Acá les dejo el primer capítulo del día. Nos leemos en la tarde con uno nuevo.
Guardamos las últimas bandejas en la nevera, después de terminar de preparar los pasabocas que hemos preparado para los invitados. Giro la cara y observo a los chicos sentados en los sillones mientras disfrutan de un partido de futbol americano y de un par de cervezas muy frías. Denzel y yo, no dejamos de mirarnos, de compartir sonrisas y miradas cómplices cada vez que podemos hacerlo. ―Vas a desgastarlo si sigues mirándolo de esa manera. Vuelvo la cara y planto la mirada sobre sus ojos azules. ―¿Crees que no te he pillado mirando a Gonzalo? ―sus mejillas se sonrojan en cuanto se ve descubierta―. ¿Cuándo vas a reconocer que te gusta? Se limpia las manos en el delantal y trata de esquivar la conversación. ―No sé de qué hablas ―se empeña en negarlo una y otra vez―. Ese tipo es un riquillo arrogante y presumido. Ruedo los ojos. ―¿Por qué te esfuerzas en buscarle defectos donde no los tiene? ―me mira con incredulidad―. Es un tipo genial, divertido y muy, pero muy atractivo ―por supu
Ángela me m mira con incredulidad. ―¿Estás escuchando la tontería que acabas de decir? ―se acerca y ahueca mi cara entres sus manos―. ¿Acaso no puedes ver lo que otro si podemos? ¿Por qué razón podemos opinar sobre los sentimientos de otros, pero no sobre los nuestros? ―No tengo nada de especial ―niego con la cabeza―. En cambio, él es todo lo contrario ―insisto con lo mismo―. ¿No lo ves? Parece un maldito modelo de revista ―gimo, desesperada―. Es guapo, inteligente, carismático, maravilloso, atento ―hablo tan rápido que tengo que tomar una pausa para inhalar un poco de aire y llenar mis pulmones que se han quedado sin oxígeno―. No hay mujer que pueda resistirse a sus encantos. Mi amiga sonríe con calidez y dulzura. ―Ven, acompáñame ―vuelve a tirar de mi mano y me conduce hasta el tocador. Me invita a que me siente en la banqueta y me mire al espejo―. Dime, ¿qué vez en el reflejo? Por más que me miro, no alcanzo a ver más allá de la chica común y corriente que me mira con ojos pr
¿Qué demonios acabo de decirle? Me paso las manos por la cara y respiro profundo. ―¡No lo puedo creer! ―la voz de Gonzalo, me expulsa de mis pensamientos―. Eso que acabo de oír, ¿fue objeto de mi imaginación o Denzel Carpentier, por primera vez en su vida, le ha confesado su amor a una mujer? Maldigo por lo bajo. ―Cierra la puta boca y sube al maldito auto. Espeto, furioso. Con pasos apresurados rodeo el vehículo y me ubico en la puerta del copiloto ―Está bien, joder ―sonríe divertido y eleva sus manos en señal de rendición―, pero que quede claro que no tengo la culpa de que mi mejor amigo tenga un corazoncito que late de amor. Lo fulmino con la mirada. ―¿Puedes dejar de comportarte como un imbécil y subir al auto de una vez por todas? Activa la alarma y quita el seguro; subo a mi asiento, molesto y desconcertado. ¿Qué me está pasando? ¿Por qué actúo de esta forma cada vez que estoy cerca de ella? Joder. Enciende el motor y se incorpora a la vía. Siento su mirada sobre mí, per
Después de tomar una ducha rápida, me pongo la ropa y me reúno con Gonzalo en la sala. ―Tus viejos sí que te la pusieron difícil. Se acerca con un vaso de whisky en la mano. ―Gracias al poder y a la influencia que tiene el nombre de mi familia, fue fácil para ellos convencer a cada persona para que bloquearan mis cuentas y me impidieran entrar a mi propio apartamento. Recibo el vaso y tomo un trago. ―Las cosas para mí también se han puesto complicadas, por supuesto, tú mejor que nadie lo sabe ―camina hacia el bar y recarga su bebida―, por fortuna, pronostiqué una situación como esta y, antes de que sucediera, fui preparando el terreno para el momento en que tuviera que alejarme y alzar vuelo. De los tres amigos, Gonzalo es el que se ha llevado la peor parte de todos. Pero esa es una historia que no voy a tocar en este momento. Sé cuán difícil y complicado es este tema para él. ―Lo más doloroso de todo, es que cada centavo que tengo en mis cuentas y cada propiedad que poseo fue p
