Era lunes, cerca de las siete diez de la mañana, cuando escuchó un teléfono sonar. La habitación estaba a oscuras, y él se había quedado dormido por fin cerca de las cuatro.
Minato se sentó en la cama, Akari seguía durmiendo y su fiebre no regresó desde la última vez que le revisó. Se levantó con cuidado y tomó el teléfono celular de trabajo del mayor tras rodear la cama en una corta caminata. Era una llamada.
Las cortinas permanecían cerradas, pero, considerando el grado de oscuridad y la hora, afuera debía estar muy nublado.
Caminó hacia la puerta del cuarto y la abrió con cuidado, y contestó la llamada en el camino, para no perderla. Según el contacto, se trataba del jefe de Akari, era una llamada importante que no podía ser rechazada.
—Hola, ¿sí?, buenos días.
«Buenos
—¿Tendrás hijos sin casarte? —indagó Arata muy curioso.—Matrimonio no es sinónimo de hijos, Arata —resaltó el rubio—. Querer tener una familia tampoco significa que, por obligación, debo casarme. —Se encogió de hombros, restando importancia a la cuestión.Esa era su forma de ver las cosas, y pensaba que muchos más en el mundo seguían esa corriente.—Criar hijos solo es bastante difícil. Mucha gente te cuestionará al respecto —opinó Arata con justa razón, y se fue hacia las alacenas, para buscar los platos donde servirían la comida.—La verdad es que no me importa lo que digan los demás —soltó Minato con total franqueza—. Quiero tener hijos porque quiero tener mi propia familia, una que nadie me pueda quitar.Aquello llenó de curiosidad, no solo
El olor era nauseabundo, asqueroso e insoportable.Era el último día del primer mes de un nuevo año, domingo y, al contrario que en los días anteriores y comunes del invierno, el sol le había ganado la batalla a las nubes, y se asomaba triunfante en el cielo, llenando de calor las calles de aquella bulliciosa ciudad.Cerca de las ocho de la noche, por fin estaba al final de su turno, tan solo le faltaba desechar la basura en los contenedores, que luego se transformaban para quemar. El día fue duro, y al siguiente tendría que regresar a la escuela diaria; sin embrago, ya que quería reunir el dinero suficiente para entrar a una escuela de enseñanza especial a partir de abril, para prepararse de mejor forma para los exámenes centrales, que sería en justo un año, necesitaba hacer bien sus labores.Después de clasificar la basura, llevó de a poco las bolsas
«Um…», murmuró Nakahara para después resoplar, «¿estás seguro de los enlaces?»—Sí —contestó Minato al otro lado de la línea.»He corroborado cada uno de ellos, también el nivel de acceso desde un buscador básico y, además de la búsqueda de información en los portales de la universidad, es lo que más ha llamado mi atención —destacó y exhaló con ligereza—. También identifiqué la IP, y obtuve las coordenadas espaciales. Las metí en Google Maps y obtuve una dirección en Nakano, un complejo de apartamentos.Nakahara resopló.«¿Cómo es que obtienes toda esa información?»—Bueno… soy bueno investigando —soltó el rubio con ánimos, y luego se rió—, y tengo los programas correctos —apuntó.En realidad no era difícil identificar una dirección a través de una IP, era la cosa más fácil del mundo a estas alturas de la evolución.«¿Crees que tenga algo que ver con el caso?»—No lo sé… pero, a nivel personal no tengo frentes abiertos en ninguna parte
