ANNE Miranda cuenta algo gracioso que pierde mi atención al ver el rostro pálido de Ayrton. Una mujer cruza a mi lado golpeando a propósito con su brazo el mío, fue directamente hacia Ayrton. Siento como todo sucede en cámara lenta. Su mano se va a la mejilla de Ayrton haciendo girar su rostro. El rostro de Miranda se queda pálido y se cubre su grito de sorpresa con ambas manos, Michael se queda congelado al lado de Ayrton y cuando tiene la intención de volverlo hacer, reacciono. Tomo su muñeca a espalda de ella, para evitarlo. Aprieto demasiado y ella se queja, al girarse veo a una mujer pálida, con unos ojos cargados de ira y dolor. — ¡Suéltame!—grita y la empujo. Ayrton me toma de mi cintura rápido y se pone frente a mí como escudo en contra de ella. La irá sale a la superficie. La Anne-Lise buena, sonriente, feliz y enamorada, se esfuma. Intento esquivar el cuerpo de Ayrton para enfrentarla. — ¿Cómo te atreves a ponerle una mano a mi esposo? ¡Maldita estúpida! ¡Te voy a…! Mich
AYRTON Es viernes y estoy terminando de cerrar la maleta que está sobre nuestra cama. Por fin Anne-Lise está en la que era mi habitación. Había pedido a Sonia que pasara sus cosas y anoche fue la primera noche oficialmente en nuestra ahora habitación. Hace días que ha pasado lo de Rachel y desde entonces nuestra relación, de algún modo la siento mucho más real, más intensa y viva. — ¿Metiste toallas, amor?—me rodea por la espalda. La agarro de su brazo y la giro hasta dejarla frente a mí y la abrazo. —Sí. Todo lo que me has dicho, está en las maletas. —Entonces, vamos. Tenemos que llegar antes de que anochezca. Estábamos camino a la cabaña a las afueras de la ciudad. A dos horas de distancia. Es una cabaña grande y quedaba sobre el lago. Es hermosa y cálida. Nos alejaríamos de todo mundo, sin antes haber dejado arreglado todo pendiente. Tendríamos el fin de semana para nosotros dos con vistas perfectas de la naturaleza. David, Rocco, Scott y Jenn los últimos dos eran los nuevos d
ANNE Despierto por el ruido de las brasas. Siento el calor de Ayrton, su mano en mi vientre y la otra por debajo de la almohada. Nos quedamos en la sala frente a la gran chimenea rústica. Habíamos bajado el colchón de una de las recámaras principales y todos los cobertores por haber. Nos refugiamos en nuestros cuerpos por toda la noche. Me remuevo unos centímetros. Necesito ir al baño. Así que como puedo, he salido de su agarre sin despertarlo. Me acerco al sillón y agarro su camisa y me la pongo. No puedo andar desnuda, aún tenía momentos de pudor. Subo los escalones y entro al primer baño. Hago mis necesidades y después salgo para ir de regreso a los brazos de Ayrton, pero siento curiosidad cuando cruzo un cuarto que no recuerdo haber visto. Lo abro y el olor ha guardado entra por mis narices, camino al interior y parece ser que es un tipo bodega. Muchas cajas, muebles cubiertos con sábanas blancas. Camino hasta un baúl de madera y que tiene Winnie the pooh. Arrugo el entrecejo,
ANNE Ayrton se ha marchado a New York esta mañana. No dejó que lo llevara al aeropuerto, decía que si iba, me cargaría en su hombro para subirme junto con él. Esta mañana tendría muchas cosas que hacer y una de esas es mirar los terrenos para un posible proyecto. Así que aquí estoy, esperando en mi auto. Miro mi reloj de pulsera y ya tenía de retraso veinte minutos. Un auto se estaciona a mi lado y la dueña de los terrenos baja. Caminamos por parte de los terrenos y podría jurar que es perfecto. El esposo de la señora está interesado en que se venda, ocupa el dinero y nosotros los terrenos. Así que hacemos el trato, mañana a primera hora se transfiere el dinero, y entrega los papeles. —Gracias. Le digo antes de acercarme a mi auto. Él asiente educadamente acompañado de una sonrisa de oreja a oreja. Sé que está entusiasmado. Entro al auto y enciendo la radio. Me dirijo a la empresa, pero a última hora decido llegar a la librería de una plaza. Bajo y Rocco y Jenn estacionan a mi lad
Sonrío al ver la reacción de Anne-Lise. El gran ventanal que da al interior me ofrece una deliciosa escena. Tiro el cigarro y enciendo el auto.Es hora de irme.Llego a mi departamento con una bolsa de comida chatarra de nuevo. Me dejo caer en el gran sofá de cuero que está en la sala de descanso. Extiendo el mando hacia la televisión de plasma gigante y la imagen del trasero de Anne-Lise está a todo color. He interferido todas las cámaras cuidadosamente. Ni Jeremías, ni Héctor pueden detectarme. Pongo los pies encima de la mesa de centro y acomodo las manos detrás de mi cabeza. Es una posición relajante agregando lo que mis ojos miran.La policía está interrogando a todos, pero no verán absolutamente nada. Ya esperaba este momento.Aprovechando que nuestro querido Ayrton está a miles de Kilómetros lejos de ti… Señora Goldman.Vamos a divertirnos un rato.
