Nos vemos de nuevo mañana,. ¡¡Qué disfruten de este nuevo capítulo!!
Mi amigo me mira con suspicacia. ―Hablaremos de negocio, pero antes tienes que hablarme de lo que está pasando con esa chica ―gira su cara y observa hacia la puerta de la casa para asegurarse que ninguna está cerca para oír lo que va a decirme―. Te juro que acabas de dejarme perplejo al verte con ella en plan romántico. Ruedo los ojos y trato de cambiar el tema. ―Agradezco que hayas venido, Gonzalo ―le explico al acercarme a él―, he estado pensando al respecto de todo lo que me ha pasado y he tomado una decisión. Niega con la cabeza. ―No, Denzel, no voy a permitir que redirijas el tema de conversación ―menciona, decidido e interesado―, luego, vas me vas a dar toda la información que tengas de esa preciosa rubia de ojos azules que me ignoró como si fuera algo insignificante. Sonrío, satisfecho. ―Ángela está en una liga completamente diferente a la tuya, Gonzalo ―le digo complacido―. No es de la que llevas a la cama para pasar el rato y luego, te olvidas de ella ―niego con la ca
―¡Ver para creer! ―exclama Gonzalo, en tono divertido, cuando me ve coger cuatro packs de cervezas y meterlos al carrito de compras―, te has vuelto todo un amo de casa. Le devuelvo la sonrisa. ―Me estoy adaptando a mi nueva vida ―encojo mis hombros―, no está mal del todo, he aprendido mucho con las chicas ―empujo el carro de compras y me dirijo a la sección de los snacks―. Además, de esta manera les devuelvo el favor que ellas me hicieron ―mi amigo no para de mirarme como si fuera un bicho raro―. No sé en dónde estaría ahora si ellas no me hubieran recibido en su casa ―niego con la cabeza―. Me tendieron la mano cuando más lo necesitaba ―voy cogiendo bolsas de los anaqueles mientras le cuento la historia―. No dudaron en recibirme cuando aparecí en la puerta de su casa solicitando trabajo ―meto empaques tras otro, dentro del carro―. Ni siquiera lo dudaron, ¿puedes creerlo? Me mira desconcertado. ―Estoy a punto de creer que esto te gusta mucho más de lo que parece ―se cruza de brazos
Guardamos las bolsas con las compras en la cajuela y subimos al auto. Ninguno de los dos ha dicho nada desde lo que sucedió con aquella mujer. ―¿De quién sospechas, Denzel? ―Gonzalo es el primero en romper el silencio―. ¿Quién crees es la persona que está detrás de todo esto y qué es lo que pretende? Niego con la cabeza. ―No tengo ni puta idea, Gonzalo, pero la actitud de esa mujer deja mucho que decir ―no puedo olvidar la expresión de su rostro al percatarse de mi presencia―. Sé que ella sabe mucho más de lo que suponemos. Se me queda mirando por largos segundos. ―¡Joder, Denzel! ―exclama con asombro―. Esto es más emocionante que la persecución de Jason Bourne. Enciende el motor del auto y segundos después, se incorpora a la avenida. ―Sí ―sonrío, divertido―, de un momento a otro, mi vida se convirtió en una verdadera película de thriller ―observo el pavimento a través del cristal del parabrisas―. Las cosas se han salido de control. Cierro los ojos y apoyo la cabeza en el respa
Continuamos trabajando como si nada, hasta que escuchamos el sonido de la puerta principal al abrirse. Mi corazón comienza a bombear con todas sus fuerzas. Dejo lo que estoy haciendo y decido entrar a la casa para recibirlo. ―¡Eh! ―se queja Ángela al ver que me alejo―. ¿Ahora me dejas como plato de segunda mesa? Giro la cara sobre mi hombro y esbozo una enorme sonrisa. No he dejado de sonreír desde que este maravilloso hombre entró a mi vida. Cada segundo de mi vida, cada sonrisa, cada anochecer y amanecer, quiero pasarlos a su lado. ―Debo recibir a mi novio como se lo merece ―encojo mis hombros―. Al fin y al cabo, es la primera vez que tengo uno y quiero aprovechar todo mi tiempo con él, disfrutar de la nueva experiencia. Me mira boquiabierta y me hace una puñeta, entes de que ingrese a la casa. Con la emoción a flor de piel y la respiración agitada, camino a paso veloz hasta que llego a la cocina y lo veo entrar con los brazos cargados de bolsas. No pasan ni un par de segundos cu
