El cielo se encontraba cubierto por nubes grises, como si la propia naturaleza hiciera eco de la inmensa tristeza que me embargaba en aquel momento. Poco a poco, la gente comenzó a congregarse en silencio alrededor de la tumba, cada uno perdido en sus propios pensamientos y recuerdos de mi amada Willa. Algunos sostenían arreglos florales, buscando una manera de honrar su memoria. Las flores dispuestas alrededor del ataúd eran hermosas, pero su belleza no lograba disipar el abrumador velo de dolor que cubría aquel lugar.Me encontraba de pie, al margen de la multitud, observando la escena con una sensación de irrealidad que me abrumaba. A pesar de la sedación y el descanso forzado que me habían impuesto, mi mente seguía inmersa en una inundación de sentimientos dolorosos. La culpa y el remordimiento me atormentaban sin descanso, como si fueran demonios que se alimentaran de mi sufrimiento.Miraba a mi alrededor, sintiendo que todo se movía en cámara lenta. Cada lágrima derramada, cada
Mientras la multitud que había asistido comenzaba a dispersarse, yo permanecí inmóvil, como si mis pies estuvieran anclados al suelo, incapaz de alejarme de aquel lugar donde descansaba el cuerpo de mi amada hija. Me quedé allí, sola, observando la tumba recién cerrada. El silencio que reinaba en el cementerio se volvio opresivo. En ese silencio, finalmente me permití sentir la magnitud devastadora de mi pérdida, dejando que el peso de la realidad me golpeara con toda su fuerza.En aquel instante Andrey se acercó con cautela, como si temiera que su presencia pudiera desencadenar otra tormenta.— Sunny, no hay palabras... — comenzó, con su voz apenas en un susurro.— No, Andrey, no las hay — lo interrumpí, con voz firme a pesar del temblor que amenazaba con quebrarla —. No hay palabras que puedas decir que cambien lo que ha pasado. No hay disculpas que puedan devolverme a mis hijos.— Lo sé, y viviré con este remordimiento por el resto de mi vida — dijo, con ojos llenos de lágrimas que
Una noche, incapaz de conciliar el sueño, me levanté de la cama, sintiendo cómo la angustia se apoderaba de mí. La oscuridad del pasillo se extendía como un manto pesado, y cada paso que daba resonaba en el silencio como un eco de mis pensamientos atormentados. Me dirigí a la habitación de Garret, deteniéndome un momento en la puerta, observando detenidamente el lugar donde tantas risas habían llenado el aire. Después, con el corazón latiendo desbocado, avancé hacia la habitación de Willa. Al abrir la puerta, un torrente de emociones me envolvió. Acaricié con delicadeza las sábanas, sintiendo la suavidad de la tela entre mis dedos, mientras aspiraba el leve aroma que aún impregnaba la almohada, un rastro de su esencia que se resistía a desvanecerse. Era un olor familiar, un recordatorio de las noches en que la escuchaba murmurar en sueños.El peso del silencio se volvía insoportable, como si las paredes mismas se cerraran a mi alrededor, ahogando mis recuerdos. Las imágenes de Willa,
La puerta se cerró con un clic suave detrás de Andrey, marcando el umbral entre su pasado y su presente. Yo estaba en la sala, envuelta en una manta desgastada, buscando alivio en su calidez, con la mirada fija en la ventana, como si el cielo nublado pudiera ofrecerme alguna respuesta a las preguntas que me inquietaban.Andrey se aclaró la garganta, anunciando su presencia. Giré la cabeza lentamente hacia él, su figura se recortaba contra la luz tenue que entraba por la ventana.— He venido a recoger algunas cosas — murmuró.— Tus cosas están en el estudio — respondí, dejando que la frialdad de mis palabras cortara el silencio como un cristal quebrado.Hubo una pausa incómoda, un instante que se estiró como un chicle, antes de que Andrey comenzara a subir las escaleras. Al llegar al estudio, se encontró con varias cajas ya preparadas, apiladas con meticulosidad; había anticipado este momento desde hacía tiempo.Mientras recogía sus pertenencias, su figura se movía con una mezcla de re
