Recuerdo desde niña que las madrugadas en New York siempre han sido heladas, de pequeña mi madre y yo dormíamos en una sola cama, debido a los problemas de calefacción que presentaba nuestra casa, mi padre trabajaba en una empresa de construcción como guardia de seguridad, sus turnos terminaban en la madrugada a eso de las cinco de la mañana, su único lugar de descanso era el viejo sillón de la sala, cuando mi hermana Georgia llego al mundo las cosas cambiaron, tuvieron que comprar una cama nueva y mi madre empezó a trabajar como camarera en un restaurante cercano a nuestra casa.
Y hace cinco años cuando él murió, quedamos con miles de deudas por pagar, siempre he sido muy aplicada y dedicada a mis estudios, pero cuando termine le instituto, tuve que dejar pausada mi entrada a la universidad, y buscar un empleo de medio tiempo. Fue entonces cuando encontré la vacante de empleada doméstica en la casa del señor Novicov.
Un hombre amable, misterioso, y con una vida difícil de comprender por muchos, es un mafioso ruso reconocido, que tiene los millones que ya se podrán imaginar, en su mansión hay reglas establecidas para todos los empleados, no se puede indagar acerca del trabajo de nuestro jefe, nadie puede estar cerca de su esposa si él no lo autoriza, nadie puede hablar por los pasillos de lo que vemos por las noches en las que se reúne con otros hombres a cerrar negocios.
Cualquiera preferiría otro trabajo a esto, cualquiera lo desecharía en un santiamén, pero yo no era "cualquiera", yo era la chica desesperada por conseguir un empleo, y definitivamente no iba a dejar pasar la oportunidad
Mi jornada en la casa comienza a las cinco de la mañana y termina a las ocho de la noche, mis funciones van desde ayudar las chicas de la cocina hasta ordenar y limpiar las habitaciones. No me quejo de mi trabajo porque siempre he sido tratada de una buena forma allí, el señor Mishenka me ha brindado una oportunidad que en mis locos sueños podría imaginar. Una beca en la universidad de Harvard para estudiar bellas artes. Así que estaba realmente feliz después de mucho tiempo en mi vida.
Me levanto de la cama y apago el despertador que está a un lado de la mesa, volteo a ver a Claire mi compañera en la habitación, ella al igual que yo trabaja como empleada doméstica en la casa, pero es una perezosa cuando se trata de madrugar.
- ¡Despierta que ya son las cuatro! - la muevo y ella se retuerce girando su delgada figura al otro lado de la cama.
- Hmm Victoria, déjame dormir – gruñe y se tapa con la cobija.
- La ultima vez que dijiste eso, llegaste tarde al cuarto de lavandería y Martha se puso histérica por ello.
- Martha discute por todo, sólo serán cinco minutos – bosteza y se abraza a la almohada.
Martha es el ama de llaves y la que da las indicaciones a las demás chicas, tiene más que experiencia que nosotras en esto y es la que mantiene en orden toda la casa, así que si las cosas no se hacen de manera adecuada y eficiente, significa que tendremos que hacer doble trabajo.
- Me iré a duchar - me coloco mis sandalias de baño y me acerco hasta la ducha, dejo que el agua caiga encima de mis cabellos rubios claros a la vez que paso el shampoo por este desenredandolo.
Después de unos minutos ya estoy lista, salgo para colocarme el uniforme que he extendido encima de mi cama. Claire ya se ha puesto en pie y mira de reojo la esquina de la habitación.
- Anoche llegaste tarde - se acerca hasta donde está el mueble y desdobla su uniforme, - ¿Acaso tienes un novio que ves a escondidas? - clava ahora su vista en la mía.
- Por supuesto que no - respondo en rápidamente mientras me coloco el uniforme y arreglo hago una corbata en este.
- Anda, soy tu única amiga acá puedes confiar en mí - insiste para que consiga una respuesta de mi parte pero no consigue otra más que la que sale de mis labios.
- No tengo un novio Claire, me quedé hasta tarde estudiando para un examen de admisión, es todo.
- Siempre dices lo mismo - rueda los ojos, - No se porque pienso que sólo estas mintiendo y ocultando la verdad de tus salidas en las noches a no se donde.
- No ocultó nada y ya debo irme,hoy me toca el turno de las cinco en la lavandería y Martha ha dicho que serás tu la que le ayude a hornear la cena de hoy.
- ¿Pero que tiene esa mujer contra mi? Sabe que se me queman las cosas y aún así me envía a la cocina - Claire lanza un bufido al aire y se pone en marcha rumbo al baño.
