El sol de la mañana anunciaba un nuevo día después de una noche lluviosa y llena de incertidumbre, Astrid despertaba solo para descubrir que Emmett se había marchado, en realidad, no sabia bien que era lo que pasaba por su cabeza, y no estaba segura de querer averiguarlo, era lunes, levantándose con verdadera pesadumbre de la cama, se dispuso a listarse para acudir a trabajar sin demasiado ánimo, no podía negarlo, al menos no para si misma, que le había hecho demasiado feliz dormir con él, sin hacer nada más, tan solo dormir sintiendo el calor de su cuerpo pegado al suyo, pero aquello era pecaminoso, algo prohibido que no debía ser y eso tampoco podía negarlo, Alessa era la esposa de Emmett, y más allá de eso, era su mejor amiga, no podía traicionarla del modo en que lo estaba haciendo…era una hipócrita, había pasado la noche con el marido de su mejor amiga,
Yo sé que aún no te has dado cuenta, pero yo nunca podría lastimarte, se desde el momento que nos conocimos, sin duda en mi mente, que me perteneces.Aquella música que provenía de algún lugar, seguía resonando en medio de aquel silencio, ocultos en aquella oficina, lejos de miradas juiciosas o curiosas, estaban desnudos, tan solo así, y el tiempo se había detenido en ese preciso instante.Emmett sintió sus pechos grandes y firmes recargarse en la dureza de su torso, mientras devoraba su boca con pasión, Astrid rodeó su cuello con sus manos y sus brazos tratando de mantenerse unida a él todo lo posible, no sabía qué hacer, nunca había estado con un chico antes y lo que podías imaginar en realidad nunca te prepara para la experiencia verdadera, aun cuando estuvo con Cole por demasiado años, jamás tuvo sexo con el…y cuando &
Cuando Emmett había despertado de nuevo por un momento se sintió desorientado, miró la pared que tenía delante de él y la cama pequeña y volteó del otro lado, un largo rastro de su cabello quedo ante sus ojos, y supo entonces perfectamente donde estaba y lo que había pasado solo hacía unos minutos, el meró recuerdo lo excitó de inmediato y sintió una parte importante de su cuerpo encenderse de deseo.¡Por todos los santos que había hecho! Recordó todo, recordó cada cosa buscando las claves de lo que había pasado, la miró allí, perfecta, desnuda en medio de sabanas, uno de sus pechos estaba perfectamente descubierto, suave y extremadamente sensual y se recordó metiéndolo en su boca y amamantándolo con placer, escucharla gemir mientras lo hacía, bien, ella había estado de acuerdo, esa era la parte más impor
Los secretos te persiguen, solo es así de simple, nunca puedes decir una sola mentira sin esperar un día que esta te alcance.No puedes ocultar una verdad sin estar cada día pensando en cuando llegara frente a ti para retarte, para encararte y hacerte ver cuánto daño ha causado tu silencio.Sabía que este era el caso, sabía que aquel secreto que había guardado para su mejor amiga la hacía cómplice de aquella mentira.Había muchos peros que decir, había un montón de excusas que dar por su silencio, había callado porque su mejor amiga casi se lo había suplicado; porque no quería ensuciar su nombre; porque decir la verdad solo serviría para hacer sufrir a Emmett y el mero pensamiento de que él sufriera la torturaba, casi literalmente la estrujaba y solo… solo…Pero en ese momento
Emmett daba vueltas en su lujosa oficina, se sentía molesto, quizás, demasiado molesto, había tenido que acudir a ver su hermano después de ese par de días en que no se separo de Astrid y lo que ese bastardo le había dicho lo había descolocado, de pronto, Stephen se había interesado en los negocios familiares y le había anunciado que tomaría el control de todo si no engendraba un heredero en el próximo año, su padre estaba de acuerdo, después de todo, se había casado con Alessa por ello, tan solo para procrear un hijo, sin embargo, después de varios años de matrimonio no había sido capaz de engendrar uno…el tiempo se le estaba terminando, además, los problemas con Alessa iban en aumento, después de su ultima vez con Astrid y de no llegar a casa lo mantenía vigilado, y aun cuando su intención abandonar a su espos
¿Cuán largamente podía permanecer la pena? ¿Cuánto tiempo el alma, el cuerpo y el corazón pueden soportar el dolor? ¿Cuánto podría soportar ella misma ese sentimiento agudo, doloroso y punzante en su pecho antes de derrumbarse por entero?Por el momento llevaba una semana.Nada había vuelto a ser lo mismo para ella, la poca luz que se había colado a su mundo, la tranquilidad, la normalidad, se habían extinguido por completo después de aquel par de días, que habían cambiado su mundo poniéndolo de cabeza, lamentablemente a pesar de que todos sus sueños eran sobre eso, no dejaba de ser un cambio completo y radical a su vida, todo había sido para mal…se había presentado a trabajar y aun cuando Emmett la miraba tanto como la ignoraba, ella había sido completamente indiferente…porqu
¿Por qué nos aferramos a las cosas?A menudo por dura y difícil que una situación suele parecer, nos aferramos a ellas, como si fuera nuestra única fuente de supervivencia, a pesar de que el mismo comportamiento es destructivo y limitante para nuestra vida…Supongo por qué la alternativa suele ser aún más cruel.Aferrarte a veces a algo o alguien, significa quizá: miedo a la soledad; miedo a lo que la incertidumbre que se presenta en tu futuro, pueda ser mortal para ti; temor a que esa soledad te engulla, no te deje respirar y vivir. Y entonces te aferras con uñas y dientes, con todas tus fuerzas y aunque eso haga daño piensas… podría ser peor.Así que esa era la situación…Emmett estaba aferrado a ella…y ella misma lo estaba de él…No dejaba
Había pasado ya un mes completo desde que Astrid había arribado a New York en busca de su oportunidad de vida sin imaginar que un viejo amor no concretado la estaría esperando, su mundo, una vez más, se hallaba de cabeza y ella se sentía tan aturdida que no terminaba de entender todo lo que le estaba pasando, Emmett la mantenía casi como una prisionera, la había amenazado inclusive con dejarla sin oportunidades en New York y ella…simplemente no podía alejarse de él, aquella “relación” era tan toxica y dañina para ambos así como era un vicio terrible del que no podían escapar.Había pasado en varias ocasiones; Emmett la encontraba en uno de los cubículos de la biblioteca pública, en una sala de conferencias vacía o en su propio departamento y la mantenía encerrada allí mientras le hacía el amor de una forma desespera
La mañana la sorprendía una vez en medio de su habitación, la luz del sol se colaba tenue y traslucida entre las blancas cortinas de su ventana, aquel lugar era cómodo, no se sentía perseguida…no se sentía miserable, era domingo, y Astrid daba las gracias por no tener que presentarse en la oficina, mirando a su alrededor, sonrió, el aroma de lo que seguramente era un delicioso desayuno llegaba hasta ella, Caleb se había levantado temprano a pesar de también ser su día de descanso, buscando sus pantuflas, salió en bata de sus aposentos para encontrar al apuesto rubio cocinando, Caleb le había sonreído y tan pronto como se había sentado en la barra desayunadora, le había dejado una bandeja con su desayuno, huevos fritos, tocino, una hogaza troceada de pan y jugo de naranja o café a su elección.– Buenos días Astrid, pensaba sorprenderte y ll