Bruno se ajustó el cordón de su bata de seda, caminó descalzo hasta la cama que estaba en el centro de aquella habitación. Una mujer desnuda, estaba sobre esa cama bocabajo, sus manos atrapadas junto con sus tobillos, tenía cubierta su boca por un pedazo de cinta negra. Sus lágrimas caían por sus mejillas rojizas, la rubia estaba siendo castigada.
―Si sigues moviéndote, los picos se enterrarán en tu piel. ―Se sentó sobre sus talones y con su mano levantó el cabello que cubrió una parte del rostro de ella. ― Rompiendo mi preservativo, no lograrás amarrarme. ―antes de su sesión con la mujer rubia, había visto la escena. Ella cerró los ojos y siguió llorando, tenía las manos estiradas hac
Thomas abrió la puerta de la camioneta blindada para que Ava bajara, al hacerlo, se dio cuenta de donde se encontraban: El helipuerto privado. ― ¿A dónde vamos? ―preguntó Ava hacia Björn que se iba acercando a su lado, la tomó del codo y la guió al helicóptero que esperaba por ellos. ―A cenar. ―Björn contestó de manera casual, como si viajar menos de la hora a New York desde ahí, no fuese nada. Ava sintió su corazón latir a toda prisa, él le iba a ayudar a subir, pero ella se detuvo, Björn la miró. ― ¿Pasa algo? ―Podemos cenar en el hotel, no es necesario ir a la ciudad solo a cenar…―la voz de Ava se escuchó algo ansiosa, no quería volar solo por una cena. ―Ya hice reservaciones. ―e hizo Björn el movimiento de ayudarle a subir, ella subió pero estaba a punto de bajarse, pero se dio cuenta que lo que realmente temió, era esa conversación que él insistió en tener acerca de esa noche, mientras volaban, ella se perdió en sus pensamientos, “¿Qué es lo que
Ava se miró en el espejo de cuerpo completo, la maquillista y el peinador profesional, se habían marchado. El cabello largo y castaño, había quedado suelto de un solo lado dejando al descubierto la línea de su cuello pálido, le formaron unas ondas que quedaron perfecta por su rostro, la maquillaron como toda celebridad. El vestido era negro, holgado, de varios pliegues que caían al suelo a partir de su cintura, manga larga, el escote en V, llegó a unos cuantos centímetros debajo de sus dos pechos, a partir de ahí, tenía una línea de pedrería en forma de cinturón debajo estos mismos, portó un par de anillos a juego con el vestido y los aretes, el diseño del vestido simplemente era sencillo, algo recatado pero al mismo tiempo elegante y sofisticado. Resaltó mucho su belleza oculta, quizás que ni ella sabía que tenía.Björn se ajust&oac
Björn estaba platicando con Carter y otro joven millonario llamado, Luca Castilla, era un español que radicaba en la ciudad, se había sorprendido al ver a Björn y acompañado.― ¿Vamos a bailar? ―preguntó la pelirroja interrumpiendo la conversación entre ellos, Björn miró más allá a ver si venía Ava, pero para su sorpresa, no.― ¿Dónde está mi asistente? ―Björn le preguntó a la pelirroja pero esta solo movió sus hombros en respuesta que no lo sabía. ―Con permiso, ―dijo él esquivando a Carter y caminando hasta los servicios de mujeres, Thomas estaba en la esquina del pasillo, al ver a Björn se imaginó que entraría a buscar a Ava, como en el restaurante hace días atrás, quería sonreír al ver como estaba actuando, pero esa sonrisa la descartó de inmediato al ver la cara de su jefe. ―
