Capítulo 5

DORIAN RUSSO

Me ponía los pelos de punta, me sentía frustrado y excitado. No entendía porque de éste sentimiento de impotencia en mi; yo Dorian Russo me sentía atraído por una mujer que no me daba ni la hora. Es que en serio eso me enojaba.

Recuerdo cuando me cerro la boca ese primer día, cuando quise regañarla porque no me preparó el desayuno. Admito que fue mi error no avisarle a Fionna, pero cuando ella me respondió con total educación y profesionalismo me sentí un completo idiota.

Llevaba dos semanas trabajando, y realmente me ha sorprendido de lo bien que se ha desempeñado en su área, prácticamente está un pie adelante. Mis trajes los encuentro todo preparado, el desayuno cosa que me frustra porque la idea era molestarla, pero hasta el desayuno y la cena le sale bien, y para que negar que casi no la veo salvo en la oficina. Porque en mi casa no la encuentro cuando llego. Y aquí en la oficina cuando entro ya esta mi café sobre el escritorio y netamente me habla de trabajo. Realmente no se que inventar para llamar su atención.

- ¿Por qué te la pasas ignorándome? -escucho que alguien me grita, y cerrando de un portazo la puerta. Es Luna, digamos que es alguien a quien llamo cuando necesito apagar o calmar mi enojo o frustración.

- Disculpe señor, no me dio tiempo de anunciarla. - me dice Betsabe que por cierto es un nombre tan extraño.

-Puedes retirarte Betsabe. - le digo y me mira extrañada. ¿Y que hice ahora?

-Tráeme un café, empleadita de cuarta. Tengo mas derecho, no necesitas anunciarme porque soy su novia. - le dice Luna y yo la fulmino con la mirada. Veo como Betsabe rueda los ojos y da media vuelta.

- Nos es necesario que la trates así. Ella no sabía de tu existencia.

-Claro, si esa chiquilla fue la que nos interrumpió; es obvio que se debe de acordar.

- Bueno, ¿A que has venido? - Decidí cambiarle de tema porque realmente no me apetecía discutir

- ¿Qué te pasa? Pareciera que la defiendes. ¿Ella también es tu amante? ¿Con cuantas me vas a ser infiel? - ¿Wow y a ésta que le pasa?

-Antes que nada, bájale un cambio Luna, segundo -no termine porque Betsabe ingresaba con el café de Luna.

- Su café señorita, permiso. – murmura seria, para luego retirarse del lugar.

-Despídela, o me conocerás. – exclama de repente, me había olvidado de ella por un momento, por el hecho de observar a mi asistente.

-Tu no me amenazas, no eres nada mío, no eres mi novia ni tienes el derecho de venir a imponer reglas en mi empresa, ahora retírate.

Estaba furioso por la manera en que trato a mi asistente, se que se dio cuenta de la manera en que la miro, pero desde un principio nuestro encuentro solo fue para tener sexo, nada mas. Y así seguirá, aunque ahora estoy obsesionado con una pequeña de pelo castaño. Quiero tenerla entre mis brazos, en mi cama, rogando por mas.

...

Era fin de semana, para ser exactos sábado. Hoy no tenía planeado, así que no iba a molestar a cierta señorita que no salía de mi mente. Me parecía imposible que no me recuerde, pero ya me estaba haciendo la idea de que no me recordaba o simplemente me había equivocado de persona y yo queriendo hacerle la vida imposible a la persona equivocada. Iba sumido en mis pensamientos, cuando en un alto en el semáforo me percate que la dueña de mis pensamientos estaba cruzando la calle con lo que creo que es un refresco en la mano y su celular.

-Estaciona a un costado. - Le digo a Carlos, mi jefe de seguridad y chofer, a lo cual el asiente y hace lo que le pido.

Me bajo del auto y me dirijo a ella y le hablo en un tono poco amigable.

- ¿Qué haces a estas horas y en esas fachas? - a lo que ella da un pequeño salto por el susto que le dio mi tono de voz.

-Eh Hola Señor, ¿Qué haces por aquí? ¿Necesita algo? - si te necesito a ti en mi cama y no te das cuenta.