Bajamos las escaleras y desde esta distancia puedo escuchar el bullicio que hay en el salón principal. ―Esto no me gusta para nada, Denzel, tengo un extraño presentimiento acerca de esta cena. No quiero que se inquiete, sea lo que sea, seré capaz de resolverlo a su debido tiempo. ―No te preocupes, abuela ―elevo su mano y la llevo a mi boca para dejar un beso en el dorso―, te prometo que nos libraremos de cualquiera de las intenciones que tengan mis viejos. Bufa, con pesar. ―No estoy de acuerdo con sus métodos ―menciona, molesta―, entiendo que te hayas equivocado, hijo, pero los justifica para que quieran tratarte como a un chiquillo y quieran obligarte a hacer lo que ellos quieran ―niega con la cabeza―. Además, no te permitieron defenderte. No fue justo ni apropiado. Lamento haber causado toda esta situación, pero juro que, más temprano que tarde, estaré aclarando lo que en realidad pasó aquella noche. Estoy seguro de que esto se trató de una m*****a trampa. No sé cuál fue el obj
Ella me mira con satisfacción mientras permaneces colgada del brazo de mi padre. Miro a mi abuela y esta niega con disimulo, porque parece que para ella también ha sido una gran sorpresa ver a esa mujer metida en esta casa. ¿En qué momento pasó todos esto? ¿Por qué no lo vi venir? ―Qué agradable es volverte a ver, Denzel ―pronuncia con su voz chillona, tras saludar al resto de los invitados―. Daniel ―gira su cara y le sonríe a mi padre―, no sabía que tu hijo nos acompañaría esta noche. Aquel es un reclamo disfrazado de palabras cordiales. Mi padre la ignora y sigue actuando como si nada. Sigo sin salir de mi sorpresa, porque para ser sincero, nunca esperé encontrarme con algo como esto. Observo a mi abuelo y, aunque está claro que está al tanto de lo que pasa entre ellos, es evidente que no le agrada el asunto. ―Lo siento, querida, fue una decisión de última hora. ¿Última hora? ¿De qué demonios se trata todo esto? Aquella excusa no me la trago. Mi padre nunca ha sido un hombre de t
Me llevo la mano a la boca para evitar que la carcajada se escape de ella. Mis viejos siguen estupefactos y abochornados, por lo que acaba de suceder. En lo que respecta a mi abuela, bueno, parece que se la está pasando de maravilla. ―Creo que es el momento apropiado para que abandone esta casa, señor Gates ―sonrío satisfecho―. El motivo que lo trajo a esta cena acaba de irse con su esposo por la misma puerta por la que usted debería irse. El imbécil me mira furioso, pero no se atreve a decir nada al respecto. ―Hasta nunca, señor Gates. Le dice mi abuela con voz cantarina. Qué pasada de mujer, el orgullo no me cabe en el pecho. Me acerco a ella, paso mi brazo por encima de sus delgados hombros, la pego a mi costado y la beso en la frente. ―Te amo, abuela. Ella me mira y sonríe emocionada. ―Yo también te amo, Denzel. Ambos giramos la cara al mismo tiempo y la plantamos en Gates. Con la poca vergüenza que le queda y la impotencia dibujada en su rostro, se despide de todos y, con
Recojo los platos descartables de la mesa y los arrojo a cesto de la basura. Me movilizo por toda la casa como si anduviera en piloto automático, mientras pienso en las razones por las que Denzel no estuvo presente en mi fiesta de cumpleaños. Quería que todos lo conocieran, presentarles al hombre que se apropió de mi corazón y gritar a los cuatro vientos que, por fin, había encontrado a la otra mitad de mi alma. ―¿Estás bien, Goldie? La voz de Ángela, me aparta de mis pensamientos. Giro la cara y la miro a los ojos. No puede disimular mi dolor por más que quiera hacerlo. ―Sí, solo estoy cansada. Miento y vuelvo a centrar mi atención en lo que estoy haciendo. Tomo el paño de cocina y limpio la mesa. Por supuesto, sé que no va a permitirme que zanje el tema así de fácil. Bufa, antes de acercarse y arrancarme el trapo de las manos. ―¿Pretendes mentirle a la persona que mejor te conoce en este planeta? ―coloca sus brazos en jarra y me acribilla con la mirada―. Será mejor que hables ah