ANNE Ayrton se está terminando de arreglar cuando abro los ojos. Estoy acostada bocabajo y desnuda. Un parte de mí, siente pudor. Así que sin pensarlo dos veces, alcanzo la sábana de seda que está a medio muslo y me arropo. Ayrton solo sonríe. —Acabas de arrebatarme parte de la deliciosa vista. — ¿A dónde vas? —Erika necesita que esté en la junta de las cuatro. Así que ya dejé dicho el ama de llaves que en la noche nos prepare una deliciosa cena... Se acerca y besa mi frente y segundos después una mano comienza a recorrer mi curva por encima de la sábana, haciendo que deseara tenerlo dentro de mí. Se endereza y acomoda el tiro de su pantalón. Al bajar la mirada puedo ver su erección. —Puedo hacer algo por ello...—lanzo una mirada lamiendo mis labios sensualmente. —Lo sé nena, pero voy tarde. Lo dejamos para la noche... ¿Te parece? Se acerca a darme uno de esos besos que estoy empezando a extrañar. Entonces recuerdo lo que está pasando, una cláusula se ha ido a la m****a. —Nec
AYRTON Estoy tomando el último sorbo para terminar mi bebida. Necesito calmar ese sentimiento que se había instalado en el centro de mi pecho. Un nudo, un maldito nudo. Quiero intentar no pensar en sus palabras: «Evitar quedar embarazada» ¿Entonces, Goldman? A la mejor no está en su naturaleza ser madre y no quiere traer al mundo a un inocente a que sufra, ¿Pero por qué tiene que sufrir? Se supone que los padres hacen todo por los hijos, bueno, en primera porque estoy tan concentrado en tener hijos, apenas hemos tenido un acercamiento que siempre había anhelado y yo estropeando con futuras decisiones. «Por estúpido, Goldman» Estoy a punto de servir otro vaso, cuando las puertas del despacho se abren de golpe. Es Anne-Lise y está pálida. Intenta decir algo, pero nada al mismo tiempo. Me levanto como resorte de mi lugar y me acerco a toda prisa hasta ella, agarro su rostro en mis manos. — ¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan pálida? ¿Te sientes mal? —Ayr... — ¡Dime! ¡Me estás preocupando!
ANNE —Sí, ya no tarda en bajar. Contesto a mi abogado y maldigo dentro de mí cuando pasaron los diez minutos. Los abogados de mi empresa hablaban entre sí. Creo que mínimo debería de tener el sentido de puntualidad Ayrton. Miro mi reloj y cuando escucho las puertas del elevador abrirse, levanto mi mirada y ahí está. Sonriendo. Suelto con un movimiento de labios un «Llegas tarde» y Ayrton solo hace un movimiento discreto con su mano del por qué se ha tardado. Me giro a ver a los abogados y confirmar que no han visto a Ayrton hacer ese gesto de que se tuvo que masturbar. Siento como mi piel se sonroja. ¡Qué sonrojar, se incendia! —Buenas tardes, caballeros. Disculpen la demora. Tuve una llamada de último momento... E importante. Los abogados sonríen aceptando sus disculpas. —Entonces, ¿Procedemos, señores? Todos asienten. Y Ayrton les hace una seña de que sigan...—Cuatro horas después, todo ha quedado listo. Entro a mi oficina a revisar lo último para irnos a casa, pero Ayrton d
AYRTON Intento detener a Anne-Lise pero es terca. La alcanzo a rodear con mi brazo para no dejarla avanzar y que mire lo que han dejado. Se cubre su boca para callar un chillido de terror y sorpresa. Comienza a temblar en mi agarre. —Anne... —Es...es... —¡No! ¡No es! Es solo una imitación y alguien quiere fastidiar...—es la moto de Jackson, está casi destrozada y tiene un letrero: «Para la señora Goldman, mi regalo de bodas atrasado» — ¡Maldita sea, es la moto! —intenta separarse de mi agarre para acercarse, pero aprieto más, levantándola del suelo— ¡Suéltame! ¡Ayrton! — ¡No, m*****a sea! ¡David, saca eso de nuestro garaje! ¡AHORA!—todos se mueven rápido. Anne intenta removerse con todas sus fuerzas cuando la rodeo totalmente por la cintura. — ¡Ayrton, suéltame! ¡Por favor!—y el grito de dolor me congela. La suelto y sale a paso veloz haciendo a un lado a David para acercarse a la moto. Me parte en el alma verla así y el dolor se ha instalado, no por mí, sino por ella que aún
