Alguien parece estar enamorándose sin darse cuenta. Nos leemos en el próximo capítulo.
Le tiendo las llaves de la moto y salimos de la casa con las manos agarradas. No le hemos dado ningún tipo de nombre a la relación que iniciamos, pero estoy satisfecha con la manera en que las cosas se van sucediendo. Sin embargo, me cuestiono el hecho de que lo que estamos haciendo promueva ideas equivocadas a aquellos que nos ven tomados de la mano y compartiendo besos en público, que podrían considerarse como pruebas inequívocas de que entre nosotros existe una relación seria y formal. ¿Cierto? ―Buenos días, vecinos. Intento devolver el saludo, pero me quedo pasmada al ver que Denzel lo hace con la mayor confianza y naturalidad del mundo. ―Buenos días, señora Carter, ¿cómo sigue su esposo? Observo la interacción, completamente enmudecida. ―Mucho mejor, Denzel, agradezco los consejos que me diste para despejar las vías respiratorias de mi pobre viejo, estaba tan constipado que no podía dormir ―¿en qué momento sucedió todo esto?―. Anoche pudo conciliar el sueño gracias a tus útil
¿Qué demonios estoy haciendo? Ya no sé cuántas veces me he hecho esta misma pregunta. Sea lo que sea lo que esté sucediendo entre nosotros, me asusta y mucho. Me separo de ella y una vez que las puertas se abren, entrelazo nuestras manos para que salgamos del elevador. En un corto y rápido recorrido bajamos las escaleras y llegamos a la terraza al aire libre que se extiende veinte metros hacia el exterior del edificio. ―Esto es maravilloso, Denzel ―adoro la facilidad con la que se impresiona con cualquier cosa, por muy sencilla que esta sea―, es la primera vez que visito este lugar y no entiendo por qué razón no viene antes. ¿Cuánto más puedo maravillarme de esta fascinante mujer? No se parece en nada al tipo de chicas que solía frecuentar, o que era, según mis preferencias, la clase de mujer a la que llevaba a la cama para pasar el rato y satisfacer mi necesidad de sexo. Es, por mucho, diferente a todas ellas. Incluso, aunque parezca increíble, el sexo con Goldie tiene otro nivel. H
Sus palabras se ven interrumpidas, porque justo en ese instante, alguien tropieza con nosotros. ―Lo siento, no fue mi intención. Menciona, con vergüenza, la chica que acaba de atropellarnos. Luego de disculparse, se aleja de nosotros y corre hacia los brazos del hombre que la espera al otro lado de la zona. Entrelazo los dedos de mi mano con los suyos, abandonamos la terraza y nos dirigimos al piso 100, donde recorremos las tiendas y adquirimos souvenirs para el recuerdo. ―¿Estás bien, cariño? Le pregunto, luego de devolver mi atención sobre ella. ―Sí, no fue nada. Responde con una sonrisa radiante. Razón por la que le devuelvo una con la misma intensidad. ―¿Qué te parece si vamos a comer? Ya pasa de mediodía y me preocupa que no hayas probado nada durante todo este tiempo. Se alza en la punta de sus pies y me sorprende con un nuevo beso. Me gusta que lo haga, que se sienta con la plena libertad de hacerlo cada vez que se le dé la regalada gana. A fin y al cabo, me importa un b
No sé qué es lo que está pasando entre nosotros, pero me gusta, me gusta y mucho. Una vez que ingresamos al hotel, me quedo sin aire en los pulmones. Primero, porque significa que esta aventura romántica no ha terminado para nosotros. Y, segundo, porque la actitud de Denzel no ha dejado de sorprenderme. ¿En qué momento dijo que no tenía vena romántica? Sin embargo, creo que tanto romanticismo acaba de afectarle la cabeza. ¿Se ha dado cuenta del lugar al que me trajo? Me doy la vuelta rápidamente y lo miro a los ojos. ―¿Qué estamos haciendo aquí? Le pregunto con un tono de voz bajo, para que nadie más pueda escucharnos. Me quedo pasmada al verlo sonreír como si la situación no fuera preocupante. No tenemos con qué pagar algo como esto y no quiero pasar vergüenza cuando descubran que no estamos en la capacidad de darnos un lujo como este. Para la mayor de mis sorpresas, me besa y hace caso omiso a mi inquietud. ―¿Pasar la primera de muchas maravillosas noches juntos? Sus palabras n
