Sonrío al ver la reacción de Anne-Lise. El gran ventanal que da al interior me ofrece una deliciosa escena. Tiro el cigarro y enciendo el auto.Es hora de irme.Llego a mi departamento con una bolsa de comida chatarra de nuevo. Me dejo caer en el gran sofá de cuero que está en la sala de descanso. Extiendo el mando hacia la televisión de plasma gigante y la imagen del trasero de Anne-Lise está a todo color. He interferido todas las cámaras cuidadosamente. Ni Jeremías, ni Héctor pueden detectarme. Pongo los pies encima de la mesa de centro y acomodo las manos detrás de mi cabeza. Es una posición relajante agregando lo que mis ojos miran.La policía está interrogando a todos, pero no verán absolutamente nada. Ya esperaba este momento.Aprovechando que nuestro querido Ayrton está a miles de Kilómetros lejos de ti… Señora Goldman.Vamos a divertirnos un rato.
ANNE AÑOS ATRÁS… FLASHBACK «—Le gustas a Ayrton mucho. La voz de Jackson es de decepción. Nos encontrábamos sentados en el final del muelle colgando nuestros pies, observando la caída del atardecer. Torcí mis labios. No quería demostrar algún sentimiento por él. —Eso que ha hecho, no lo apruebo, Jackson. Me ha besado por una estúpida apuesta de Jackdiel. —Lo sé, tampoco lo apruebo. Pero sé que él siente por ti algo. ¿Te gusta? No giro mi rostro a mirarlo. No quiero que vea que la apuesta ha hecho que lo odie, pero el amor siempre gana, podría haber perdonado, pero no me ha buscado. Así que lo descarto por completo. Me alejo de Jackdiel y de él… Definitivamente. Jackson era el que me había buscado este verano antes de irme a España y ha dado conmigo en la casa de la cabaña. —Ya no importa eso. —Pero a mi sí… Arrugo mi entrecejo. Lo miro y sus ojos azules me atrapan… — ¿A ti, por qué? —No creo que no sepas que tengo sentimientos por ti, Anny… —Jackson, eres mi mejor amigo.
ANNE Bip. Bip. Bip. El sonido de una alarma para tomarme la pastilla me hace abrir los ojos a regañadientes. El ruido regresa. Bip. Bip. De nuevo. Parpadeo lento. Las imágenes del contenido de la caja han brincado dentro de mi mente como un recordatorio que siempre me va a perseguir. Las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas. — ¿Anne-Lise?— La voz de mi mejor amiga me hizo detenerme a los crueles pensamientos. Levanto mi vista en su búsqueda mientras me limpio las mejillas. Miranda está a mi lado y una frazada encima de ella. — ¿No has ido a tu casa?—mi voz ronca apenas sale. —Sí, esta mañana. Michael te estuvo cuidando cuando fui. ¿Cómo te sientes? Necesitas seguir durmiendo, Anny. —Me siento… Rara. La cabeza duele, y…—las lágrimas picaron por volver a salir— ¿No ha llamado Ayrton? Pregunto a toda prisa cambiando el tema, al mismo tiempo me siento y me recargo en la respaldo de la cama. —Sí, Sonia ya te ha negado varias veces, supongo que no tarda en sospechar si no es qu
AYRTON — ¿Anne-Lise?—susurro su nombre por segunda vez. Apenas puede abrir sus ojos. No he podido descansar desde esta madrugada que he llegado a casa de mi viaje a New York. Tuve un presentimiento y cancelé la junta, no me quedaría tranquilo hasta averiguar; Creo que hay cosas que se me han ocultado y sé que ella haría todo lo posible por no preocuparme. Pero daría con ello. Miro el cielo que apenas empezaba aclarecer para dar la bienvenida al día. Mi mirada regresa a mi esposa. —Mmmm… —gime. Pero aún podía ver su rostro muy pálido. Podría apostar que algo la preocupa. Acaricio su frente retirando su cabello castaño y puedo sentir la suavidad. Ella no despierta. Solo ladea su rostro y el cabello deja a la vista su cuello. Y quedo petrificado. «Cardenales en su cuello.» Cierro los ojos. Es mi mente que me fastidia. Esto es imposible, cuento mentalmente hasta diez y al finalizar abro mis ojos sin antes rogar a Dios que fuese mi imaginación. Pero no. Tenía cardenales en el cuello, co
