Julianne sabía reconocer a un adicto, fue la primera en identificar cada una de las recaídas de su hermana, cuando probaba iniciaba con un hablado pausado, a Alice le costaba parpadear, así que comenzaba un pestañeo muy rápido y todo la ponía histérica, sus nervios se cambiaban por una alta frecuencia y combinación de una mujer postguerra y postparto, cuando llegaba a ese punto su comportamiento era hiperactividad pura, pasaba el día muy agitada, se movía de una forma exagerada justo como Analissa lo estaba haciendo en ese momento en el que caminaba de un lado a otro mientras murmuraba cosas para sí misma. Julianne le observó detenerse, Analissa se llevó una uña a la boca y se acercó a Julianne y le señaló con la brocha del maquillaje en la mano.
La mujer se paró frente a ella y le dio una fuerte cachetada. Julianne respiró hondo aguantándose el dolor las ganas de matarla a golpes, le tomó la mano y le vio a los ojos.
Julianne había insistido en que no tenía nada, sin embargo tanto los policías como los paramédicos le había visto rodar por las escaleras, así que de igual manera se subieron en una camilla y le llevaron. Cuando llegó al exterior pidió que le llamaran a Tom a alguien necesitaba que revisaran a Analissa, sabía que alguna estupidez había hecho. Carrick le vio en la camilla y le tomó de la mano. —¿Qué te hizo? —Analissa me iba a inyectar algo y creo que se lo inyectó ella. —Dijo asustada. —Va a matarse Cash, tienes que hacer algo. —No me interesa, qué te ha hecho a ti —Le preguntó a los paramédicos que tenía Julianne. Le dijeron que iban al hospital para hacerle unas radiografías. Julianne le tomó fuerte de la mano y dijo: —Ve por Analissa, algo se inyectó. Necesito no ser la persona que sabía que iba a matarse y no se lo impidió. Por favor. No tengo nada, ni siquiera dolor —Carrick le inspeccionó con la mirada y le dijo que no quería dej
Carrick se levantó primero que Julianne, lo que sea que le hubiesen dado estaba demasiado bueno para dormir porque la mujer que nunca duerme ni ronca lo estaba haciendo, el joven le rodeó con algunas almohadas como hacía con sus hijos cuando estaban pequeños, le cobijo bien y fue por una ducha. El joven tomó una ducha. De agua fría, se peinó y se vistió. Luego subió a la suite en la que estuvo alojado con anterioridad. Carrick saludó al detective encargado del caso, y el gerente, estaban en la habitación que Analissa había convertido en la escena del crimen. Carrick no presentó cargos para ayudar al caso de Analissa y pidió al gerente que hicieran una renovación en el lugar odiaría que su madre fuese a visitar la ciudad y se encontrase con ese reguero. Regresó a la habitación con el desayuno. Se preparó un café y llamó a uno de sus clientes, el señor Ching quería impresionar a unos inversores gringos y estaba decidido a usar su casino como centro de entretenimi
Julianne y Carrick compartieron un tórrido romance de oficina, se habían conocido en la oficina de su padre, se besaron como nunca, hubo manos recorriendo cuerpos ajenos, sonrisas que decían mucho pero después de muchos besos. Carrick se animó a pedir una cita, Julianne le vio divertida, ella se sentó en el escritorio de la oficina de su tío y le vio a los ojos, él repitió la pregunta: —Julianne quiere ir a una cita conmigo—declaró un joven Cash. —Qué raro. —¿Qué? —¿Esto es un romance de oficina o quieres sexo? Yo no estoy segura de querer sexo. —¿Estás insegura porque has escuchado que la primera vez duele o porque estás enamorada de mí? —¿En qué me convierte? —No sé, pero estoy enamorado de ti y adoro a Alonso y es lo único por lo que me