- Nos veremos luego - salgo de la habitación y cierro la puerta.
Tendré que ser más cautelosa por las noches sin que más nadie me vea, en especial Martha si el señor Novicov se entera de mis constantes salidas nocturnas tendré que decirle adiós a mi beca de Universidad.
Retiro mis pensamientos y me adelanto al cuarto de lavado, las canastas con la ropa sucia están a un lado, cuidadosamente separo la ropa de color de la blanca y la introduzco en la lavadora cuando he agregado la cantidad suficiente de jabón y suavizante.
Me apoyo en esta esperando a que el ciclo de lavado llegue a su fin.
Mi madre me ha dicho que ya no podrá costear los estudios de mi hermana y Giorgia no puede estar sola de nuevo en casa, sé de lo que sería capaz por pagar las deudas que ella misma tiene.
Saco se mi bolsillo mi pequeño móvil cuando veo un mensaje de mi hermana.
Victoria ayúdame necesito dinero, es importante que lo consiga.
Rápidamente texteo algo en respuesta.
Te he dado la semana pasada treinta dólares, ¿En que los has gastado?
Si no puedes conseguirlo, aceptaré la idea de recibir dinero prestado de Alejandro.
Ni se te ocurra pedirle dinero a Alejandro, me encargaré de ayudarte.
Gracias.
Es increíble que mi hermana piense en la idea de pedirle prestado dinero a ese tipo, Giorgia no conoce a Alejandro.
Pero yo sí, lo conozco a la perfección. Lo conozco tanto como él me conoce a mí.
El ciclo del lavado termina y me levanto de inmediato mientras introduzco a la secadora las prendas.
Martha entra al cuarto haciendo que gire mi vista hacia ella.
- Buenos días Victoria, necesito que atiendas el jardín hoy y asees la oficina del señor Novicov.
- Pero mi turno a esta hora es en el cuarto de lavado.
- Si, pero debemos despejar el jardín. El señor Novicov se encontrará con el señor Vasilev a las ocho. Necesito que ordenes su oficina y no toques, lo que no debes tocar. ¿Entendido? - Martha levanta una ceja esperando una respuesta de mi parte.
- Entendido - respondo mientras dejo las cosas a un lado y salgo del cuarto de lavandería rumbo a la oficina.
El señor Novicov se reúne con varios socios, pero Andrey Vasilev es el tipo más insoportable con el que me haya topado. Es un patán que espera que cualquiera este a su entera disposición, sobrepasa mis límites de la paciencia y el autocontrol.
En mi mente lo he imaginado golpeandolo más de una vez. No se me ha cumplido el sueño, pero tal vez algun día lo consiga.
Andrey Vasilev es como la comezón, nunca desaparece por más que quieras quitarla.
Cuando estoy en la oficina colocando las cosas en su lugar, reviso una vez más mi teléfono móvil.
Un mensaje de Alejandro se refleja allí.
Diez de la noche y no llegues tarde.
- ¡Demonios! - gruño y guardo el móvil de nuevo en mo bolsillo.
- Que buen vocabulario para una dama, chica virginal - la irritable voz de Andrey me hace fijar mi vista en él.
- Buenos días señor Vasilev, y por si lo olvida,tengo un nombre, es Victoria - lo ignoro pasándo de largo mientras limpio con un paño el polvo de las ventanas.
- La linda Vicky - pasa de largo y se sienta en la enorme silla de cuero que da con el escritorio, - ¿Que tal los estudios?
- Bien - respondo distante e indiferente.
- Mishenka te tiene aca resguardada como si fueras una novicia - se carcagea mientras da giros en la silla.
- Estoy acá por mi elección - ¿que se cree este hombre para venir y cuestionar lo que haga con mi vida? ¿Acaso yo hago lo mismo con la suya?
- ¿Has hecho amigos antes de entrar a a la Universidad?
- No soy de las personas que entablan amistades a cuanto lugar van, y si me disculpa debo regresar a terminar alguna cosas que he dejado pendientes.
- No disimulas ni un poquito que te irrito...- enarca una ceja y cruza sus manos por encima del escritorio.
- Hago mi mejor esfuerzo - le devuelvo una sonrisa y salgo de allí cerrando la puerta a mis espaldas.
Siempre me he preguntado algo de Andrey ¿porque está completamente tatuado? No hay sitio en su piel en la que no vea un tatuaje, y todos ellos son tan enigmáticos como él.
