Becca pasó el resto de la mañana distraída, sin prestar ninguna atención a sus clases, y cuando al fin terminaron, se fue a su casa dando un paseo, mientras pensaba en alguna estrategia que le permitiera convencer a su tía de que firmara el dichoso papel que necesitaba para que le permitieran disfrutar de su viaje de estudios.Llegó a casa, y se encontró con que el salón estaba vacío, lo cual era extraño, pues normalmente siempre estaba allí su tía, sentada, viendo la televisión.- Pergamine.- dijo cuando al fin encontró a la criada.- ¿sabe donde se encuentra mi tía?- ¿Acaso tengo aspecto de portero? - ¿No?- respondió Becca desconcertada por la extraña respuesta de la doncella.- Pues entonces, no me moleste con sus preguntas. No sé donde está su tía, porque ella es la señora de la casa y no tiene porqué darnos explicaciones a ninguna de las dos.- Entiendo.- dijo Becca y observó como la criada se daba rápidamente la vuelta para seguir con sus quehaceres.- ¡Pergamine!- llamó nuevame
Becca pasó todo el día siguiente en clases, y luego, cuando terminó, acudió a la biblioteca, no porque tuviera algo que hacer, puesto que el curso estaba a punto de acabar, sino para ganar tiempo antes de tener que regresar a la casa.Volvió cuando sentía que ya no podía más de hambre, pues ese día o había tenido tiempo de comer en los descansos, y cuando abrió la puerta de su hogar, la recibieron los desagradables gritos de su tía, que estaba echándole la bronca a alguna de las criadas más jóvenes.Se encerró en su cuarto, y a pesar de que se moría de ganas por acudir a la cocina, se conformó con tomar una chocolatina que había sobre su mesa de estudio, y que ella misma había dejado el día anterior al regresar de la escuela.Becca estuvo toda la tarde nerviosa, dando paseos por el cuarto, pensando en formas de convencer a su primo de que convenciera a su tía para firmar el permiso que tanto necesitaba, y cuando al fin llegó la hora acordada, bajó de su cuarto con un nudo en el estóm
Becca pasó aquella noche encerrada en el sótano de su casa, aunque realmente, hubiera preferido pasarlo en un calabozo, pero su tía insistió en que no quería que aquella tración se convirtiera en un escándalo que salpicara a la familia entera, en especial en ausencia de tío Munchen.Ella se hizo una bola en la oscura habitación, y trató de no pensar en la posibilidad de que en aquel sótano hubiera cucarachas, o algo peor. Las horas pasaron lentamente, y Becca fue incapaz de conciliar el sueño, atormentada por la tración falsa de la que su primo la había hecho parecer culpable.No sabía si su prima y su tía estarían al tanto del ocurrente plan del primo Meeke, pero de lo que Becca estaba segura, era de que ninguna de ellas la iba a apoyar; siempre estarían a favor de su primo, ya que a ella nunca la habían querido.Becca intentó estrujarse el cerebro en busca de alguna explicación creíble que dar al día siguiente, pero entre el cansancio, el frío y el hambre que tenía, no era capaz de
El secretario pidió a los criados que volvieran a encerrar a Becca en el sótano, y ellos lo hicieron, sin si quiera mirarla. Le sorprendió el poco cariño que aquellas personas tenían por ella, pero pronto comprendió que nadie se pondía de su parte si su tía y sus primos no lo hacían, y claramente, ellos no tenían intención de hacerlo.Becca pensó en planes, en formas de escapar de aquel lío en el que Meeke la había involucrado, y que si no se paraba a tiempo, tendría unas consecuencias desastrosas en su vida, pero no encontró ninguna opción viable.Escapar era imposible, no había ventanas, ni trampillas, ni siquiera algún tipo de desagüe que saliera a la calle; era un cuarto completamente estanco, y la única forma de entrar o salir de allí, era por la puerta, la misma puerta que los criados custodiaban día y noche.La única posibilidad era que su tío, el Beta Munchen, o el Alfa, regresaran antes de que algún comerciante llegara, aunque algo en su interior le decía que eso no sería así