—En estos días… ¿ha notado alguna actividad extraña alrededor del lugar? —preguntó Nakahara, tras echarse para atrás en el siento.»¿Ha visto a individuos desconocidos merodeando el lugar?, o… ¿alguno de sus inquilinos ha traído a personas que usted no conoce, y que sienta que no cuajen con el lugar? —indagó, siendo específico respecto a lo que deseaba conocer.El castaño trabajador arrugó la boca, y la expresión en general, y se puso a pensar, fijando la vista en el vacío por largos segundos, hasta que algo se le vino a la mente.—Hace unos días, sí… —afirmó el varón con la cabeza, y se fijó en los detectives—. Hace unos días vi a un hombre llegar en un auto bastante lujoso. No sé a qué departamento iba, pero su auto era extranjero, eso es seguro… y parecía nuevo: brillaba por todas partes, ya sabe. —Nakahara asintió.»Él vestía un buen traje, de esos que se sabe que son bien caros con solo verlos. —Resopló con desilusión—. Mis inquilinos tienen buenos traba
—¿Por qué me miras así?El rostro de Akari se torció en una expresión dudosa y avergonzada después de hacerle la pregunta al rubio que estaba sentado a su lado, cerca, demasiado cerca, de él.—Es que… de verdad se ve guapo hoy, Akari-san —contestó Minato con un tono normal en apariencias, pero con unas obvias segundas intenciones que llevaron al mayor a ver a otra parte.Akari resopló y negó, pero sin poder dejar de sentir esos zafiros acosadores que lo atravesaban adrede, en busca de pescar cualquier reacción suelta de su parte.Ambos estaban sentados en la sala de la casa Azarov, en el sofá para ser más específicos. El televisor, de frente, pero en ligero ángulo, se hallaba encendido y mostraba una serie a la que, en este momento, ninguno de los dos le estaba prestando ni una pizca de su atención.—¡Ah…! ¿Cómo es que puedes decir es
—¿No ves lo que está pasando aquí? —preguntó Kohaku a su novio con la sorpresa palpable en su voz.Arata se encogió de hombros y arrugó la boca.—Bueno… claro que lo veo, no soy estúpido —apuntó—. Pero, para serles honesto, durante un tiempo, tal vez desde el año nuevo, he estado pensando que Akari y Minato podrían estar teniendo pues… este tipo de relación. —Los señaló con la mirada.El par aún dormía con profundidad, por completo ajenos a lo que sucedía a su alrededor.Arata siguió su camino a la cocina, y dejó la cara sobre la isla.Kohaku respiró hondo, para tratar de apaciguar su interior, y Matsuri preguntó, con aires de incredulidad:—¿Aka nii-chan y el profesor Minato? —Su voz era suave, tal cual su expresión confusa.
En algún momento se encontraba concentrado mirando la televisión, y al siguiente abrió los ojos y no vio nada.Akari se removió. Sentía el cuerpo pesado, y no le tomó mucho darse cuenta de que estaba siendo abrazado por alguien más. Solo entonces la información de lo ocurrido llegó a su mente y… ¿se quedó dormido en la sala de estar de su casa?, ¿en esta posición?Abrió los ojos de par en par con la misma velocidad con la que todo su cuerpo entró en acción y se tensó de los pies a la cabeza. Sin tener cuidado se deshizo del abrazo y se sentó en el mueble, solo para descubrir un cobertor que sabía que ninguno de los dos había colocado allí.Todas las luces estaban apagadas y el televisor también, y eso solo quería decir una cosa.El corazón se le aceleró al tan so
Kohaku enmudeció mirando a su hermana pequeña, y Akari tampoco pudo hacer alguna clase de movimientos, mientras enfrentaba esos ojos, que eran iguales a los suyos, y lo atravesaban como un taladro, uno lleno de dudas e impresión.—Tú… no nos dijiste nunca que te gustaban los hombres —continuó hablando Matsuri ante el silencio de los demás—. ¿Por eso no trajiste a nadie a casa desde que mamá y papá murieron?Kohaku estaba impactada. No es que ella no tuviera esa clase de pensamientos, pero jamás pensó que Matsuri dejaría salir esas cosas sin filtro frente a su hermano mayor.Volteó a ver a Akari, él parecía estar igual que ella, impresionado por escuchar a la menor de los tres hablar de forma tan directa. Pero tenía un punto extra.—No es así —hablo Akari en volumen medio y u