- ¡Con que aquí estabas! - Claire sale de la nada pegando un brinco delante mío, - ¿Que tal te ha ido con el señor Vasilev?
- Como siempre que lo veo - me encojo de hombros.
- ¿Que no es muy extraño que siempre que lo vemos pareciera que tiene un nuevo tatuaje?
- ¿Que esperabas de él? Es un pretencioso. Le gusta llamar la atención y ser el centro de ella.
- La gente no se tatua por llamar la atención, tal vez tengan un significado para él - Claire parece animada con el tema pero yo tengo mejores cosas que hacer como para detenerme a hablar de Andrey.
- Debo seguir con mis labores - dejo a Claire atrás y atravieso el jardín encuentro a la esposa del señor Novicov sentada con su bebé mirando el árbol de Cerezo que crece en todo el frente de este.
La señora Laurent ha sido muy amable conmigo, le ayude a pintar la habitación de su bebé, y también a diseñar el mural del que sale un sol. Ella es muy diferente a su esposo, me cuesta creer como han llegado a seguir juntos. Gracias a ella fue que logre que el señor Novicov considerará la idea que yo entrará a la Universidad.
- Que hermoso estas mi vida - Sonríe mientras toma en brazos a su hijo.
- Señora.. - me aclaro la garganta detrás de ella.
- Buenos días Victoria, te creía con Martha.
- Bueno si, pero primero tuve que arreglar la oficina del señor Novicov porque tenía programada una reunión con el señor Andrey.
- Ah por supuesto espero no haya causado problemas, se que puede ser un poco....
- Insoportable - responde su esposo detrás de ella, - Que primero avise antes de entrar a mi oficina de esa forma - refuta molesto mientras se acomoda el traje.
- Es tu amigo Mishenka - responde ella mientras se coloca de pie.
- Es un socio, nada más eso - carga al bebé en sus brazos y sonríe mientras pasa sus manos por su cabello, - Lucian tiene los ojos verdes como los tuyos, una semana más y estaremos en Tanzania.
- No olvides lo que le prometiste a Victoria.
- He dejado todo listo, debes pasar los exámenes y podrás ser admitida, si tienes inconvenientes dile a Martha que se comunique conmigo.
- Gracias por su ayuda señor Novicov - estaba segura que pasaría los exámenes de admisión pero de lo que los estaba segura era de como podría dejar de lado lo único que me mantenía atada en New York.
***
Cuando la noche ha caído y todos duermen tomo algunas cosas y las meto dentro de mi bolso, respiro una vez más y salgo de la habitación sin hacer el menor ruido posible.
Atravieso los escalones y sólo me encuentro a algunos guardias de seguridad.
- Volveré más tarde, iré por algo en mi casa - los empleados tenemos horarios establecidos y no podemos salir después de cierta hora a menos que el señor Novicov lo sepa, pero no voy dejar que se entere de mis razones.
La mayoría de veces lo hago por la parte trasera de la casa pero hoy había seguridad allí.
Espero el autobús en la esquina y cuando este se detiene y abre sus puertas me mentalizo lo que va suceder en las próximas seis horas antes de que regrese a la mansión.
La noche refleja a miles de personas en las calles, algunas son parejas, otras son personas que han terminado su turno de trabajo o que recién lo inician.
En mi mente se vine el recuerdo de mi padre ¿que pensaria él de esto? Defenivamente.Estaría defraudado de mí.
El autobús me deja a la distancia perfecta, la misma que conozco desde hace meses, se ha vuelto tan familiar para mí que si me vendaran los ojos conocería el camino a la perfección.
Me detengo cuando veo el letrero en luces de neón. "ROMA". Sigo mi camino hasta que toco la puerta trasera de esta, los dos hombres que la custodian me abren, subo los escalones y recuerdo como si fuera ayer el primer día que pise este lugar.
- ¿Como pudiste hacerlo Giorgia? - paso mis manos por mis cabellos desesperada.
- Necesitaba el dinero, mamá también, ya no podemos con los gastos en casa.
- Dije que buscaría una solución, pero no esta, ¿En que estabas pensando al pedirle ayuda a este tipo?
- Vick... lo siento. Ya no hay más que pueda hacer.
- Si la hay, iré a hablar con ese hombre tu te quedas acá - subo los escalones cuando los hombres me dejan entrar, toco una y otra vez la puerta del despacho. Un hombre alto y de figura atlética me abre, fija su viata en la mía mientras apaga el cigarro que se ha terminado con su pie.
