María siempre había soñado con dejar atrás su vida en el pequeño pueblo donde creció. Hija de un matrimonio de clase media, vivía cerca de la imponente casa de campo de los Lombardo. Cuando conoció a Javier, un joven apuesto y de buena familia, decidió usar su encanto para ganarse su amor y asegurar un futuro mejor. Con su belleza y determinación, María logró conquistar a Javier, y pronto se casaron. Los padres de Javier, aunque inicialmente reticentes, aceptaron la unión al saber que María estaba embarazada. Así, María dejó atrás su pasado y comenzó una nueva vida, llena de promesas que Javier le había hecho. Una mezcla de emociones al dejar su pasado atrás. Por un lado, sentía una gran liberación y esperanza al comenzar una nueva vida con Javier, lejos de las limitaciones de su infancia. Sin embargo, también había una sombra de incertidumbre y nostalgia por lo que dejaba atrás. Aunque estaba decidida a construir un futuro brillante, no podía evitar preguntarse si realmente podría
Santiago no había podido dormir en toda la noche, su angustia era inmensa. El detective no tenía ninguna pista sobre el secuestro de Sandy, salvo que la doméstica había estado informando a su madre sobre los movimientos en la villa, convirtiéndose en la principal sospechosa de la desaparición de su esposa. El constante sonido de su teléfono lo tenía aturdido; Mina lo había estado llamando sin cesar, pero Santiago no tenía fuerzas para responder. Su mente estaba completamente enfocada en encontrar a Sandy y asegurarse de que estuviera a salvo, especialmente ahora que sabía que ella llevaba a su hijo. La desesperación y la impotencia lo consumían, mientras buscaba una manera de resolver esta pesadilla. La impotencia de no poder hacer nada para proteger a su familia lo consumía. Santiago se sentía responsable por no haber podido evitar el secuestro y por no haber estado allí para Sandy cuando más lo necesitaba. La constante preocupación por el bienestar de Sandy y su hijo lo mantenía e
Mientras tanto en Puglia, Nair había sido dada de alta. La brisa fría de la tarde acariciaba los olivares, llenando el aire con un aroma terroso y añejo. En el interior de la villa familiar, Julio y Francisco discutían en voz baja, sus rostros marcados por la preocupación. —Padre, recibí información de Roma —dijo Francisco, con el ceño fruncido mientras sostenía una carta arrugada—. Han reportado a Nair como desaparecida. Julio, sentado en su silla favorita junto a la chimenea, dejó escapar un largo suspiro. Su mirada, cargada de gravedad, se posó en su hijo. —Hablaremos con tu hermana —respondió tras un momento de reflexión—. Me preocupa que alguien sepa que está viva. Si eso sucede, no dudarán en buscarla para matarla. Francisco asintió, su mandíbula apretada. La sola idea de que su hermana estuviera en peligro lo enfurecía, pero también lo hacía sentirse impotente. —Papá, creo que deberíamos hablar primero con Néstor Lombardo. Él crió a Nair, debe saber algo. Además, si
El vuelo de Roma a Puglia transcurrió con una mezcla de silencio y palabras escasas. Néstor miraba por la ventana del avión, absorto en pensamientos que parecían más profundos de lo habitual. Camil, por su parte, tamborileaba los dedos contra el brazo del asiento, incapaz de ocultar su ansiedad. Ambos estaban nerviosos, pero no se lo decían en voz alta. Sabían que el encuentro con Nair, a quien hasta hacía poco conocían como Sandy, sería un momento decisivo. La niña que habían acogido y criado, no era quien ellos creían, y aunque la verdad los había sorprendido, no disminuía el deseo de verla. El aterrizaje fue suave, pero al descender, la humedad del aire los envolvió como una manta pesada. El sol de Puglia brillaba con intensidad, reflejándose en el adoquinado que llevaba al aeropuerto. Mientras caminaban hacia la salida, Néstor tomo las valijas, mientras Camil sacaba su teléfono para verificar la dirección del hotel. El hotel estaba en el corazón del casco antiguo de Puglia,
