La mañana la sorprendía una vez en medio de su habitación, la luz del sol se colaba tenue y traslucida entre las blancas cortinas de su ventana, aquel lugar era cómodo, no se sentía perseguida…no se sentía miserable, era domingo, y Astrid daba las gracias por no tener que presentarse en la oficina, mirando a su alrededor, sonrió, el aroma de lo que seguramente era un delicioso desayuno llegaba hasta ella, Caleb se había levantado temprano a pesar de también ser su día de descanso, buscando sus pantuflas, salió en bata de sus aposentos para encontrar al apuesto rubio cocinando, Caleb le había sonreído y tan pronto como se había sentado en la barra desayunadora, le había dejado una bandeja con su desayuno, huevos fritos, tocino, una hogaza troceada de pan y jugo de naranja o café a su elección.– Buenos días Astrid, pensaba sorprenderte y ll
El amor tiene un juego eterno con el odio, en un segundo los dos sentimientos pueden intercambiarse el uno por el otro, como si fueran uno mismo y quizá así es de hecho.Los dos sentimientos son demasiado puros como para poder esconderse o acabarse, odias y amas, quizá, eternamente.Puedes olvidar por supuesto, puedes seguir adelante y viviendo cada día de tu vida como si el sentimiento no estuviera adentro, pero allí, en el lugar más recóndito y escondido siempre está presente: un gesto, una sonrisa, una mirada, una palabra…para bien o para mal, siempre se quedan allí.Astrid sentía que podría vomitar en ese preciso momento, sintió un escalofrío por todo su cuerpo. La sensación más desagradable y siniestra del mundo al verlo delante de ella, como si nada, como si estuviera solo en el mundo, o sol
Y entonces… cuando parece que todo ha tomado su cause, y su camino correcto, todo, todo se vuelve de cabeza.Aquello debió haber crecido como una sospecha, cada vez con más fuerza y seguridad, los días pasaban y más y más debería haber entrado en su cabeza la idea, pero se había sentido tan infeliz que no le había prestado atención, hasta que había casi saltado delante de sus ojos.Había dejado que el tiempo siguiera adelante, Astrid había cortado de tajo cualquier tipo de comunicación con Emmett, en las oficinas, ni siquiera lo miraba, hacía todo lo posible por no estar siquiera en la misma habitación que él si no era necesario, y el acceso a su pequeño despacho junto al suyo, lo mantenía permanentemente cerrado, lo ignoraba por completo cuando ello era imposible, y en las dos veces que hab&iacut
¿Qué haces cuando sientes que el mundo está sobre tus hombros?Lo primero que Astrid había hecho era, hacerse responsable.Desde el momento que había sabido que estaba embarazada, había tomado conciencia de que ella, con su propia persona podía hacer lo que quisiera, pero con esa pequeña criatura que crecía dentro de ella, tenía que ser responsable.Había soñado toda su vida con ser madre, nunca había creído que sería dentro de las presentes circunstancias: sin un padre para su bebe, sin que sus padres estuvieran enterados siquiera, pero eso no significaba que dejara de ser un anhelo largamente deseado que se hiciera realidad, fuera como fuera iba a luchar con uñas y dientes por ese bebe que ahora estaba dentro de ella.Su bebe, nacido del más maravilloso acto de amor, por lo menos d
Londres, Inglaterra.5 años despuésSi tú me dices ven, lo dejó todo,No volveré siquiera la miradaPara mirar a la persona amada,Pero dímelo fuerte y de tal modo,Que tu voz como toque de llamadaVibre hasta el más íntimo recodo de mi serLevante el alma de su lodoY hiera el corazón como una espadaSi tú me dices ven todo lo dejó…Astrid cerró el libro al ver ese poema en específico, adoraba la poesía, pero ese tipo de verso en específico aun le recordaba con demasiada dureza la soledad a la que, a pesar de todo, no terminaba de acostumbrarse.¿Quinta avenida me dijo? – dijo la taxista frente a e
No eres capaz de darte cuenta cual peligrosa es una obsesión, hasta que esta convive contigo las 24 horas del día. Hasta que comes, duermes y respiras al unisonó de ella.Casi cada día, en cada esquina la veía cruzar.Su cuerpo casi lo obligaba a perseguir a perfectas desconocidas, pensando que eran ella.A cada chica con la que había salido por lo menos 3 veces las había llamado por su nombre, la razón por lo que la mayoría de esas relaciones no funcionaban tenía mucho que ver con eso.Ella ocupaba cada uno de sus pensamientos, y era la completa dueña de toda su pasión.Tenía sexo pensando solo en ella, en el fuego incandescente que había sentido solo con su piel y sus labios.Jamás, realmente jamás había logrado sentir ni siquiera la mitad de lo que Astrid lo había hecho sentir…est
Quería decir no, quería pararlo, decir que no era correcto lo que le hacía, pero mientras más avanzaba él, más deseaba que continuara y cuando se apoderó de su boca ya no pudo decir nada más, solo tomar, mucho o poco lo que le diera, solo deseaba tener más. Emmett subió sus manos por debajo de su falda tableada y sostuvo una de sus piernas, ella se arqueó en un momento hacía atrás y su cabeza golpeó contra la pared detrás de ella, en un movimiento hábil él la acomodó contra su cadera apoyándola contra su erección y ella sintió como se despegaba del piso. Su boca volvió a la de ella y ya no pudo escuchar los sonidos fuera del pequeño cubículo. La biblioteca estaba compuesta por una sala principal donde estaban los libros y ordenadores y varias mesas de trabajo además de cubículos personales donde se estudiaba en privado, Emmett la había visto buscar en uno de los estantes un libro y solo la había tomado de un brazo y arrastrado hasta el c
Después de seis años allí estaba. Solo se quedo de pie allí, delante de ella… no había cambiado en nada y al mismo tiempo en todo. Su cabello ahora era una mezcla de colores que iban desde el caoba a los castaños más claros con las líneas de rojo una estilista había hecho la obra de su vida en su cabello. Debía tener la misma estatura pero definitivamente otras medidas; en el pasado había sido la perfecta figura de una bailarina de ballet o una gimnasta olímpica, ahora era puramente una mujer. Sus dos ojos color de chocolate que lo miraban ahora como su mirara a un fantasma. ¿Qué… qué haces aquí? Emmett escuchó su voz apenas como un susurro, pero este trajo de nuevo su atención al aquí y ahora. Yo… - de verdad que la idea había huido de su cabeza, pero es que era ¡Ella!… - investigo el asesinato de Yuki Nakamura ¿Y tú?