-Hice una pregunta?

-Oh. - Responde confundida, - Pues no se que tiene mi vestimenta, pero me siento cómoda con ella.

- ¿No le parece que deja muy poco a la imaginación de los hombres que lo observan? - pregunto irritado. Imaginarme que otros hombres pueden ver y desear lo que es mío.

- ¿Perdón, pero con que derecho se atreve a cuestionar lo que debo usar fuera de mi horario de trabajo? - responde un poco alterada

-Con el derecho que me da ser tu jefe.

- ¡Por los clavos de Cristo! ¿Pero quien te crees que eres? Llevo casi un mes trabajando y es la primera que me llamas la atención por esto, y para ser honesta es una estupidez. ¡Nos vemos!

Y se marcho sin darme cuenta. Quise seguirla, pero mi celular empezó a sonar.

- ¿Buenas? – contesto de mala manera

- Hola amigo, ¿Qué tal? Ya estoy de regreso.

Es Camilo, el único mejor amigo que tengo. El que me conoce desde niños y el que suele ser un gran dolor en el culo.

- Ah y ¿Quieres que te recibe con una fiesta?

- ¡Vaya! Estamos de mal humor por casa por lo que veo. – comenta con un deje burlón

- No molestes. ¿Qué tal el viaje? - Le cambio de tema antes de que empiece a indagar en temas que no le competen.

- Cansador, pero aquí estoy con todas las pilas para salir. Paso por ti en 20.

-No est. - Me colgó el muy imbécil.

Bueno, creo que no estaría de mas salir a tomar algo, y quizá pueda conseguir algo con alguna mujer.

Estoy aquí terminando de vestirme, cuando escucho el timbre. Me coloco mi reloj y salgo de mi habitación con rumbo a la puerta.

-Ya llegué. Vámonos por unos tragos amiguchi.

-Voy en mi carro. - Le respondo seco.

-Como quieras amargado.

Salimos rumbo a la disco. Una vez allí, nos dirigimos ambos al sector vip y pedimos nuestras bebidas.

Compartimos palabras con unas señoritas que se acercaron a nosotros por tragos gratis. Obvio; todas son así. Creen que nos matamos trabajando para pagarles sus gustos, pues si, el dinero lo compra todo, incluso mujeres que creen que por una noche ya se convertirán en la gran señora.

Cuando me percato que era suficiente alcohol en mi organismo, y propondría a la mujer que me acompañaba ir conmigo a algún hotel, doy un ultimo vistazo a mi alrededor y a la gente de abajo y observo a alguien conocida en la barra.

Era ella y estaba sola, o al menos eso parece. Iba vestida muy sexi, un vestido rojo carmín pegado al cuerpo, con el pelo suelto. Realmente muy hermosa. Camilo se percata de mi mirada y pregunta.

-!Oh! ya tienes compañía amigo, pero veo que te interesa.

-¿A mi? Pff no, nada que ver.

- Es hermosa, y creo que vino sola. Hace rato la observo y no la veo con nadie.

- ¿Por qué la observas? - Pregunto irritado.

- Pues porque es hermosa. Sera que me hará caso?

-Ni se te ocurra acercarte a ella. - Intervengo cuando veo que se levanta para ir junto a ella.

- ¿Quién es?

- ¿Quien? - Bramo ante su pregunta.

-La Chica. ¿Cómo es su nombre? - Ruedo lo ojos ante su insistencia. Se que no me dejara en paz.

- Betsabe. Betsabe Lombardo. Es mi asistente personal.

- Nunca entendí porque querías una niñera prácticamente si tienes empleadas que puedan prepararte la ropa en tu casa. - Ruedo los ojos ante su comentario. - Pero con una chica así, hasta yo quiero una asistente.

- Me marcho. - Me pongo de pie para ir hacia ella, pero la mujer que me acompaña se levanta para salir conmigo. - ¡Tu te quedas!

- Pero....

-Te quedas dije.

-Cambia esa cara de amargado si no huira de ti.

- Así me quieren todas. Ella no es diferente. Con un poco de dinero y regalos todas caen.

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