ANNE Ayrton está de pie escuchando lo que va a decirle Rocco. Tengo que detenerlo, pero las imágenes del contenido de la caja, me perturban. David y Rocco se dan cuenta de mi presencia, Ayrton se vuelve hacia mí. Y estoy a punto de desfallecer delante de él. El labio me tiembla y las palabras se esfuman. —El día… El día que te has marchado al viaje de New York…—empiezo a decir, pero él me detiene. Se acerca a mí cortando la distancia que nos separa. —Tranquila, nena. No llores…—sus pulgares limpian mis mejillas sonrojadas. Deja un beso en la punta de mi nariz y eso prácticamente me relaja. Agarro aire para calmar el corazón acelerado. Ayrton me abraza sin verlo venir. Y su cuerpo cálido me da la bienvenida. —Ayrton, ha pasado algo en la noche cuando te has ido—murmuro apenas. —Lo sé. ¿Por qué no vamos a quedarnos unos días a la cabaña del lago? Necesitamos bajar el estrés. Se separa de mí y besa mi frente. Puedo observar la decisión de tomarnos unos días fuera de lo que sea que
AYRTON Hemos salido del ático una hora después. Anne-Lise viene dormida a mi lado. Su cabeza se ha ladeado dejando a la vista su cuello. Hervía de la furia el solo ver esos cardenales en su delicada piel. Contó todo lo que había pasado esta madrugada, revisamos cámaras, pero nada, nadie había entrado y no entendíamos de qué manera se había escabullido, ya que fue real el ataque. Algo en mí picaba. Algún detalle se nos estaba pasando de alto. Y no encontraba que es. Jeremías ha conseguido la ubicación, pero solo nos llevaba a un terreno abandonado. Está dando un dolor de cabeza a todos, incluyendo a Jeremías. Uno de mis mejores hombres de trabajo y hackers. Aprieto el volante al recordar el estado de Anne-Lise. No puedo tenerla encerrada las 24 horas del día, tenemos proyectos que están a su mando y ella se niega a cederlos a otros empleados. Tenía que tranquilizarme un poco para evitar crear pánico. Desconocía lo de las cámaras que está siendo manejada por alguien y que ha estado al
AYRTON Me dejo caer en el sillón. Las palabras de Héctor, suenan a todo volumen dentro de mi cabeza. “Jackson, está vivo.” Levanto la mirada a Héctor. Jeremías ya se encuentra a su lado y el personal de seguridad algo escucha de David. Les muestra las fotos y comienza a dar órdenes. — ¿Pero…? ¿Y la mano tatuada con el nombre de mi esposa? Héctor me observa. —Es la mano de otro cadáver. Es una réplica del tatuaje. Otro motivo más para ocasionar la crisis de la señora Goldman. — ¿Hay gente aparte de nosotros que sabe esta verdad? ¿Cómo…?—no podía enfilar las palabras para sacarlas. Estoy aturdido. Mi mirada viaja al techo, a una de las habitaciones, a la mujer que está dormida en nuestra cama. Anne-Lise. —Lo que nos han informado es mínimo. Solo sé que hay gente que está detrás de ellos. Y gente del mundo bajo. Mafia, matones y otros. Jackdiel se ha mudado y nadie sabe dónde. ¿La empresa en la que trabajan? Fantasma. Sin dirección, ni teléfono. Nada. Ellos podrían operar desde
ANNE Todos los recuerdos del accidente regresan como un tornado a mí. Sin piedad. Recordando cada detalle de lo que viví esa noche. Es abrumador. Es irreal al mismo tiempo. Creí estar suspendida en el tiempo. Las palabras de Ayrton resuenan en mí, una y otra vez. Jack está vivo. Él no podía estar vivo. Yo lo vi morir. Como el brillo de sus ojos se apagaba. Yo vi cuando pusieron una sábana blanca encima de él sobre el cuerpo sin vida. ¡Esto no está pasando! ¿Por qué haría tal cosa? ¡Es aberrante! —Debe de mantenerse en total tranquilidad. Sería su segunda crisis de nervios, señor Goldman. La voz de un extraño me atrae a la realidad. Abro los ojos lentamente. La luz tenue de la habitación y dos hombres de pie a punto de salir de la habitación. El doctor sale cargando su maletín, Ayrton solo mueve su cabeza. Puedo ver el rostro de preocupación. —Ayrton…—él me busca inmediatamente con la mirada y al ver que estoy despierta, se acercó a toda prisa a mí. — ¿Cómo te sientes, nena? El