Stephanie se quedó paralizada, no podía creer lo que veía. Sentía frío por todas partes, todo significaba su perdición. Aunque sabía que era inevitable que algún día se topara con alguien de su pasado, no esperaba que fuera tan pronto y peor que esa persona se convirtiera en su jefe en un trabajo que necesitaba desesperadamente.

Envolviéndose con las manos, comenzó a alejarse del pasillo. Sentía las piernas pesadas, entumecidas, malhumoradas y agotadas. Stephanie podía sentir que sus ojos se nublaban pero trató de contener sus emociones, no era ni el lugar ni el momento.

Estaba tan absorta en sus pensamientos que no notó nada ni a nadie a su alrededor. Su atención se centraba únicamente en volver a la oficina.

Un ligero toque en su hombro la hizo sobresaltarse.

"¿Estás bien? Estás actuando de manera extraña, como si hubieras visto un fantasma”.

Stephanie le dedicó a Jane una débil sonrisa. Si tan sólo supiera que había visto uno –reflexionó.

"No me siento muy bien, eso es