- ¿Que quieres? - pregunta con tono de irritación.
- Quiero devolver el dinero que le has prestado a mi hermana.
- ¿Hablas de la chica rubia que vino a suplicar que le diera un pago por adelantado? Firmó un trato conmigo. No hay devolución. Debe trabajar en el bar por un año.
- No voy a dejar que mi hermana trabaje para un mafioso, sólo tiene dieciséis.
- Lo siento cara, pero así son las cosas - el hombre gira su figura mientras lo detengo.
- ¿Que puedo hacer para que mi hermana no trabaje para usted?
Gira su rostro y sus ojos me hacen una completa observación.
- Trabaja tu por ella - responde finalmente, - Eres más hermosa que ella, una mujer no una niña.
- ¡Ni loca!
- Estonces vete olvidando de que te ayude, tu hermana firmó un contrato, debe cumplirlo.
Me quedo unos segundos en silencio.
- Lo haré - susurro, - Yo a cambio de ella.
- Excelente respuesta - esboza una sonrisa.
Ya no sirve de nada recordar lo que sucedió, tome una decisión ese día, y ahora estoy haciendo lo que firme en aquel papel.
- Alejandro te está esperando - Alaric se hace a un lado de la puerta mientras entro a su oficina y lo encuentro mirando algunos papeles.
En cuanto cierro la puerta fija su vista en la mía y se levanta de allí.
- Hola preciosa - susurra mientras me rodea las caderas con sus brazos.
- Alejandro, no - me aparto de él enseguida.
- ¿Que sucede? Luces mal.
- No quiero que te contactes más con Giorgia - me siento en un mueble al lado de su escritorio.
- Linda.. - susurra colocando sus manos en mi hombro.
- Me dijiste que no le darías más dinero.
- Venus, mi linda Venus.. - se acerca levanto mi quijada con sus manos.
- ¡Te he dicho que no! - aparto su mano de mi rostro con un golpe, - Ya me tienes aquí, ¿para que me has enviado ese mensaje?
- Sabes que los hombres aman verte, pero más amo yo el que sea el único que te tiene a su lado.
- Porque firmé un contrato contigo, no porque sea tu mujer - si hay una sola razón por la que aún sigo haciendo esto es porque el maldito de Alejandro tiene una caja fuerte con mucho dinero. Y lo pienso robar,sólo tengo que descifrar la clave de seguridad, soy la segunda persona a la que más confianza le tiene,después de Alaric.
He pensado en terminar con su propio juego, en ser la que lo deje sin nada. Una vez tenga el dinero podré disolver el contrato que firme.
No me me ido a la cama con él en ningún momento,aunque sea su mujer delante de los demás hombres, la realidad es otra.
Alejandro Bianchi. Oscuro, peligroso y autoritario.Maneja una importante parte de la mafia italiana, es atractivo y llama la atención de mujeres que creen que se quedara ofreciéndoles una vida a su lado.
Pero nada de eso les sucederá no es un hombre al que le llame la atención el compromiso.
El italiano organiza varios eventos en el bar al que asisten hombres reconocidos en el mundo de la Mafia italiana.
Las noches en las que se reune con ellos me deja ver como la mujer que está a su lado, la mujer que al igual que él conoce el negocio.
Estar al lado de Alejandro todos estos meses me ha ayudado a conocer una parte de este mundo y esa vida, se debe conocer con claridad a la persona con la que vas a manejar el dinero, si no es de tu entera confianza o si no logra lo que buscas. Consideralo tu competencia.
Armas, lo segundo mas importante, si no sabes utilizar un arma serás el primero que caiga muerto, aprendí a utilizar un arma, se en que dirección disparar, se como cambiarle las balas, conozco lo elemental, se defenderme, se cuáles son las rutas que suelen manejar y se en que sitios se reúnen.
Se más información que cualquiera.
- Muy bien,vete a cambiar - me levanto de la silla dejándolo atrás mientras camino hasta el camerino que una vez compartí con otras chicas como Lena.
- ¿Que vas a usar hoy? - la voz chillona de Lena me hace rodar los ojos.
- ¿En realidad importa lo que use?
- No puedo creer que esos idiotas sólo vengan y hagan tratos con él porque eres tú la que se roba la atención a penas pone un pie en el escenario.
- Ya no bailo en el tubo, no desde que Alejandro prefirió que lo acompañara a sus negocios.
- Siempre preguntan por ti, por Venus, tienes muchos fans.
