Había sido una noche demasiado emocionante para Julianne. Cuando regresaron del bosque, sus hermanos y su padre habían llegado junto a su tío Favorito. James no pudo evitar soltar la pulla de que a los niños les habían tomado seis meses y a Carrick casi veinte años en medio de la cena familiar.
Julianne vio el rostro de Carrick y supo de qué iba la noticia. La joven le abrazó y él maldijo molesto, tenía que decirles a sus hijos que la perra de su madre había fallecido. —Lo siento, Cash.—Él le dio un beso en la frente. —Puedes por favor a averiguar sobre el caso de Berrocal yo voy a resolver esto. —Bien. No tienes que hacer nada solo. —Sí. Sus hermanos bajaron para desayunar junto Alice y Alan, Julianne fue a despertar a los chicos, Lorenzo se había pasado de cama y tenía a su primo pequeño abrazado como un peluche. Los cuatro se miraron.—Vamos a desayunar—Propuso Julianne. —Mi abuelo dijo que íbamos a montar—Respondió Isabela emocionada. —Voy a bañarme. —¿Quién putas se baña antes de ir al monte? —Yo. ¿Qué tal si me pasa como a tu mamá? Llega un príncipe a conocer
Carrick estaba acostado en el césped mientras sus hermanos jugaban croquet como si fuesen de la realeza, su hermana y Alice llevaban un sombrero gigante, sus hermanos unas corbatas mal anudadas e Isam su cuñado llevaba guantes al igual que Alan. Eran tan ridículos todos. Habían convertido el croquet tan clásico y refinado que su mamá amaba en un evento especial dirigido por un código de vestimenta que su hermana básicamente se inventó y finalmente estaba la parte de fuerza y masculinidad, intentando derribar al otro de un solo golpe. Valentina dirigía un croquet con los pequeños y reía como loca de los malos intentos de su hijo mayor junto con Lorenzo, el cual no podía ocultar la sonrisa de diversión ante los múltiples fracasos de su hermanito. —Tu turno, Cash—Dijo Leonor mientras le daba golpecitos con el palo. —Son muy malos, malos que te cagas—Replicó Carrick mientras caminaba como un lagarto y se pu
Julianne le abrazó de vuelta y sonrió. En el tiempo que estuvieron fuera recopiló todo lo que necesitaba para su sorpresa de cumpleaños y el que Cash necesitara un momento o dos a solas era demasiado perfecto porque Bas e Isa podrían hacerse cargo del resto y Emma entretendría a Santiago. —Un momento a solas, en un lugar con nuestros padres y hermanos, por no hablar de nuestros hijos. —Y los amigos—Interrumpió Sebastian.—Estoy en casa sentado esperando la invitación. Qué crees que eres. Que ahora que tienes a Julianne te puedes olvidar que somos familia. Soy el padrino de tus tres hijos, soy tu hermano no biológico y tu compañero de vida. ¿Te acuerdas de mí? Te acuerdas de Alonso. —Sí, una cosa es que te metas con mi prima y otra que nos abandones por ella. Julianne y los niños están en segundo eslabón. Recuerda quienes son tu prioridad. —¿Cómo que no les invitaro
Muchas veces fantaseamos con que las cosas sean como la primera vez, el problema es que no recordamos como lo hicimos de un principio y enamorarse era así para Carrick, quería repetir ese amor que sentía por Julianne todos los días de su vida, sin embargo, es imposible que todo sea igual para siempre así que mientras besaba a su novia y se unía a ella de la manera más íntima posible, le miró a los ojos y se prometió a sí mismo intentar que el resto de sus vidas fuese mejor que aquella tarde. Julianne estaba tomando una ducha cuando Carrick regresó con el teléfono. —¿Tienes malas noticias?—preguntó Julianne asustada. —No. Relájate. —respondió.—Isabela casi explota tu teléfono a mensajes. “No sé por qué no contestas, pero estoy muy molesta” “Demasiado.” “ Me encantaría que reaparecieras.” “Tú, papá y yo tenemos que hacer una reunión de sillón de las del tío Alonso”. “L L Á M A M E” <
