ANNE Bajo adormilada de la habitación al escuchar ruido. Ayrton sigue roncando en el sillón y mis tripas rugen por alimento y mi ebriedad se ha terminado por ir. Me pongo un chándal de cuadros rojos con negro y una camiseta blanca. Recojo mi cabello castaño en una coleta. —Buenos días, señora Goldman—dice emocionada mi madre cuando entro y tomo asiento en el comedor. La mesa está servida con fruta, pan tostado, mermelada, jugos y cafés. Y mis tripas rugen de nuevo. Mi padre no dice nada y me entrega una tostada con mermelada. La cual acepto hambrienta. —¿Qué tal tu primera noche?—pregunta mi madre levantando sus cejas pícaramente. —Madre, basta. No te diré mi vida sexual a esta hora y delante de mi padre—le guiño un ojo a mi padre. Ella sonríe de oreja a oreja ya con esto tiene para todo el día y así no la tendré pegada a mí con su interrogatorio. Veinte minutos después, baja, Ayrton. Vestido informal, unos pantalones, camiseta de algún equipo de futbol americano y el cabello hú
AYRTON Han subido las últimas cajas al ático. Es la mejor inversión de mi vida. Es perfecto para nosotros dos. —Estas cajas van en la habitación del fondo, subiendo las escaleras—Anne-Lise le dice a la persona de la mudanza. —Sí, señora Goldman—el hombre de overol sube las escaleras. —¿Te falta mucho?—le pregunto a Anne-Lise mientras entro a la nueva cocina. —No, ya mis cosas están en su lugar, en una media hora llega la mujer que se va a contratar para que sea el ama de llaves. —¿Tú puedes entrevistarla? Tengo que hacer unas llamadas. —Vale, lo hago yo. ¿Pido algo de comer? —Sí, pide lo que quieras, que lo mío no esté muy condimentado. Y entro al nuevo despacho. Ahora, es mi espacio, mi bati-cueva y sería mi sitio de trabajo. Está lo básico, pero aún faltan, como el librero y poner todos los libros que tengo en las cajas que están al lado de la entrada. Tomo asiento en la silla de cuero negro que he pedido en línea, es suave y se amoldaba a mi trasero. Me giro a la ventana qu
AYRTON Dios mío, esto está delicioso o es mi hambre. Miro hacia las escaleras. ¿Por qué no baja a cenar? No ha tocado la comida. ¿Subo? —A no, ¿Para qué me azote la puerta en la cara? No, gracias. Sigo con los palillos, pero algo me hace sentir incómodo. Me levanto y me dirijo a las escaleras hasta llegar a su habitación. Toco y nada. Abro la puerta susurrando su nombre, pero nada, su nueva cama está revuelta y su bata encima, camino y me acerco, la acaricio disimuladamente con mis dedos y siento la suavidad que cubriría su cuerpo. ¿Cómo sería tocar el resto de su cuerpo? Escucho ruido y la puerta del baño está cerrada, pero una luz sale por debajo. “Vámonos, Goldman” Pero mi cuerpo no recibe la orden. —Solo hay que confirmar que está bien, podría haberse quedado dormida… Me digo a mí mismo en un tono bajo. Agarro el picaporte de la puerta y lo giro lentamente hasta que puedo asomarme para mirar el interior. Pero al ver a Anne-Lise dentro de la bañera, casi provoca que mi boca
ANNE Estoy de pie frente al gran espejo que tengo en mi nuevo gran armario, decido dar un último vistazo mientras acomodo las ondas de mi cabello castaño. Es mi primer día en la empresa y no solo ante lo demás como la «esposa» de Ayrton, sino como una empleada con dos carreras profesionales, ayudaré en lo que se pueda. Ayudo a embargar la empresa para evitar que los acreedores junto con el banco despedacen la empresa de mis padrinos. Acomodo por última vez mi falda de tubo color azul oscuro, mi blusa blanca y calzaba unas zapatillas de aguja con un broche dorado. Tomé mi bolso y mi saco que era parte del conjunto que había comprado días anteriores. Bajo las escaleras y puedo ver a Sonia la nueva ama de llaves. Está en la cocina muy entretenida con el desayuno. Y antes de acercarme miro las escaleras arriba al notar la ausencia de Ayrton en la barra para desayunar. No pudo haberse ido sin mí. Claro que no… —Tuvo una llamada a primera hora y dejó disculpas por no llevarla. La voz d