Santiago estaba en su apartamento, mirando por el gran ventanal, sosteniendo una copa de vino en su mano, su mente piensa en sus abuelos y porque se fueron de manera tan repentina. La idea de que saben algo de Sandy se cruzó en su mente, toma su teléfono y marca a su asistente. --- averigua adonde fueron mis abuelos, --- la voz fría de Santiago --- enseguida, jefe,--- respondió el asistente El asistente de Santiago empezó a buscar información sobre los señores Lombardo, encuentra que ese mismo día abordar un vuelo a Puglia, lo más extraño en clase turista, también la reserva en un hotel de la ciudad de Puglia, uno de clase media, sonríe porque estaban evitando ser encontrados. La mirada del joven asistente se posa en un nombre, el detective Morales también fue a Puglia, ¿ qué abra en Puglia?, pero un nombre llega a la mente del asistente, ¿Sandy?. De inmediato llama a Santiago. --- señor sus abuelos están en la ciudad de Puglia y algo más el detective Morales también, --- di
Tres años han pasado desde su boda Sandy no había vuelto a ver a Santiago, solo deposita una mensualidad en su cuenta. Esa noche una gran lluvia torrencial azotaba la ciudad, el sonido de las gotas golpeando el techo era casi hipnótico. Sandy, estaba acurrucada en su cama, envuelta en una manta cálida. La puerta se abrió de golpe y su esposo, con el aliento cargado de alcohol, entró tambaleándose. Era la primera vez que lo veía así, y su corazón se llenó de una mezcla de miedo y tristeza. Él se dejó caer en la cama a su lado, murmurando palabras incoherentes. Sandy lo observó en silencio, sintiendo cómo la lluvia afuera reflejaba la tormenta que ahora se desataba en su interior. Las manos de Santiago empezaron a recorrer su cuerpo, con gran destreza, Sandy lo aparto, Santiago la toma con un brazo atrayéndola hacia él, mira sus ojos bellos y soñadores, sus labios perfectos. La besa con gran destreza, Sandy al principio no corresponde, pero poco a poco sede, correspondiendo a su beso
El día transcurrió, Sandy sale de la escuela primaria rápido y va a su casa,al llegar deja los libros en una mesa, se coloca un delantal y empieza a hacer la cena. Recuerda que a Santiago le gusta la comida suave sin picante o mucho condimentos, prepara una carne al horno con ensalada, mira su refrigerador y hace nota mental para comprar víveres, ya que solo compra para una persona. A las seis y media llega Santiago a la villa estaciona su auto y ve a Sandy regando las plantas, recuerda cuando iba de paseo a la casa de campo de sus abuelos y la veía siempre tan linda, delicada, con esa sonrisa encantadora, sus abuelos adoraban a Sandy, su padre la quería como una hermana pequeña, solo su madre y hermana no la querían y le hacían la vida imposible. Recuerda el último año que fue de paseo tenía 15 años y fue ese día que le dio un beso en los labios, el rostro de Sandy estaba rojo y él reía por eso. Al regresar a la ciudad y por la insistencia de su madre, hermana y amigos, se co
Santiago estaba en la sala con Sandy comiendo pizza, ambos sentados en la alfombra, disfrutan mientras hablan de su día, él no puede evitar sonreír al ver a Sandy, es tan bella, la acerca a él y estampa un beso en sus labios, pronto ambos están desnudos en esa alfombra donde Santiago disfruta de su hermosa esposa. Están acostados en la alfombra, Santiago acaricia su cuerpo, besó su hombro, le encanta todo de Sandy. — Sandy, voy a contratar una empleada que te ayude en las tareas,--- dice Santiago — solo una,-- dice Sandy— solo una, obedeceré sus órdenes mi señora,--- dice Santiago A Sandy le gusta esa faceta de Santiago y le gusta estar con él, no quiere preguntar nada y si es un sueño no quiere despertar, ama a ese tonto hombre. El fin de semana la pareja disfrutaba haciendo tareas juntos, en las tardes a Santiago le gusta escuchar la música del piano, sin duda Sandy toca excelente, los amigos de Santiago lo habían llamado, pero él no aparece ni contesta sus llamadas eso lla