DOS AÑOS DESPUÉS - Philip, me prometiste que volverías para l cumpleaños de Eldom, va a cumplir un año en solo unas semanas, y no estás ni siquiera en camino.- Sarah, te prometo que estaré allí, ya sabes lo mucho que quiero a mi sobrino, y ahora deja que continúe mi búsqueda.- Es la tercera vez que recorres esa región del país en busca de restos de la casa en la que nos criaron nuestros padres, y no encuentras nada, ni siquiera hay nadie que tenga información sobre ellos.- Sarah, si estuvieras aquí me entenderías. Hay algo muy dentro de mi, que me dice que vamos a encontrar algo importante.- Bueno, si tú lo dices, te creo, pero sabes que tienes que regresar para el cumpleaños, ¿verdad?- Te lo prometo, hermanita.Philip dio por finalizada la llamada, y suspiró con alivio cuando su hermana al fin colgó. Verla a través de la pantalla de su viejo móvil le daba fuerzas para continuar buscando, pero tener que explicarse ante ella cada día le resultaba agotador.Sarah era su hermana me
- No me puedo creer que te arrisgues al enfado de tu hermana,para regresar a este pueblo cuando la marea esté más baja, y todo por los desvaríos de un loco que no sabía ni lo que decía.- Vamos a ver, Matt, fuiste tú quien dijiste que confiabas en la palabra del viejo de la posada, y si eso es así, la marea más baja se producirá dos días después del cumpleaños de mi sobrino, por lo que mi hermana no tendría porqué enfadarse.Philip y Matt habían recogido todas sus cosas esa misma mañana, y en esos momentos se encontraban de camino a la casa Lobingston, con la idea de sorprender a Sarah, la hermana de Philip, y quedarse hasta el cumpleaños del más pequeño de la familia, que en pocos días cumpliría un año.- Se enfadará.- murmuró Matt.Y después de ese breve comentario, ninguno de los dos dijo nada, y se limitaron a conducir en silencio mientras veían como pasaban las horas a través de las diferentes posiciones del sol.Llegaron a la casa Lobingston ya de madrugada, y uno de los guardia
Los días pasaron volando, y Philip vio como llegaba el día de la fiesta del primer cumpleaños de Eldom sin que se hubiera atrevido a confesar a su hermana que se irían justo después de que la celebración acabara. Lo había consultado con Matt, y ambos habían llegado a la conclusión, de que si querían llegar a tiempo para el momento en que la marea estaba más baja, y localizar al viejo del pueblo, tendrían que salir esa misma tarde.Philip se arregló con esmero ese día, y se dio cuenta de que todos en la casa estaban nerviosos por el cumpleaños del pequeño Eldom. El niño había dado sus primeros pasos ese mismo día, aunque en esos momentos, rodeado por todos los invitados que se habían desplazado para pasar con él su cumpleaños, ya ni siquiera gateaba.Philip y Matt conversaron con todos en la fiesta, y muchos de los lugareños se mostraron de que ellos hubieran recorrido tantos kilómetros en sus viajes, puesto que aquella era una manada familiar, y pocas veces los habitantes salían tanto
Becca estaba cansada, le dolían los brazos de cargar cajas,las piernas de caminar, y desde luego, le dolía la cabeza de reírse con las bromas de su dueño, pero al fin era medianoche, y le habían dado permiso para retirarse.Dos años después de haber sido vendida a un comerciante que pasaba por el territorio de su antigua manada, su vida no había cambiado mucho. Seguía siendo una esclava, y hacía tiempo que había abandonado la fantasía de escapar, porque las dos únicas veces que lo había intentado, había acabado siendo detenida, y había sido severamente castigada por sus acciones; así que ya no albergaba esperanzas de huir, de hecho, y comparando su vida con la de otros esclavos, Becca no vivía tan mal. Su amo no abusaba de ella, la alimentaba frecuentemente, y no solía golpearla; evidentemente, esa no era la vida que ella había imaginado cuando aún pertenecía a una privilegiada familia de una manada, pero aquellos días habían pasado, y ella ya había asumido su nueva vida.Se tumbó sob