ANNE Sus palabras hacen eco dentro de mí. — ¿De qué hablas?—mi mano se va a mi cuello en forma de tic nervioso. —Que esto no va a funcionar. Tú y yo. — ¿Pero cómo lo sabes? Apenas llevamos poco... Siento como se debate. Aleja su mirada de mí. El nudo se estaciona en mi garganta. ¿Por qué actúa de esa manera? — ¿Es por la broma?— comienzo a caminar por la habitación— ¡Te merecías esta broma por el susto! Hasta David estaría de acuerdo. ¿Por qué actúas así? ¿Qué pasa? Me detengo por fin en sus pies. El corazón late a toda prisa. —Creo que simplemente no va a funcionar. — ¡No lo hemos intentado lo suficiente! ¿Cómo puedes decir eso? Estábamos bien ayer... Recuerdo lo de la moto. ¿Piensa que sigo sintiendo algo por Jackson? ¡Era nuestro mejor amigo! ¡No han pasado ni dos meses desde su muerte! ¿Piensa que deja de afectarme? ¡Casi muero! Dios mío, dime que hice mal, no quiero arruinarlo… — ¿Anne-Lise?—lo miro. Parece ser que me ha llamado y yo sumida en mis pensamientos en busca
AYRTON Puedo verla dormir desde mi lugar. Sentado en el sillón que adorna la habitación, solo la luz de la luna entra por esa gran ventana e iluminaba el cuerpo desnudo de Anne-Lise. Esta boca abajo, su trasero al descubierto, su mejilla sobre la almohada y parte de su cabello castaño regado en ella. Sus labios hinchados estaban entre abiertos. Había pasado una hora desde que habíamos detenido nuestras sesiones intensas de sexo. No estábamos saciados aún. Pero el cansancio ganó. Ya tenía una erección con solo mirarla. Miro mis nudillos con la venda enrollada, la he cambiado en nuestra tercera ronda en la cama. Pero no me importaba... Ya no dolía. Recuerdo mi arranque en el elevador, sus palabras se repetían en mi mente. Una y otra vez. Hasta podría decir que lo ha tatuado en mi piel. «Voy a luchar por los dos…» Me ha erizado la piel sus palabras y eso le da un motivo a mi corazón para seguir de pie. Aunque tengo que controlar mis acciones, mis sentimientos... no quiero salir las
ANNE Después de pasar a mi oficina por mi bolso y mi móvil, salgo y le doy indicaciones a la secretaria que me retiro por el resto del día. Las piernas me flaquean cuando las puertas del elevador se cierran frente a mí. Mi mano se va a mi pecho, intentando ignorar el corazón acelerado. ¿Cómo se me ha pasado algo tan grande? ¡Importante! ¡Anne-Lise! ¡Muy valioso! —Mierda. Ruego que no. No... No está en mis planes. Miro el reloj de mi brazo y apenas serán las once de la mañana. Tengo que pensar con calma. No hay que levantar sospechas, Anne-Lise. Las puertas se abren dando paso al gran lobby de la empresa. David llega agitado a las puertas y entrecierro mis ojos. Esto no está pasando. Ayrton. Camino intentando no estar ridículamente apurada. Él arregla su corbata e intenta no parecer que lo he pillado bajando de la oficina central de seguridad del edificio. —David, buen día...—él asiente y miro de reojo que me sigue. Me detengo en seco casi... Casi choca con mi espalda, me vuelvo
AYRTON Suelto un golpe en la superficie de mi escritorio. —Quiero que esté bien protegida. No la quiero sola por nada del mundo, el lunes tengo que ir a New York.—niego maldiciendo entre dientes. — ¿Cree que puede estar más segura si la lleva con usted?—pregunta David. —Quiero llevarla, pero ella es muy terca. Puedo cancelar la cita para ver los terrenos, pero sabrá que fui yo y ¿Para qué crear la tercera guerra mundial en casa? Tomo asiento y me cubro con las palmas de mi mano el rostro. Le doy las indicaciones para aumentar la seguridad en casa, en el edificio y en otros lugares. —Podemos hablar. La voz de Anne-Lise. Retiro las manos y le hago señas a David que se retire. Pienso que tendré que poner las cartas sobre la mesa respecto a su seguridad y a mis sospechas. —Toma asiento…—le hago señas en la silla frente a mí, pero como siempre, toma su decisión de sentarse en el sillón de cuero de la sala que adorna dentro de la oficina. Se quita las zapatillas y se sube dejando su