El sonido del celular y los golpes en la puerta me despertaron y alertaron, miro la hora y mi ceño se frunce al visualizar que son a penas las dos la madrugada. Como un resorte me levanto de la cama.
-Hola. – respondo un poco tosco con la voz ronca mientras me dirijo a abrir la puerta.-Señor, la señorita Betsabe fue secuestrada. – todo se vuelve eco, miro a mi nana y la encuentro llorando, entonces eso significa que no es una pesadilla.-¿Dónde estas? – pregunto, frustrado, mientras me dirijo a cambiarme lo mas rápido posible. - ¿Necesito todos los detalles?-En el lugar del hecho, a cinco cuadras de su casa.-¿Sabes que? Deme los detalles cuando llego.Salgo a paso apresurado de mi habitación, enojado, desesperado y muy preocupado. Si escuchar a nadie me adentro a la camioneta, acelerando y con la velocidad máxima, sin importarme si recibiré alguna multa.BETSABE LOMBARDO.Luego de terminar el trabajo en la empresa, acabar con la cena y de la charla placentera que tuve con mi gran amigo René, decidí que era suficiente, y mirando la hora observe que ya eran las doce de la media noche, lo que me hizo levantarme rápidamente.Acomodo todos los documentos, apago el computador y me dispongo a salir de la empresa con la compañía del hombre de confianza de Dorian. Sin mediar palabras, nos adentramos a la camioneta y emprendemos el viaje rumbo a mi casa para poder descansar al fin. Mientras nos movemos, el recuerdo de nuestro momento en su oficina ataca mi mente y no se porque motivo me siento avergonzada por pensar en eso con Rene de compañía, como si fuese posible que el leyera mi mente.Una sonrisa bobalicona surca de mis labios, misma sonrisa que se borra al sentir que somos impactados por algo que hace que ciertamente la camioneta en que estamos de vueltas, quedándonos de cabeza. Un grito desgarrado
- La misma querida. – dice, mientras se pone de pie, y se acerca a mirarme con asco. – Si que te ves mal, estoy segura que Dorian si llega a verte de este modo. – murmura, señalándome – te repudiaría. – lanza mordaz, con una sonrisa de satisfacción al verme en la situación en la me encuentro.Los recuerdos de anoche llegan a mi mente como ráfagas de viento antes de caer inconsciente, aquella voz y ese rostro.- ¿Diego y tú?- Así mismo pequeña arpía, el fue quien te trajo aquí, y yo ocasione el accidente que hizo que te rompas la pierna. – dice aquello, mientras presiona mi pierna y mi grito no puede ser mas desgarrador.- ¡Maldita! – susurro, apenas.- Te lo resumiré. Tu me estorbas en el camino para poder estar con mi Dodi, y quien mejor que tu mejor amigo del pasado. – sus palabras están llenas de odio, es
DORIAN RUSSO.Las horas pasan y yo cada vez siento estar al borde de la locura. No encontrarla me esta matando, no hay rastros de su paradero, y como lo habíamos intuido; el supuesto lugar solo era para despistarnos. Cierro con demasiada fuerza la puerta de la camioneta en el que me mantengo en movimiento. Ya perdí la cuenta de las veces que he revisado todas las cámaras de la zona, obteniendo el mismo resultado. . .nada.Alguien desactivo las cámaras continuas, dejando solo en funcionamiento la que muestra el accidente; es como si quisiera que veamos como la llevaban, como la golpeaban. Mi peque estaba muy mal herida, y era muy notable el dolor, por los gritos que, aunque no se oían, se sentían por los gestos. Estoy tratando de pensar de forma fría, no quiero involucrar mis sentimientos y cometer alguna estupidez. -No hay nada señor. – los hombres están tratando de l
A pasos apresurados ingreso al hospital, donde ya se encuentra el padre de Bet, su amiga Belén y un anciano, que nunca antes había visto. Pregunto por mi pequeña, sin embargo, las respuestas son nulas, no hay nada. Me siento en una de las bancas de la sala de espera, con la mirada gacha, preocupado, frustrado e impotente. Siento como mis lagrimas caen en forma de gotas al suelo, recordándome que sin ella me siento débil. Soy capaz de darlo todo, solo por verla sonreír nuevamente, o ponerme en mi lugar de manera tan profesional como solo ella sabe hacerlo, verla resoplar de manera disimulada cuando la hago trabajar fuera de su horario solo por tenerla un rato mas cerca con la excusa que es mi asistente. Anhelo volver al pasado y haber hecho las cosas bien desde un principio con ella, no tratarla como un objeto; sin embargo, la he humillado un sinfín de veces sin abrir la boca, y aunque la he respetado en la intimidad, ella