Cuando llegue al bar ROMA, el trabajo sólo consistía en bailar el tubo al ritmo de una canciones lentas y sensuales. Era el show principal en las noches de negocios.
Pero cuando Alejandro fijó su vista en mí, todo cambio, desde esa noche no dejo que ningún otro hombre se acarcara a mí con segundas intenciones.
Saco de mi closet un vestido negro de encaje pegado al cuerpo, peino mis cabellos rubios en ondas y aplico sombras doradas en mis párpados, utilizo un labial rojo para resaltar mis labios.
Me doy una ultima vista en el espejo.
He dejado de ser Victoria Anderson, ahora soy Venus.
Cierro los ojos y me concentro en lo que debo hacer, en como voy a actuar delante de todos esos hombres.
- Sé fría y distante - me repito para mí misma. El dinero será tuyo.
- Estas hermosa - Lena me acomoda los cabellos y sonríe, - ¿Quieres que te acompañe?
- No, conozco el camino a la perfección,Alejandro me debe estar esperando.
- ¿Has considerado la opción de aceptarlo en tu vida..
- ¡¿Estas acaso loca?! Jamás aceptaré a ese hombre en mi vida, jamás voy a perdonarle el que amenasace a mi familia si tan sólo pensaba en irme de este lugar, se arrepentira de haber firmado ese contrato conmigo - salgo furiosa de allí mientras bajo los escalones a la parte del bar.
Me encuentro a Alejandro conversando con un hombre de edad madura y cabellos canosos.
- Tu mujer es realmente bella - esboza una sonrisa mientras levanta su vaso de whisky, - Un brindis por una belleza tan exótica.
- Venus él es Leandro Mancini, un nuevo socio.
- Encantada en conocerlo señor Mancini - extiendo mi mano y esbozo una sonrisa.
- Luces bellísima cara - el brazo de Alejandro me rodea la cintura y me acerca hasta él.
- Es una lastima que una mujer tan hermosa, ya tenga a su lado a un hombre como usted, debe de ser muy afortunado.
Dirijo mi vista hacia otro lado, mientras ruedo los ojos.
¿Que tiene de afortunado el estar al lado de él? No hay día en el que me imagine dejándolo en la calle y sin nada. Haciendo que sea víctima de su propio juego.
- Disculpame - retiro la mano de Alejandro de mi cintura, - Debo ir al baño.
- No tardes - me devuelve un beso en la mejilla.
Camino hasta la puerta principal sin que nadie lo note, están tan distraídos organizando el evento que ni siquiera se han percatado de mi presencia, miro mi reloj y ya son cerca de la once de la noche.
Me apoyo en la puerta metálica de esta y fijo mi visita en el cielo estrellado.
- Muy pronto todo cambiará Victoria - me digo a mi misma.
Siento los pasos de alguien cercanos ,mi vista se clava en la figura masculina que empieza a hacerse visible en la luz poco a poco.
Es Andrey.
¿Qué hace él acá?
- M****a
Retrocedo de regreso al bar y tropiezo con el bote de b****a.
Trato de no hacer mucho ruido, de irme lo más rápido de allí, si Andrey me ve, le dirá todo al señor Novicov no puedo arriesgarme de esa manera. Sigo mi camino hasta el interior del bar y la alta figura de Alejandro se convierte en mi salvavidas cuando mi cuerpo choca con el suyo. - ¿Qué sucede cara? - pregunta cuando levanto mi vista hacia él. - No me siento bien, me duele la cabeza - respondo tratando de seguir al interior del bar. - En mi oficina hay algunas aspirinas puedes tomarte una, luces como si hubieras visto un fantasma. - Sí, no me siento muy bien, discúlpame - me retiro de allí girando mi vista, asegurándome de que a Andrey no se le haya cruzado la idea de entrar al bar.
Alejandro detiene sus besos y se aparta de mí, pasa sus manos por su traje negro mientras yo lucho por recuperar mi aliento. Dios nunca había experimentado un beso tan intenso como ese. - No voy a obligarte a hacer algo que no quieras - susurra mientras saca un cigarrillo de su bolsillo junto al encendedor. - No te amo - le soy honesta. - Yo si - se acerca hasta donde me encuentro y toma uno de mis cabellos entre sus manos, - Me tomó tres meses enamorarme de ti como un jodido imbécil, soy patético - escupe el humo del cigarro y pasa sus manos por su cabello. - Si me amases, disolverias el contrato - me bajo del escritorio y acomodo mi vestido.