Todos estaban sorprendidos de que Carrick no le propusiera matrimonio a Julianne y que Julianne no le rompiese la cabeza. Sus tres hijos estaban sentados en el sofá viendo una fotografía de los cinco, las tres semanas siguientes al cumpleaños de su padre habían sido buenas, pero necesitaban saber qué pasaba por la cabeza de Julianne. —Hola, mamá—Dijo Santiago cuando la puerta se abrió la joven rio y se inclinó para besarle en las mejillas. —Hola, cielo. —Tenemos tu café—dijo Isabela. —Leí tu blog esta mañana Isabela, eres espectacular.—le felicitó su padre. —Gracias, desde que Marcela es mi editora es más fácil para mí enfocarme en lo que vale la pena. —Claro, tiene una excelente mentora, pero el trabajo, el esfuerzo y la magia la pones tú princesa—respondió Julianne.—¿Entonces la cena está... preparada? ¿Su papá no está? ¿Qué está pasando? —Queremos saber cómo t
Carrick sabía que desde el punto de vista de Julianne todo era oscuridad y había fallado completamente tantas veces que la mínima cosa se convertía en mucho y los dos estaban sintiendo la misma presión de su familia, amigos e hijos ¿Por qué no se casan? ¿Por qué no hacerlo oficial? Ella pensaba que él seguía sin quererla lo suficiente y él que no estaba dándole lo suficiente. Carrick se paró al lado de la puerta para impedir que Julianne se fuera y dijo: —Necesito que se sienten y me escuchen. Julianne entiendo que estás frustrada y muy molesta. —¡Me voy! ¡Sigo demasiado molesta como para siquiera respirar tu oxígeno!—Replicó molesta. —No es sobre ti. Ni sobre nosotros. —¡¡Entonces!! Si no es sobre nosotros qué putas estamos haciendo. —Es que quiero hacer las cosas bien. Quiero que sea especial y no encuentro el momento adecuado. —No quiero un anillo de dos millones y una casa en la pradera po
Julianne regresó a su apartamento, para cuando lo hizo los amigos de Carrick ya se habían ido, solo quedaban él y sus hijos. Los niños estaban acostados en el sofá, ambos apoyados contra Isabela. Ella se acercó con unas rosas que se robó del hotel y la cara llena de vergüenza. —Perdón—dijo y los niños le miraron apenados, con la tristeza latente en sus ojos. Julianne se sintió mucho peor que cuando se dio cuenta de que estaba gritándole a Carrick enfrente de los niños. Vio a Isabela forzar una sonrisa y dijo: —Estás disculpada. —No, no tienes que hacerlo ya porque la cagué. Tengo que mejorar, pero he decidido algo. —¿Qué?—preguntó Santi. —La próxima vez que me enoje con Cash, me los llevo—Los niños rieron ante el rostro de sinceridad y le dio las rosas. —Quieres hablar o sigues necesitando espacio. —Quiero que duermas en el sofá, por c
Carrick se acercó a Julianne y le abrazó. Todavía con lágrimas en los ojos y llorando. Ella le acarició la espalda y el pelo, lo acunó como si fuera un bebé. —Yo estoy súper bien con que me dejes ser quien necesites. Voy a cuidar siempre de ti. —Lo sé. —¿Lo sabes?—preguntó divertida mientras le limpiaba las lágrimas. —Te amo y quiero que me cuides todos los días aunque sea un necio, horrible y agotador. Voy a dejar de hacer las cosas complicadas. —Bien.—dijo y le dio una palmadita en el trasero. —Te amo, Jul. —Y yo, pantancito—Respondió y los dos sonrieron antes de que él le besara. Los niños salieron de la habitación de su papá y les vieron besándose, Santiago rodó sus ojos y fue hacia su abuela, su hermano le imitó mientras tomaba una foto de sus papás. —¿Cuál es tu desayuno favorito?—p