prendas hasta que recordé que le había dicho a Alice que usará vestido, así que me terminé colocando uno con estampado color menta, y es que no le había pedido a Alice que usará vestido por etiqueta, lo que realmente sucedía es que sus jeans parecían haber salido de una trituradora, ten
Jacob…Que soy idiota, eso ya lo sé. Qué no se discute con tu mujer, eso también lo sé y precisamente ese es el motivo por él que terminé afuera de la casa. Estaba por irme a mi apartamento del centro cuando vi un auto del otro lado de la calle, no era de ninguno de los vecinos, ya de tener un tiempo de vivir aquí aprendes a conocerlos. Salí de mi auto y lo miré, tenía todo apagado, empecé a caminar hacía él cuando se encendió, las luces también lo hicieron y salió de prisa. Intenté apresurarme a ver las placas o algo, pero se fue demasiado rápido, ¿qué carajos había sido eso? Miré alrededor y me dí cuenta que no había nadie más, esto era una locura, entre a la casa y fui a ver las cámaras de seguridad, había mandado a instalar algunas alrededor de la casa cuando nos mudamos aquí, era una calle segura así que no ví la necesidad de contratar seguridad, todos los vecinos eran tranquilos aunque algo ruidosos, pero te acostumbras con el tiempo. Ahí estaba el auto, no entiendo como n
Rebecca…Después de que Jacob me dijo sobre el auto, empecé a sentirme un poco paranoica, tenía miedo por mis hijos, terminamos hablando con todos por seguridad y cambiamos algunas cosas, ahora los niños iban acompañados por el chofer hasta el instituto y regresaban a casa, no podían salir a ningún lado sin permiso, Jacob les instaló un programa en su celular para saber dónde estaban todo el tiempo, les explicó que era por su seguridad y que no era para invadir su privacidad, había tres hombres en la casa que se turnaban para cuidar, si uno de nosotros quería salir, se iría acompañado por uno de ellos. El jefe de seguridad de Jacob dijo que haría lo posible por saber quien era la persona que estaba detrás de esos acosos, pensó que podría tratarse de algún paparazzi y quería exponer algún escándalo sobre nosotros, eso me puso nerviosa al recordar mi antiguo empleo, si se enteraban que había sido meretriz, podría afectar la reputación de Jacob, pero él me dijo que no me preocupará, que
Rebecca Lowe. Mis manos están frias y temblorosas, siento el corazón acelerado, las personas pasan a mi alrededor y no me miran, las puertas abiertas y las enormes letras del restaurante están frente a mí, pero no he dado un paso, debo entrar si quiero saber la verdad.El día de ayer mi esposo creyó que estaba dormida y lo escuché hablar con alguien, una mujer posiblemente, muy cariñoso diciendo que se verían aquí, no sé si lo hizo a propósito para que yo supiera la verdad de su engaño. Intenté pensar que solo era un sueño, que no era cierto, que Brendan no podía hacerme esto, pero conforme veía el tiempo acercarse la curiosidad me ganó y aquí estoy. Una pareja entra al restaurante, me asuste porque creí que era Brendan, no lo es. Respiré de nuevo y ví el elegante restaurante, con el dinero que me da apenas si alcanza para tomar una sopa con los niños. Finalmente me armé de valor y crucé la puertas. –¿Para cuántas personas? –me pregunta el mesero. –Solo yo –respondí, ví a Brendan