BETSABE LOMBARDOLa cabeza me daba vueltas. Todo el cuerpo me pesaba, y todo se movía de forma rápida y violenta a mi alrededor, el silencio era demasiado, olía a hospital, sin embargo, tambien sentía el olor de la sangre. Como una ráfaga de viento las imágenes empezaron a venir a mi mente, encerrada, atada, golpeada y humillada. Un pánico incomparable me sobrevivo al enfocar en mi cabeza la imagen de Diego, intentando nuevavemente abusar de mi, arrancándome la ropa. Un grito broto de mi garganta, uno de auxilio, y por inercia retrocedi, sin embargo, fue en vano. Varias personas ingresaron, no me percate de sus rostros, porque cubri los mios, solo pedia auxilio, sólo quería que me salven. Siento como unas manos sujetan mi rostro. Nunca antes temi tanto a abrir los ojos, no quería encontrarme con ese rostro que tantos años me dejo cautiva en mi; no obstante,
Llegamos a la casa, a nuestra casa como me lo ha repetido Dorian durante todo el caminopara que se me quedara gravado en mi cabeza. Al ingresar a la propiedad somos recibidos por una sonriente Fionna, quien se acerca a mi y me brinda un abrazo fraternal. La he extrañado.-Que bueno que has vuelto; este niño no es el mismo sin ti. – confiesa.-Nana, por favor. – responde, tomándome de la cintura y dándome un beso en la frente. Luego mi mirada pasa a una mujer extremadamente hermosa, esbelta, joven, su pelo es tan brilloso y amarillo como el sol, con un par de ojos verdes que la hacen lucir mas bella. Esta vestida de blanco lo que me da a entender que es la enfermera obviamente.Todo es perfecto en ella, salvo que esta devorando a mi hombre con la mirada. Y se muerde los labios la muy descarada.Soy consciente que Dorian es un hombre muy atractivo, que con su imponente andar llama la atención de todas las f&eacut
DORIAN RUSSOSiete meses después.La felicidad no cabe en mi pecho. Jamás en mi vida estuve tan feliz, y la decisión que he tomado delata cuan enamorado estoy de esta mujer. Ella tiene el poder de hacerme sentir vivo, con ella llego al cielo sin necesidad de tocarlo.Con ella lo había vuelto a sentir todo, no tenía idea de como lo hizo, y exactamente cuando, pero esta mujer que se encontraba frente a mi, ingresando en el templo por la alfombra roja, hizo que el muro que tenia alrededor se destruyese. Su inocencia quizás, o talvez su inteligencia y ni que decir de su belleza me cautivaron por completo logrando postrarme a sus pies, ciertamente no sabría explicarlo, pero lo que, si estaba seguro, es que se sentía malditamente bien amar a alguien que te hace sentir mejor de lo que eras.Se encontraba caminando lento, con una sonrisa radiante y
Todo marchaba como lo deseaba, sin embargo, pasado el tiempo todo empeoró. Las esperanzas terminaron. Él volvió para hacerme daño.- ¿Que es lo que quieres de mi? - inquiero con el corazón palpitando a toda velocidad. Con el miedo recorrerme las venas; no obstante, trato de mantenerme fuerte y no demostrar debilidad.- A ti princesa - susurra cerca de mi oreja, del lado izquierdo. La piel se me eriza al sentir su cercanía, y no; no es de placer, más bien es de asco, repugnancia y sobre todo temor de lo que me pueda hacer. - ¿Qué te pasa? - pregunta al notarme tensa. Intenta acariciarme, pero en movimiento rápido me zafo, dándole un manotazo a sus manos.- No me toques. - inquiero altanera. - Sos un hijo de puta. Vales tan poco que nadie te quiere, tanto que tienes que recurrir a esta bajeza para conseguir lo que quieres. Eres patético. - suelto con sorna. Esto último susurrándole de cerca.La sonrisa que tenía en el rostro es reemplazada por una d