Carrick se tropezó con los pantalones todavía en los pies sonrió al darse cuenta de que tan solo era Salma y no su madre, esa conversación seguía sin querer tenerla. ¿De dónde vienen los bebés? ¿Qué es el sexo mamá? Antonia no estaba lista para tener esa conversación y Carrick no quería escuchar qué sabía u opina su religiosa madre del sexo. Al ver a su cuñada en la cama, tan despeinada o tan lista para ir a dormir Carrick no pudo evitar reír con más ganas. Julianne pasó su mirada por el joven y luego por la mujer que se cubría parcial mente el rostro mientras reía silenciosamente. Salma sabía lo que estaban por hacer Carrcik y Julianne y les envidió un par de segundos porque era un joven guapísimo en la edad en la que ya saben de sexo y están orgullosos de ello... y ella estaba peleada con su esposo, durmiendo en una habitación aparte mientras él dormía al otro lado con su suegra. Julianne se subió los cerró lo
Carrick escuchó con atención tanto a su muy enojado padre como su madre, sus hijos habían drogado a un adulto mayor, se escaparon de casa, usaron transporte público consumieron alcohol y regresaron cuando les plació la gana. Era imperdonable e inadmitidle. —¿En dónde estabas tú? —preguntó su mamá y él le vio serio. Finalizó la llamada con el Señor Burwish y les puso un mensaje a sus hijos y sobrino. —¿Cómo has criado a tus hijos? —Mamá, deja el drama. —Voy directo a Málaga a encerrarles en el sótano sin aire—Carrick sonrió y se inclinó para besar las mejillas de su madre. Le encantaba que su mamá la mujer que no crio demasiado a sus cinco hijos estuviese hablando de sus métodos de crianza, sin embargo, le alegraba que salir de casa y estar en el mundo laboral le diesen la fortaleza para decir lo que le pasaba por la cabeza. —Te ves tan guapa así vestida de empresaria, ponte de pie. —Pidió y la mujer lo hizo con una sonrisa enorme en
Julianne había jugado la carta de no estoy interesada en que la mejor amiga de tu ex, que está mejor que ella, esté con mi novio dándose vueltas por un casino con otras mujeres a medio vestir. La masajista le dijo que estaba algo tensa, en realidad usó la palabra crónicamente tensa y le recomendó hacerse masajes más seguido, le mostró a. la otra masajista como sus escápulas no se movían y Julianne le pidió que se quitara de encima. Salma sonrió porque todos esos comentarios no la relajaban ni a ella, crónicamente estresada. Salma tomó asiento y se sirvió más champaña y un poco más para Julianne. —Si Carrick la quisiera estarían juntos—Replicó Salma. —Yo sé, pero es la misma mujer que estaba ahí cuando Analissa y yo estábamos intentando conquistar su corazón. Carrick, es imposible.Quiero estar con él y confiar en él, pero... no puedo de esta forma. —Carrick ha estado con un número de muj
Julianne fue por una ducha larga necesitaba estar bajo el agua para relajarse un momento se bañó y se maquiló, porque si seguían huyendo el uno del otro Carrick y ella serían sus abuelos una pareja de sesenta años que tuvo que reconocer que el amor era más fuerte que el orgullo y ahí estaban a los ochenta pidiendo que la vida le dieran cinco años más juntos, cinco años sanos, cuerdos, enamorados, porque los dos se resintieron tanto de jóvenes, luego se casaron con la persona equivocada y finalmente tuvieron hijos a los que temían decepcionar y habían pasado quince años más después de la muerte de su abuela fingiendo ser los mejores amigos hasta que su abuelo tuvo un infarto y su abuela reconoció que el único corazón que no podía operar en la ciudad era el del amor de su vida. Carrick y ella no sería en eso. Su relación acababa o iniciaba ahora. La mujer se puso un buen conjunto de lencería, se peinó bien y se puso un vestido pegado de lentejuelas y los tacone
La pareja compartió una rápida mirada a los ojos, Julianne vio el lugar si bien era un espacio único en las Vegas en las que podía estar más cerca de los juegos artificiales, le hubiese gustado una iluminación romántica, flores y quizá un fotógrafo, pero, la intención es lo que cuenta. —Por supuesto que sí, pero hoy no. Cuando te pida matrimonio todo el mundo va a saberlo, pero hoy, quiero dejar claro cuánto te amo y cuán importante es cada momento que estoy contigo. —Si no te estás comprometiéndote conmigo... ¿Qué haces de rodillas Burwish? Carrick rió por el sarcasmo en el tono de voz de Julianne, —Estoy entregándote un anillo de promesa. Prometo respetarte, amarte y cuidarte con mi vida. —Hay dos anillos. —Tal vez m