ANNE —Sí, ya no tarda en bajar. Contesto a mi abogado y maldigo dentro de mí cuando pasaron los diez minutos. Los abogados de mi empresa hablaban entre sí. Creo que mínimo debería de tener el sentido de puntualidad Ayrton. Miro mi reloj y cuando escucho las puertas del elevador abrirse, levanto mi mirada y ahí está. Sonriendo. Suelto con un movimiento de labios un «Llegas tarde» y Ayrton solo hace un movimiento discreto con su mano del por qué se ha tardado. Me giro a ver a los abogados y confirmar que no han visto a Ayrton hacer ese gesto de que se tuvo que masturbar. Siento como mi piel se sonroja. ¡Qué sonrojar, se incendia! —Buenas tardes, caballeros. Disculpen la demora. Tuve una llamada de último momento... E importante. Los abogados sonríen aceptando sus disculpas. —Entonces, ¿Procedemos, señores? Todos asienten. Y Ayrton les hace una seña de que sigan...—Cuatro horas después, todo ha quedado listo. Entro a mi oficina a revisar lo último para irnos a casa, pero Ayrton d
AYRTON Intento detener a Anne-Lise pero es terca. La alcanzo a rodear con mi brazo para no dejarla avanzar y que mire lo que han dejado. Se cubre su boca para callar un chillido de terror y sorpresa. Comienza a temblar en mi agarre. —Anne... —Es...es... —¡No! ¡No es! Es solo una imitación y alguien quiere fastidiar...—es la moto de Jackson, está casi destrozada y tiene un letrero: «Para la señora Goldman, mi regalo de bodas atrasado» — ¡Maldita sea, es la moto! —intenta separarse de mi agarre para acercarse, pero aprieto más, levantándola del suelo— ¡Suéltame! ¡Ayrton! — ¡No, m*****a sea! ¡David, saca eso de nuestro garaje! ¡AHORA!—todos se mueven rápido. Anne intenta removerse con todas sus fuerzas cuando la rodeo totalmente por la cintura. — ¡Ayrton, suéltame! ¡Por favor!—y el grito de dolor me congela. La suelto y sale a paso veloz haciendo a un lado a David para acercarse a la moto. Me parte en el alma verla así y el dolor se ha instalado, no por mí, sino por ella que aún
ANNE Sus palabras hacen eco dentro de mí. — ¿De qué hablas?—mi mano se va a mi cuello en forma de tic nervioso. —Que esto no va a funcionar. Tú y yo. — ¿Pero cómo lo sabes? Apenas llevamos poco... Siento como se debate. Aleja su mirada de mí. El nudo se estaciona en mi garganta. ¿Por qué actúa de esa manera? — ¿Es por la broma?— comienzo a caminar por la habitación— ¡Te merecías esta broma por el susto! Hasta David estaría de acuerdo. ¿Por qué actúas así? ¿Qué pasa? Me detengo por fin en sus pies. El corazón late a toda prisa. —Creo que simplemente no va a funcionar. — ¡No lo hemos intentado lo suficiente! ¿Cómo puedes decir eso? Estábamos bien ayer... Recuerdo lo de la moto. ¿Piensa que sigo sintiendo algo por Jackson? ¡Era nuestro mejor amigo! ¡No han pasado ni dos meses desde su muerte! ¿Piensa que deja de afectarme? ¡Casi muero! Dios mío, dime que hice mal, no quiero arruinarlo… — ¿Anne-Lise?—lo miro. Parece ser que me ha llamado y yo sumida en mis pensamientos en busca
AYRTON Puedo verla dormir desde mi lugar. Sentado en el sillón que adorna la habitación, solo la luz de la luna entra por esa gran ventana e iluminaba el cuerpo desnudo de Anne-Lise. Esta boca abajo, su trasero al descubierto, su mejilla sobre la almohada y parte de su cabello castaño regado en ella. Sus labios hinchados estaban entre abiertos. Había pasado una hora desde que habíamos detenido nuestras sesiones intensas de sexo. No estábamos saciados aún. Pero el cansancio ganó. Ya tenía una erección con solo mirarla. Miro mis nudillos con la venda enrollada, la he cambiado en nuestra tercera ronda en la cama. Pero no me importaba... Ya no dolía. Recuerdo mi arranque en el elevador, sus palabras se repetían en mi mente. Una y otra vez. Hasta podría decir que lo ha tatuado en mi piel. «Voy a luchar por los dos…» Me ha erizado la piel sus palabras y eso le da un motivo a mi corazón para seguir de pie. Aunque tengo que controlar mis acciones, mis sentimientos... no quiero salir las