Durante el juicio, se convocó a una gran cantidad de conocidos, tanto míos como de Andrey, para que testificaran sobre nuestra vida y relaciones. Sin embargo, el testimonio que más me impactó fue el de Vanessa. Cuando la vi entrar a la sala, con la intención de declarar a favor de Andrey, sentí como si me hubieran dado un puñetazo en el estómago. Nuestra amistad, que había terminado de manera abrupta, parecía ahora un eco distante, y jamás imaginé que Vanessa llegaría a traicionarme de aquella forma.Su versión de los hechos era completamente retorcida, como un lienzo manchado por la ira y la envidia. Pintó una imagen de mí como una madre negligente, una mujer fría y distante que no se preocupaba lo suficiente por sus hijos, despojándome de la esencia de quien realmente era. Para colmo, insinuó que albergaba fetiches sexuales con jóvenes, una acusación absurda y completamente falsa que me dejó atónita.A medida que Vanessa declaraba, sentía cómo la ira y la decepción se apoderaban de
Me desperté aquella mañana con una mezcla abrumadora de ansiedad y determinación. Apenas lograba calmar los nervios que me recorrían. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que pisé la oficina, tanto que, regresar al trabajo me parecía una tarea titánica, casi insuperable. Sin embargo, sabía que no podía dejar que el miedo me paralizara. Era hora de enfrentar nuevamente al mundo exterior.Mientras me vestía con mi peculiar atuendo ejecutivo, un conjunto que había elegido cuidadosamente para transmitir confianza y profesionalismo, mi teléfono vibró sobre la mesa. Era un mensaje de Samantha."6:40 AM - Samantha: Tú puedes con esto, Sunny. No estás sola".Sus palabras resonaron en mi mente como un mantra, un pequeño empujón que me recordaba que, a pesar de las adversidades que había enfrentado, no tenía que cargar con este peso en soledad. En un rincón de mi corazón, sentía una oleada de gratitud hacia ella por estar al pendiente de mí. Con ese pensamiento en mente, me apresuré a
Después de nuestra breve charla, me senté en mi escritorio y encendí el computador. La pantalla cobró vida y, de repente, me encontré frente a una montaña de correos electrónicos y notificaciones que se habían acumulado durante mi ausencia, como si cada uno de ellos estuviera gritando "¡mírame!". Tomé un sorbo de café, disfrutando su sabor, mientras intentaba ponerme al día con todo lo que había quedado pendiente.Las tareas se amontonaban como si fueran un rompecabezas que necesitaba resolver. Así que me sumergí en la lectura, tratando de encontrar el ritmo adecuado para recuperar la normalidad de mi trabajo, que ahora se sentía un poco extraño.Decidí enviar un correo a todos mis compañeros:"¡Buenos días, equipo! Estoy de vuelta y lista para retomar mis responsabilidades. Si hay algo urgente que necesite mi atención, no duden en decírmelo."Mientras esperaba las respuestas, un ligero cosquilleo de anticipación me recorrió la espalda. Abrí el calendario y eché un vistazo a las reuni
Nos dirigimos al lugar, donde el ambiente era relajado. El aroma del café recién hecho y los pasteles recién horneados llenaban el aire. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, donde se disfrutaba de la vista del jardín exterior, un pequeño oasis verde que se lograba ver a pesar de que estábamos a unos cuantos pisos de altura.— Entonces, ¿cuáles son esos chismes que me prometiste? — pregunté con curiosidad.— Bueno, prepárate... — Samantha hizo una pausa dramática. — ¿Recuerdas a Mark del departamento de finanzas?— Sí, claro. ¿Qué pasa con él?— Resulta que ha estado saliendo con alguien del equipo de "TI". ¡Y nadie lo sabía hasta ahora! — Samantha soltó una risa.— ¿Quién es la afortunada?— Es Lisa, la nueva analista de datos. Al parecer, han estado manteniendo su relación en secreto para evitar rumores en la oficina. Pero eso no es todo... Parece que Mark no es tan inocente como pensábamos. — Samantha bajó la voz, inclinándose hacia Sunny. — Se rumorea que también ha estado