Carrick estaba acostado en el césped mientras sus hermanos jugaban croquet como si fuesen de la realeza, su hermana y Alice llevaban un sombrero gigante, sus hermanos unas corbatas mal anudadas e Isam su cuñado llevaba guantes al igual que Alan.
Julianne le abrazó de vuelta y sonrió. En el tiempo que estuvieron fuera recopiló todo lo que necesitaba para su sorpresa de cumpleaños y el que Cash necesitara un momento o dos a solas era demasiado perfecto porque Bas e Isa podrían hacerse cargo del resto y Emma entretendría a Santiago. —Un momento a solas, en un lugar con nuestros padres y hermanos, por no hablar de nuestros hijos. —Y los amigos—Interrumpió Sebastian.—Estoy en casa sentado esperando la invitación. Qué crees que eres. Que ahora que tienes a Julianne te puedes olvidar que somos familia. Soy el padrino de tus tres hijos, soy tu hermano no biológico y tu compañero de vida. ¿Te acuerdas de mí? Te acuerdas de Alonso. —Sí, una cosa es que te metas con mi prima y otra que nos abandones por ella. Julianne y los niños están en segundo eslabón. Recuerda quienes son tu prioridad. —¿Cómo que no les invitaro
Muchas veces fantaseamos con que las cosas sean como la primera vez, el problema es que no recordamos como lo hicimos de un principio y enamorarse era así para Carrick, quería repetir ese amor que sentía por Julianne todos los días de su vida, sin embargo, es imposible que todo sea igual para siempre así que mientras besaba a su novia y se unía a ella de la manera más íntima posible, le miró a los ojos y se prometió a sí mismo intentar que el resto de sus vidas fuese mejor que aquella tarde. Julianne estaba tomando una ducha cuando Carrick regresó con el teléfono. —¿Tienes malas noticias?—preguntó Julianne asustada. —No. Relájate. —respondió.—Isabela casi explota tu teléfono a mensajes. “No sé por qué no contestas, pero estoy muy molesta” “Demasiado.” “ Me encantaría que reaparecieras.” “Tú, papá y yo tenemos que hacer una reunión de sillón de las del tío Alonso”. “L L Á M A M E” <
Todos estaban sorprendidos de que Carrick no le propusiera matrimonio a Julianne y que Julianne no le rompiese la cabeza. Sus tres hijos estaban sentados en el sofá viendo una fotografía de los cinco, las tres semanas siguientes al cumpleaños de su padre habían sido buenas, pero necesitaban saber qué pasaba por la cabeza de Julianne. —Hola, mamá—Dijo Santiago cuando la puerta se abrió la joven rio y se inclinó para besarle en las mejillas. —Hola, cielo. —Tenemos tu café—dijo Isabela. —Leí tu blog esta mañana Isabela, eres espectacular.—le felicitó su padre. —Gracias, desde que Marcela es mi editora es más fácil para mí enfocarme en lo que vale la pena. —Claro, tiene una excelente mentora, pero el trabajo, el esfuerzo y la magia la pones tú princesa—respondió Julianne.—¿Entonces la cena está... preparada? ¿Su papá no está? ¿Qué está pasando? —Queremos saber cómo t
Carrick sabía que desde el punto de vista de Julianne todo era oscuridad y había fallado completamente tantas veces que la mínima cosa se convertía en mucho y los dos estaban sintiendo la misma presión de su familia, amigos e hijos ¿Por qué no se casan? ¿Por qué no hacerlo oficial? Ella pensaba que él seguía sin quererla lo suficiente y él que no estaba dándole lo suficiente. Carrick se paró al lado de la puerta para impedir que Julianne se fuera y dijo: —Necesito que se sienten y me escuchen. Julianne entiendo que estás frustrada y muy molesta. —¡Me voy! ¡Sigo demasiado molesta como para siquiera respirar tu oxígeno!—Replicó molesta. —No es sobre ti. Ni sobre nosotros. —¡¡Entonces!! Si no es sobre nosotros qué putas estamos haciendo. —Es que quiero hacer las cosas bien. Quiero que sea especial y no encuentro el momento adecuado. —No quiero un anillo de dos millones y una casa en la pradera po