ANNE Después de pasar a mi oficina por mi bolso y mi móvil, salgo y le doy indicaciones a la secretaria que me retiro por el resto del día. Las piernas me flaquean cuando las puertas del elevador se cierran frente a mí. Mi mano se va a mi pecho, intentando ignorar el corazón acelerado. ¿Cómo se me ha pasado algo tan grande? ¡Importante! ¡Anne-Lise! ¡Muy valioso! —Mierda. Ruego que no. No... No está en mis planes. Miro el reloj de mi brazo y apenas serán las once de la mañana. Tengo que pensar con calma. No hay que levantar sospechas, Anne-Lise. Las puertas se abren dando paso al gran lobby de la empresa. David llega agitado a las puertas y entrecierro mis ojos. Esto no está pasando. Ayrton. Camino intentando no estar ridículamente apurada. Él arregla su corbata e intenta no parecer que lo he pillado bajando de la oficina central de seguridad del edificio. —David, buen día...—él asiente y miro de reojo que me sigue. Me detengo en seco casi... Casi choca con mi espalda, me vuelvo
AYRTON Suelto un golpe en la superficie de mi escritorio. —Quiero que esté bien protegida. No la quiero sola por nada del mundo, el lunes tengo que ir a New York.—niego maldiciendo entre dientes. — ¿Cree que puede estar más segura si la lleva con usted?—pregunta David. —Quiero llevarla, pero ella es muy terca. Puedo cancelar la cita para ver los terrenos, pero sabrá que fui yo y ¿Para qué crear la tercera guerra mundial en casa? Tomo asiento y me cubro con las palmas de mi mano el rostro. Le doy las indicaciones para aumentar la seguridad en casa, en el edificio y en otros lugares. —Podemos hablar. La voz de Anne-Lise. Retiro las manos y le hago señas a David que se retire. Pienso que tendré que poner las cartas sobre la mesa respecto a su seguridad y a mis sospechas. —Toma asiento…—le hago señas en la silla frente a mí, pero como siempre, toma su decisión de sentarse en el sillón de cuero de la sala que adorna dentro de la oficina. Se quita las zapatillas y se sube dejando su
ANNE Miranda cuenta algo gracioso que pierde mi atención al ver el rostro pálido de Ayrton. Una mujer cruza a mi lado golpeando a propósito con su brazo el mío, fue directamente hacia Ayrton. Siento como todo sucede en cámara lenta. Su mano se va a la mejilla de Ayrton haciendo girar su rostro. El rostro de Miranda se queda pálido y se cubre su grito de sorpresa con ambas manos, Michael se queda congelado al lado de Ayrton y cuando tiene la intención de volverlo hacer, reacciono. Tomo su muñeca a espalda de ella, para evitarlo. Aprieto demasiado y ella se queja, al girarse veo a una mujer pálida, con unos ojos cargados de ira y dolor. — ¡Suéltame!—grita y la empujo. Ayrton me toma de mi cintura rápido y se pone frente a mí como escudo en contra de ella. La irá sale a la superficie. La Anne-Lise buena, sonriente, feliz y enamorada, se esfuma. Intento esquivar el cuerpo de Ayrton para enfrentarla. — ¿Cómo te atreves a ponerle una mano a mi esposo? ¡Maldita estúpida! ¡Te voy a…! Mich
AYRTON Es viernes y estoy terminando de cerrar la maleta que está sobre nuestra cama. Por fin Anne-Lise está en la que era mi habitación. Había pedido a Sonia que pasara sus cosas y anoche fue la primera noche oficialmente en nuestra ahora habitación. Hace días que ha pasado lo de Rachel y desde entonces nuestra relación, de algún modo la siento mucho más real, más intensa y viva. — ¿Metiste toallas, amor?—me rodea por la espalda. La agarro de su brazo y la giro hasta dejarla frente a mí y la abrazo. —Sí. Todo lo que me has dicho, está en las maletas. —Entonces, vamos. Tenemos que llegar antes de que anochezca. Estábamos camino a la cabaña a las afueras de la ciudad. A dos horas de distancia. Es una cabaña grande y quedaba sobre el lago. Es hermosa y cálida. Nos alejaríamos de todo mundo, sin antes haber dejado arreglado todo pendiente. Tendríamos el fin de semana para nosotros dos con vistas perfectas de la naturaleza. David, Rocco, Scott y Jenn los últimos dos eran los nuevos d