A N N E Caminamos en silencio al exterior del edificio. —¿Dónde te apetece comer, Anny?—escuchar mi diminutivo en su boca por segunda tercera vez, me hace sentir incómoda. —Hay un restaurante a dos cuadras, ven—y caminamos otra vez en silencio hasta llegar al restaurante. Al entrar y tomar una mesa lejos del bullicio de los clientes, mis pensamientos se enfilan para hacer muchas preguntas a Jackdiel. “¿Por dónde empezarías, Anne-Lise?” —Listo, estamos aquí. ¿De qué quieres hablar Jackdiel?—pregunto directamente. Jackdiel solo se queda callado, pensando en alguna respuesta, supongo. Me observa de una manera extraña y eso me está empezando a incomodar más de lo que ya estoy. Él y yo de vez en cuando chocamos de adolescentes. Sus ojos azules se detienen en los míos. —¿Goldman, te hace feliz?—entrecierro los ojos y me remuevo incómoda en mi asiento. —Si solo ibas a preguntar eso, podías haber hecho una llamada o mandar un correo. —Quiero saber si el ex mejor amigo de mi difunt
ANNE Me había dado cuenta demasiado tarde de una verdad que siempre estuvo enterrada en algún lugar dentro de mí. Los sentimientos por Ayrton no habían cambiado en absoluto y, al contrario de lo que sentía por Jackson, esto es demasiado fuerte e intenso y, me da miedo. «¿Cómo no desearlo? ¿Cómo fingir que esto no está sucediendo? Había llorado, lamentando por lo que había pasado con Jackson, pero tenía que seguir adelante, él lo hubiera querido.» «Nunca dejes de sonreír, por nadie, ni por mí» Sus palabras corren frenéticamente dentro de mi cabeza. ¿Y si le digo a Ayrton que mis sentimientos que siempre me había negado a sentir, hoy han salido a la superficie? ¿Rompería el trato de ambos? Todavía no pasaba el mes de casarnos y, yo ya estoy hecha un lío con mis sentimientos. Pero lo deseo. De eso no cabe duda. La seguridad con la que le dijo a Jackdiel que cabía la posibilidad de que yo siempre lo hubiese amado a él y no a Jackson... me desarmó por completo. Me hizo darme cuenta de
ANNE Ayrton se está terminando de arreglar cuando abro los ojos. Estoy acostada bocabajo y desnuda. Un parte de mí, siente pudor. Así que sin pensarlo dos veces, alcanzo la sábana de seda que está a medio muslo y me arropo. Ayrton solo sonríe. —Acabas de arrebatarme parte de la deliciosa vista. — ¿A dónde vas? —Erika necesita que esté en la junta de las cuatro. Así que ya dejé dicho el ama de llaves que en la noche nos prepare una deliciosa cena... Se acerca y besa mi frente y segundos después una mano comienza a recorrer mi curva por encima de la sábana, haciendo que deseara tenerlo dentro de mí. Se endereza y acomoda el tiro de su pantalón. Al bajar la mirada puedo ver su erección. —Puedo hacer algo por ello...—lanzo una mirada lamiendo mis labios sensualmente. —Lo sé nena, pero voy tarde. Lo dejamos para la noche... ¿Te parece? Se acerca a darme uno de esos besos que estoy empezando a extrañar. Entonces recuerdo lo que está pasando, una cláusula se ha ido a la m****a. —Nec
AYRTON Estoy tomando el último sorbo para terminar mi bebida. Necesito calmar ese sentimiento que se había instalado en el centro de mi pecho. Un nudo, un maldito nudo. Quiero intentar no pensar en sus palabras: «Evitar quedar embarazada» ¿Entonces, Goldman? A la mejor no está en su naturaleza ser madre y no quiere traer al mundo a un inocente a que sufra, ¿Pero por qué tiene que sufrir? Se supone que los padres hacen todo por los hijos, bueno, en primera porque estoy tan concentrado en tener hijos, apenas hemos tenido un acercamiento que siempre había anhelado y yo estropeando con futuras decisiones. «Por estúpido, Goldman» Estoy a punto de servir otro vaso, cuando las puertas del despacho se abren de golpe. Es Anne-Lise y está pálida. Intenta decir algo, pero nada al mismo tiempo. Me levanto como resorte de mi lugar y me acerco a toda prisa hasta ella, agarro su rostro en mis manos. — ¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan pálida? ¿Te sientes mal? —Ayr... — ¡Dime! ¡Me estás preocupando!