Guardamos las últimas bandejas en la nevera, después de terminar de preparar los pasabocas que hemos preparado para los invitados. Giro la cara y observo a los chicos sentados en los sillones mientras disfrutan de un partido de futbol americano y de un par de cervezas muy frías. Denzel y yo, no dejamos de mirarnos, de compartir sonrisas y miradas cómplices cada vez que podemos hacerlo. ―Vas a desgastarlo si sigues mirándolo de esa manera. Vuelvo la cara y planto la mirada sobre sus ojos azules. ―¿Crees que no te he pillado mirando a Gonzalo? ―sus mejillas se sonrojan en cuanto se ve descubierta―. ¿Cuándo vas a reconocer que te gusta? Se limpia las manos en el delantal y trata de esquivar la conversación. ―No sé de qué hablas ―se empeña en negarlo una y otra vez―. Ese tipo es un riquillo arrogante y presumido. Ruedo los ojos. ―¿Por qué te esfuerzas en buscarle defectos donde no los tiene? ―me mira con incredulidad―. Es un tipo genial, divertido y muy, pero muy atractivo ―por supu
Ángela me m mira con incredulidad. ―¿Estás escuchando la tontería que acabas de decir? ―se acerca y ahueca mi cara entres sus manos―. ¿Acaso no puedes ver lo que otro si podemos? ¿Por qué razón podemos opinar sobre los sentimientos de otros, pero no sobre los nuestros? ―No tengo nada de especial ―niego con la cabeza―. En cambio, él es todo lo contrario ―insisto con lo mismo―. ¿No lo ves? Parece un maldito modelo de revista ―gimo, desesperada―. Es guapo, inteligente, carismático, maravilloso, atento ―hablo tan rápido que tengo que tomar una pausa para inhalar un poco de aire y llenar mis pulmones que se han quedado sin oxígeno―. No hay mujer que pueda resistirse a sus encantos. Mi amiga sonríe con calidez y dulzura. ―Ven, acompáñame ―vuelve a tirar de mi mano y me conduce hasta el tocador. Me invita a que me siente en la banqueta y me mire al espejo―. Dime, ¿qué vez en el reflejo? Por más que me miro, no alcanzo a ver más allá de la chica común y corriente que me mira con ojos pr
¿Qué demonios acabo de decirle? Me paso las manos por la cara y respiro profundo. ―¡No lo puedo creer! ―la voz de Gonzalo, me expulsa de mis pensamientos―. Eso que acabo de oír, ¿fue objeto de mi imaginación o Denzel Carpentier, por primera vez en su vida, le ha confesado su amor a una mujer? Maldigo por lo bajo. ―Cierra la puta boca y sube al maldito auto. Espeto, furioso. Con pasos apresurados rodeo el vehículo y me ubico en la puerta del copiloto ―Está bien, joder ―sonríe divertido y eleva sus manos en señal de rendición―, pero que quede claro que no tengo la culpa de que mi mejor amigo tenga un corazoncito que late de amor. Lo fulmino con la mirada. ―¿Puedes dejar de comportarte como un imbécil y subir al auto de una vez por todas? Activa la alarma y quita el seguro; subo a mi asiento, molesto y desconcertado. ¿Qué me está pasando? ¿Por qué actúo de esta forma cada vez que estoy cerca de ella? Joder. Enciende el motor y se incorpora a la vía. Siento su mirada sobre mí, per
Después de tomar una ducha rápida, me pongo la ropa y me reúno con Gonzalo en la sala. ―Tus viejos sí que te la pusieron difícil. Se acerca con un vaso de whisky en la mano. ―Gracias al poder y a la influencia que tiene el nombre de mi familia, fue fácil para ellos convencer a cada persona para que bloquearan mis cuentas y me impidieran entrar a mi propio apartamento. Recibo el vaso y tomo un trago. ―Las cosas para mí también se han puesto complicadas, por supuesto, tú mejor que nadie lo sabe ―camina hacia el bar y recarga su bebida―, por fortuna, pronostiqué una situación como esta y, antes de que sucediera, fui preparando el terreno para el momento en que tuviera que alejarme y alzar vuelo. De los tres amigos, Gonzalo es el que se ha llevado la peor parte de todos. Pero esa es una historia que no voy a tocar en este momento. Sé cuán difícil y complicado es este tema para él. ―Lo más doloroso de todo, es que cada centavo que tengo en mis cuentas y cada propiedad que poseo fue p