New York, Estados Unidos.Horas después…― ¿No has pensando que quizás ella decidió irse? ¿No crees que se sintió abrumada por lo que pasaron ambos hace noches? Ella es joven, Björn. Quizás…ella se fue. Aprovechó que estaba en la ciudad, hay aeropuertos, centrales de autobuses y se le hizo fácil…―Carter finalmente lo dijo en voz alta. Ava no había aparecido desde que había ido al servicio de damas, han pasado ocho horas desde entonces y ya había amanecido. Thomas intentó buscar la prueba de que ella no había salido, que no había cruzado por dónde él estaba parado, pero se encontró con la noticia que las cámaras habían sido apagadas diez minutos atrás antes de
Aqui comienza la segunda temporada "La esposa del billonario" Años atrás… El niño Björn bajó las escaleras hasta quedar sentado a medio camino junto a sus dos hermanos, siguió la mirada de ellos y entonces descubrió que se avecinaba una guerra. ―Tienes que entender que no siempre se harán las cosas a tu manera, Anton. ―Anton lanzó una copa vacía contra la pared de la chimenea y esta se hizo añicos, Amelia se encogió de hombros a tal arrebato. ― ¡Yo soy el del dinero en esta familia, así que tienes que acatar mis órdenes, te guste o no, eres mi esposa! ―Es navidad, no voy a pelear contigo, los niños podrían escucharnos. ―Anton y Amelia estaban ajenos a la presencia de los tres hijos que estaban atentos a la escena. Oscar tomó la mano de Björn y le susurró. ―Solo están platicando, no te asustes. ―Cállense, nos van a descubrir. ―Bruno dijo entre dientes algo
―Si no hay nada que hablar, necesito irme. ―Amelia se giró hacia a él, volvió a arquear su ceja y presionó sus labios con dureza.―Bien. ¿Tienes en que regresar? ―sonó seria, algo que a Björn le extrañó.― ¿Desde cuándo te preocupas? ―Björn se puso de pie de manera elegante, se ajustó la tela de la muñeca.―No empieces. Sabes perfectamente que siempre me he preocupado por ustedes. ―enfatizó Amelia al mismo tiempo que se pasó un dedo por la frente para acomodar el flequillo.―En fin. ―cortó Björn, ― ¿Dónde está ella? ―preguntó ansioso, ya quería irse de ese lugar.―En el jardín, deja pido que la…―Björn la interrumpió.―Yo mismo iré por ella. ―se volvió hacia la puerta pero Amelia lo detuvo del brazo antes de salir, Björn se quedó congelado
Christine caminó de un lado a otro, había investigado que Björn se había llevado a Ava a la ciudad, pero no sabía a qué. Su mente comenzó a armar una escena de ellos dos en una cama, en un cuarto de hotel y haciéndolo como dos amantes salvajes, se imaginó Christine de pie, mirando desde el centro de aquella habitación. Cerró sus ojos con fuerza y se limpió una lágrima que había intentado barrer con su dedo, tenía mucha ira contra Björn, realmente se había enamorado por primera vez y precisamente con él fue a caer a las redes del amor, pero al querer hacerlo más serio, él simplemente la descartó sin darle una oportunidad siquiera de demostrarle que eran sinceros sus sentimientos, y al ver que no lograría nada, había cambiado su táctica desde entonces, si no sería la esposa de Björn Hoffmann, lo sería a c
Sarah miró el reloj de nuevo, su esposo Arnold ya había llegado de la mina y en ese momento estaban cenando.—Ya mujer, deja de mirar ese reloj que me pones más nervioso. —se quejó el hombre, pero esta vez Sarah, lo ignoró. — ¿Qué es lo que pasa?—Frank debía de haber llegado desde hace media hora. —el tono de preocupación de la mujer era evidente. Arnold, dejó la cuchara a un lado del plato y se limpió los labios con la servilleta, luego miró a su esposa.—Frank ya es un hombre, deja de estar detrás de él. Quizás se encontró con el grupo de jóvenes con los que se juntan.—Esos son jóvenes no los conocemos, ¿No crees que podrían ser malas influencias? Frank nunca llega tarde, cariño.—Bueno, si no llega en media hora, yo mismo iré a buscarlo.