Julianne regresó a su apartamento, para cuando lo hizo los amigos de Carrick ya se habían ido, solo quedaban él y sus hijos. Los niños estaban acostados en el sofá, ambos apoyados contra Isabela. Ella se acercó con unas rosas que se robó del hotel y la cara llena de vergüenza. —Perdón—dijo y los niños le miraron apenados, con la tristeza latente en sus ojos. Julianne se sintió mucho peor que cuando se dio cuenta de que estaba gritándole a Carrick enfrente de los niños. Vio a Isabela forzar una sonrisa y dijo: —Estás disculpada. —No, no tienes que hacerlo ya porque la cagué. Tengo que mejorar, pero he decidido algo. —¿Qué?—preguntó Santi. —La próxima vez que me enoje con Cash, me los llevo—Los niños rieron ante el rostro de sinceridad y le dio las rosas. —Quieres hablar o sigues necesitando espacio. —Quiero que duermas en el sofá, por c
Carrick se acercó a Julianne y le abrazó. Todavía con lágrimas en los ojos y llorando. Ella le acarició la espalda y el pelo, lo acunó como si fuera un bebé. —Yo estoy súper bien con que me dejes ser quien necesites. Voy a cuidar siempre de ti. —Lo sé. —¿Lo sabes?—preguntó divertida mientras le limpiaba las lágrimas. —Te amo y quiero que me cuides todos los días aunque sea un necio, horrible y agotador. Voy a dejar de hacer las cosas complicadas. —Bien.—dijo y le dio una palmadita en el trasero. —Te amo, Jul. —Y yo, pantancito—Respondió y los dos sonrieron antes de que él le besara. Los niños salieron de la habitación de su papá y les vieron besándose, Santiago rodó sus ojos y fue hacia su abuela, su hermano le imitó mientras tomaba una foto de sus papás. —¿Cuál es tu desayuno favorito?—p
Carrick había pasado la mañana intentando sorprender a Julianne y estaba convencido de que todo sería perfecto. Su hija se despidió y le dijo que estaba muy orgullosa, Carrick sonrió y todos vieron a su padre ingresar a la oficina. —Señor Burwish—dijo Olivia y fue a saludarle. —Hola, cariño, ¿cómo has estado? —No también como usted—Dijo y le ofreció algo de beber. —Como es eso de que has perdido tu tarjeta de hombre ante Cash.—preguntó Sebastian antes de ponerse en pie para saludarle —No sé que me está pasando—Dijo y todos rieron—No dejen que nadie los convenza de jubilarse. —Sí, te entiendo—Olivia vio a su esposo con el ceño fruncido y le dio el whiskey al papá de Cash. —Dejé a tu mamá abajo. —¿¡A mamá?! —repitió Cash.—Papá no la dejas ahí sola. —Está con sus amigas. Dijiste que no
Carrick vio a su novia firmar el prenupcial y los documentos que hacían la casa que habían elegido su hogar, los dos sonrieron y Carrick tomó la pluma y puso su firma en los documentos. Julianne sonrió. —¿Sabes? —comentó Julianne. —Hubo un tiempo en el que te hubiese arrancado la ropa. Carrick vio a su novia entre divertido y molesto. —¿Por qué sientes que no deberías hacerlo? Arrancarme la ropa, tirarme sobre la mesa y no sé... ponerte creativa. —Chupártelo—contraatacó mientras reía. Carrick asintió —Por qué este salmón está buenísimo y quiero saber sobre tu cita con Berrocal. Carrick sintió el pie de su novia contra sus rodillas. ¡Vaya que sí es creativa! Losdos sonrieron. Y ella continuó comiendo como si nada mientras seguía acariciándole las piernas con los pies. —Gracias por el informe y por la ayuda—resumió Cash. —Lo sé.