Alejandro se acerca hasta donde estoy, toma mi mano y sonríe, sé lo que va a decir, sé lo que me pedirá, y yo ya tengo una respuesta. - Victoria... Deseo hacerte una pregunta que viene rondando mi cabeza desde hace más de un mes. Alaric me devuelve una mirada de irritación, una mirada cargada de odio. - ¿Quieres convertirte en mi esposa? – ha sacado un estuche de terciopelo rojo que al abrirlo refleja un hermoso anillo con una piedra preciosa en el centro. - No puedo hacerlo – retiro mis manos de las suyas. - ¿Cuál es el problema? ¿es el anillo? ¿No te ha gustado? - Yo no te amo Alejandro, las personas se casan cuando se aman. - Estas equivocada no siempre es así, algunos se casan sólo por conveniencia. No siempre es por amor. - El día en que me case será por que ame a la otra persona. Alejandro guarda el estuche de nuevo en su bolsillo, esboza una sonrisa y vuelve a hablar. - Una de las cosas que
Me quedo sin hacer nada, debo pensar en una solución cuanto antes. ¿Acaso es una habilidad de los mafiosos el aparecer de la nada? - ¿Qué hace Alejandro ahí? Dios.. ¿me sigue a todos lados o que coños? - murmuro mientras saco mi móvil de mi bolsillo, a la única persona que se me ocurre llamar es a Lena. Ella es la única que me puede ayudar en estos momentos. Que esos dos hombres se encuentren, sería el último de mis deseos. Marco su número rápidamente y ella me contesta enseguida. -¿Venus? - responde del otro lado de la línea. - Necesito que hagas algo por mí - mi voz suena temblorosa.
No podía negar que desde hace mucho tiempo no me sentía así, pero no podía permitir dejar entrar en mi vida a Andrey. Lo pondría en peligro si Alejandro se enteraba. Hace mucho tiempo deje de mantener emociones en mi corazón, para ser exacta el mismo tiempo en el que firme el contrato. - No lo vuelvas a hacer, por favor - intento contener todos mis sentimientos, recordar a la mujer que algún día fui, aquella que era dulce y tierma hace mucho tiempo había desaparecido,ya no había rastro de ella. - ¿Qué sucede? ¿Porqué reaccionas así? - su mano acaricia mi mejilla y es la primera vez que un gesto de esa manera me hace sonreír internamente. Es la primera vez que me siento cómoda al lado de un hombre.
En ese instante lo que más quería con todas mi fuerzas era que Andrey se marchara, que se fuera enseguida, incluso si creía aquello que le había dicho de mí.- ¡Vete! - lo empujo a un lado mientras pasa sus manos por sus cabellos y vuelve a fijar su vista en la mía.- Entonces... si lo que me has dicho es verdad, sólo significa que no eres más que una mentirosa aparentando ser otra persona y yo sólo un estúpido que llegó a creerte.Le había mentido pero por la única razón de que se marchara del bar y no hubieran problemas, sin embargo Andrey aún seguía ahí parado sin tener la mínima intención de dejarme.
En ese momento me era imposible moverme de mi posición, mi cuerpo se negaba a ponerse de pie, mi vida se estaba trasformado en un completo tormento, jamás olvidaría aquello, jamás olvidaría el dolor que sentía en ese momento, no me refería al del mi piel con el contacto con ese metal, me refería al dolor de mi alma. Porque justo en ese instante mi alma se había roto por completo, mi vida se había ido con las ilusiones de volver a ser la misma, y me dejaba como a un cuenco vacío.- ¡Suéltala hijo de puta! - la voz de alejando resuena en ese lugar, hay hombres que lo siguen mientras corre hasta donde estoy.Estoy inmóvil sin decir una sola palabra. Estoy clavada con mi vista en el suelo viendo todo lo que está sucediendo.
Esperaba llegar a tiempo al bar y que no hubiera sucedido nada que tuviera que lamentar. Mis manos sudaban mientras estaba dentro de ese taxi.Logro tranquilizarme cuando este me deja a una calle de distancia, corro frenéticamente hasta que llego a la entrada principal del bar. La imagen de Alaric parado allí es la primera que se encuentra mi campo de visión.- No puedes entrar - me detiene con una de sus manos.¿Qué coños está diciendo?Definitivamente este hombre se había ganado un espacio en el infierno para mí, porque ya había dejado pasar muchas cosas de parte de él,ahora sólo quería golpearlo en el rostro y que se callara de una buena vez.