Cierro los ojos cuando lo veo inclinarse y acercar su cara a la mía. Esto es completamente diferente a cualquier cosa que haya vivido antes. Denzel me hace sentir como ningún otro lo hizo. ―¿Estás segura de esto? Abro los ojos y los fijo en los suyos. ―Completamente segura. Sostiene el peso de su cuerpo en unos de sus brazos y eleva el otro para acunar mi rostro con su mano derecha. ―Quiero que esto sea espacial para ti, Goldie. Inhalo profundo. ―Lo sé, Denzel, solo no me hagas esperar más por ti. Sonríe antes de acercar sus labios a los míos y robarme el aliento con el beso más dulce y tierno de todos. Esto en nada se parece a las anteriores ocasiones en las que estuvimos a punto de ir a la cama. Me devora con paciencia y dedicación, poniendo especial cuidado en mi propio placer. Mi cuerpo arde en llamas cuando sus manos acarician mis costados y escalan con lentitud hasta la parte alta de mi cuerpo. Es la primera vez que un hombre me ve desnuda y, sin embargo, en sus brazos si
Amanezco encerrada en una prisión de brazos y piernas fuertes que me hacen sentir cálida. Estoy adolorida, pero la sensación de haber sido suya por primera vez, supera cualquier molestia que sienta. No me atrevo a mover ni un solo músculo, no quiero despertarlo y correr el riesgo de que se rompa el hechizo. Me gusta estar así con él. ¿Qué pasará ahora que nos toca enfrentar la realidad y no tenemos ni una sola gota de alcohol en nuestras venas? Reconozco que anoche estaba como una cuba, sin embargo, lo suficientemente consciente para saber lo que estaba haciendo. Quería esto más que cualquier cosa en mi vida. Me gusta Denzel, incluso, me atrevería a decir que me estoy enamorando de él, pero eso es algo que voy a reservar solo para mí misma. Él fue muy claro al respecto, me dijo que no estaba hecho para las relaciones serias y duraderas. Me duele aceptarlo, pero estuve de acuerdo con ello. Por supuesto, no voy a ponerme en plan tóxico y exigirle que se comprometa con algo para lo cual
¡Carajos! Se suponía que se iba a demorar más tiempo. ¿Por qué demonios no avisó antes de venir? ―¿Esta era la razón por la que ninguno de los dos contestaba su teléfono? Y allí está la respuesta a mi pregunta no hecha. Adoro a Ángela, pero detesto lo importuna que es. ―Yo no… ―Goldie intenta explicarse, con los dedos de sus manos aferrados a la sábana que cubre nuestros cuerpos desnudos―. Llegamos tarde y luego… Se queda callada, sin saber qué más decir. Ángela alterna su mirada furiosa entre el uno y el otro. Está cabreada y, por supuesto, que entiendo que lo esté. Pero tampoco es para tanto. ―¿Qué te parece si nos dejas tomar una ducha, vestirnos y luego podemos explicarte todo lo que quieras? Abre los ojos como dos platos redondos y me mira incrédula al escuchar mi solicitud. Goldie me da un codazo en la costilla para que cierre la boca. No entiendo el motivo de tanto drama. ―No es lo que piensas, Ángela. No puedo evitar soltar una carcajada. Razón por la que las dos mujere
Después de medio hora de sexo intenso y desenfrenado, me despido de Goldie y me dirijo a mi habitación para cambiarme la ropa. No puedo arrancarme esa sonrisa de felicidad y satisfacción que llevo dibujada en la boca. ¿Quién iba a pensar que el mejor sexo de mi vida iba a ser con una chica sin experiencia? Ilógico, ¿no? Guardo la cartera en el bolsillo de mi pantalón y me doy la vuelta al escuchar que mi teléfono suena. Me acerco a la mesa y al cogerlo, me doy cuenta de que en la pantalla aparece la imagen de papá. Aquello me toma por sorpresa. ¿Ahora qué quiere? Respondo de inmediato. ―Papá. Trago grueso y espero a que me diga la razón por la que está llamando. ―Denzel ―el tono que usa para dirigirse a mí, es serio y formal―, mañana en la noche tenemos una cena muy importante para la familia, para ti y para el futuro de nuestras empresas ―escuchar aquellas palabras, me produce mala espina―. Necesito que estés presente, tu asistencia es necesaria. ¿Qué se trae ahora entre manos?