―¿Qué te parece si dejamos de hablar y vamos directo a lo que queremos? ―mueve sus de una manera que me causa mucha gracia. Parece un chiquillo travieso―. Hay muchos lugares en esta habitación que han incentivado mi imaginación como no tienes idea. Estoy seguro de que podemos darles un buen uso. Suelto una gran carcajada que resuena por toda la habitación. Acaba de hacer polvo de un chasquido todo el romanticismo del que estaba haciendo alarde. Es un hombre muy adorable. ―Me has tenido engañada durante todo este tiempo ―menciono con un falso puchero de decepción―. Sigues siendo una bestia desalmada y sin corazón que no tiene nada de romántico. ¿Te das cuenta de que acabas de pisotear mis ilusiones? Le digo en tono de broma. Hace un chasquido con su lengua y sonríe con arrogancia. ―Te lo advertí, cariño, no tengo vena romántica ni nada que se le parezca ―comienza a moverse por la sala, hasta alcanzar el sillón y depositarme en él―. Soy tan básico como el resto de los hombres. A pes
Me escabullo de la habitación y me oculto en el baño. ¡Joder! ¿Qué rayos estoy haciendo? Me acerco al lavamanos y apoyo las palmas de mis manos en la encimera. Mantengo la cabeza baja y respiro profundo, hasta que elevo la cara y me miro en el espejo. ―¿Qué carajos, Denzel? ―me recrimino a mí mismo―. ¿Acaso te has vuelto loco? Una corriente helada recorre mi espalda y eriza cada uno de los poros de mi piel. ¿Qué es lo que me está pasando? Ella me está haciendo sentir cosas que no puedo explicar. No es la primera vez que lo percibo. Este extraño sentimiento se alojó en mi pecho desde que la conocí y, desde entonces, no ha dejado de expandirse ―¿Te das cuentas de que estás complicado las cosas? ―me recrimino a mí mismo, al mismo tiempo que me fulmino con la mirada.― ¿Dónde quedó aquel cuento de nada de flores y corazones? ―me pregunto―. ¿Te das cuenta de que esto tiene más visos de una noche romántica que una velada a la luz de la luna el día de los enamorados? ―maldigo por lo bajo―.
Me quedo pasmada con su declaración. ―¿Me estás tomando el pelo? Es lo primero que se me ocurre decir. Sé que estoy en shock y que por eso no puedo conectar mi cerebro con la lengua. Se gira sobre su silla y ahueca mi rostro entre sus manos. ―Nunca hablé tan en serio en toda mi vida, Goldie ―parpadeo una decena de veces, porque siento que lo que estoy escuchando, no es más que alguna artimaña de mi mente. ¿Cómo puedo creer en estas palabras después de las tantas veces que lo he escuchado decir que no desea comprometerse con relaciones largas y serias? ―. No me lo preguntes, cariño ―niega con la cabeza―, porque estoy tan sorprendido de esto como tú ―se relame los labios y me observa con intensidad―. Me estoy muriendo de miedo, tengo que confesártelo, es la primera vez que me lanzo en una travesía tan complicada como esta ―sonríe, antes de dejar un beso suave en mis labios―, pero me gustaría que también en esto, seas mi novedad. ¿Quieres ser mi novia oficial? No termina de decirlo c
Mi amigo me mira con suspicacia. ―Hablaremos de negocio, pero antes tienes que hablarme de lo que está pasando con esa chica ―gira su cara y observa hacia la puerta de la casa para asegurarse que ninguna está cerca para oír lo que va a decirme―. Te juro que acabas de dejarme perplejo al verte con ella en plan romántico. Ruedo los ojos y trato de cambiar el tema. ―Agradezco que hayas venido, Gonzalo ―le explico al acercarme a él―, he estado pensando al respecto de todo lo que me ha pasado y he tomado una decisión. Niega con la cabeza. ―No, Denzel, no voy a permitir que redirijas el tema de conversación ―menciona, decidido e interesado―, luego, vas me vas a dar toda la información que tengas de esa preciosa rubia de ojos azules que me ignoró como si fuera algo insignificante. Sonrío, satisfecho. ―Ángela está en una liga completamente diferente a la tuya, Gonzalo ―le digo complacido―. No es de la que llevas a la cama para pasar el rato y luego, te olvidas de ella ―niego con la ca