ANNE AÑOS ATRÁS… FLASHBACK «—Le gustas a Ayrton mucho. La voz de Jackson es de decepción. Nos encontrábamos sentados en el final del muelle colgando nuestros pies, observando la caída del atardecer. Torcí mis labios. No quería demostrar algún sentimiento por él. —Eso que ha hecho, no lo apruebo, Jackson. Me ha besado por una estúpida apuesta de Jackdiel. —Lo sé, tampoco lo apruebo. Pero sé que él siente por ti algo. ¿Te gusta? No giro mi rostro a mirarlo. No quiero que vea que la apuesta ha hecho que lo odie, pero el amor siempre gana, podría haber perdonado, pero no me ha buscado. Así que lo descarto por completo. Me alejo de Jackdiel y de él… Definitivamente. Jackson era el que me había buscado este verano antes de irme a España y ha dado conmigo en la casa de la cabaña. —Ya no importa eso. —Pero a mi sí… Arrugo mi entrecejo. Lo miro y sus ojos azules me atrapan… — ¿A ti, por qué? —No creo que no sepas que tengo sentimientos por ti, Anny… —Jackson, eres mi mejor amigo.
ANNE Bip. Bip. Bip. El sonido de una alarma para tomarme la pastilla me hace abrir los ojos a regañadientes. El ruido regresa. Bip. Bip. De nuevo. Parpadeo lento. Las imágenes del contenido de la caja han brincado dentro de mi mente como un recordatorio que siempre me va a perseguir. Las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas. — ¿Anne-Lise?— La voz de mi mejor amiga me hizo detenerme a los crueles pensamientos. Levanto mi vista en su búsqueda mientras me limpio las mejillas. Miranda está a mi lado y una frazada encima de ella. — ¿No has ido a tu casa?—mi voz ronca apenas sale. —Sí, esta mañana. Michael te estuvo cuidando cuando fui. ¿Cómo te sientes? Necesitas seguir durmiendo, Anny. —Me siento… Rara. La cabeza duele, y…—las lágrimas picaron por volver a salir— ¿No ha llamado Ayrton? Pregunto a toda prisa cambiando el tema, al mismo tiempo me siento y me recargo en la respaldo de la cama. —Sí, Sonia ya te ha negado varias veces, supongo que no tarda en sospechar si no es qu
AYRTON — ¿Anne-Lise?—susurro su nombre por segunda vez. Apenas puede abrir sus ojos. No he podido descansar desde esta madrugada que he llegado a casa de mi viaje a New York. Tuve un presentimiento y cancelé la junta, no me quedaría tranquilo hasta averiguar; Creo que hay cosas que se me han ocultado y sé que ella haría todo lo posible por no preocuparme. Pero daría con ello. Miro el cielo que apenas empezaba aclarecer para dar la bienvenida al día. Mi mirada regresa a mi esposa. —Mmmm… —gime. Pero aún podía ver su rostro muy pálido. Podría apostar que algo la preocupa. Acaricio su frente retirando su cabello castaño y puedo sentir la suavidad. Ella no despierta. Solo ladea su rostro y el cabello deja a la vista su cuello. Y quedo petrificado. «Cardenales en su cuello.» Cierro los ojos. Es mi mente que me fastidia. Esto es imposible, cuento mentalmente hasta diez y al finalizar abro mis ojos sin antes rogar a Dios que fuese mi imaginación. Pero no. Tenía cardenales en el cuello, co