Le tiendo las llaves de la moto y salimos de la casa con las manos agarradas. No le hemos dado ningún tipo de nombre a la relación que iniciamos, pero estoy satisfecha con la manera en que las cosas se van sucediendo. Sin embargo, me cuestiono el hecho de que lo que estamos haciendo promueva ideas equivocadas a aquellos que nos ven tomados de la mano y compartiendo besos en público, que podrían considerarse como pruebas inequívocas de que entre nosotros existe una relación seria y formal. ¿Cierto? ―Buenos días, vecinos. Intento devolver el saludo, pero me quedo pasmada al ver que Denzel lo hace con la mayor confianza y naturalidad del mundo. ―Buenos días, señora Carter, ¿cómo sigue su esposo? Observo la interacción, completamente enmudecida. ―Mucho mejor, Denzel, agradezco los consejos que me diste para despejar las vías respiratorias de mi pobre viejo, estaba tan constipado que no podía dormir ―¿en qué momento sucedió todo esto?―. Anoche pudo conciliar el sueño gracias a tus útil
¿Qué demonios estoy haciendo? Ya no sé cuántas veces me he hecho esta misma pregunta. Sea lo que sea lo que esté sucediendo entre nosotros, me asusta y mucho. Me separo de ella y una vez que las puertas se abren, entrelazo nuestras manos para que salgamos del elevador. En un corto y rápido recorrido bajamos las escaleras y llegamos a la terraza al aire libre que se extiende veinte metros hacia el exterior del edificio. ―Esto es maravilloso, Denzel ―adoro la facilidad con la que se impresiona con cualquier cosa, por muy sencilla que esta sea―, es la primera vez que visito este lugar y no entiendo por qué razón no viene antes. ¿Cuánto más puedo maravillarme de esta fascinante mujer? No se parece en nada al tipo de chicas que solía frecuentar, o que era, según mis preferencias, la clase de mujer a la que llevaba a la cama para pasar el rato y satisfacer mi necesidad de sexo. Es, por mucho, diferente a todas ellas. Incluso, aunque parezca increíble, el sexo con Goldie tiene otro nivel. H
Sus palabras se ven interrumpidas, porque justo en ese instante, alguien tropieza con nosotros. ―Lo siento, no fue mi intención. Menciona, con vergüenza, la chica que acaba de atropellarnos. Luego de disculparse, se aleja de nosotros y corre hacia los brazos del hombre que la espera al otro lado de la zona. Entrelazo los dedos de mi mano con los suyos, abandonamos la terraza y nos dirigimos al piso 100, donde recorremos las tiendas y adquirimos souvenirs para el recuerdo. ―¿Estás bien, cariño? Le pregunto, luego de devolver mi atención sobre ella. ―Sí, no fue nada. Responde con una sonrisa radiante. Razón por la que le devuelvo una con la misma intensidad. ―¿Qué te parece si vamos a comer? Ya pasa de mediodía y me preocupa que no hayas probado nada durante todo este tiempo. Se alza en la punta de sus pies y me sorprende con un nuevo beso. Me gusta que lo haga, que se sienta con la plena libertad de hacerlo cada vez que se le dé la regalada gana. A fin y al cabo, me importa un b
No sé qué es lo que está pasando entre nosotros, pero me gusta, me gusta y mucho. Una vez que ingresamos al hotel, me quedo sin aire en los pulmones. Primero, porque significa que esta aventura romántica no ha terminado para nosotros. Y, segundo, porque la actitud de Denzel no ha dejado de sorprenderme. ¿En qué momento dijo que no tenía vena romántica? Sin embargo, creo que tanto romanticismo acaba de afectarle la cabeza. ¿Se ha dado cuenta del lugar al que me trajo? Me doy la vuelta rápidamente y lo miro a los ojos. ―¿Qué estamos haciendo aquí? Le pregunto con un tono de voz bajo, para que nadie más pueda escucharnos. Me quedo pasmada al verlo sonreír como si la situación no fuera preocupante. No tenemos con qué pagar algo como esto y no quiero pasar vergüenza cuando descubran que no estamos en la capacidad de darnos un lujo como este. Para la mayor de mis sorpresas, me besa y hace caso omiso a mi inquietud. ―¿Pasar la primera de muchas maravillosas noches juntos? Sus palabras n