Una noche, incapaz de conciliar el sueño, me levanté de la cama, sintiendo cómo la angustia se apoderaba de mí. La oscuridad del pasillo se extendía como un manto pesado, y cada paso que daba resonaba en el silencio como un eco de mis pensamientos atormentados. Me dirigí a la habitación de Garret, deteniéndome un momento en la puerta, observando detenidamente el lugar donde tantas risas habían llenado el aire. Después, con el corazón latiendo desbocado, avancé hacia la habitación de Willa. Al abrir la puerta, un torrente de emociones me envolvió. Acaricié con delicadeza las sábanas, sintiendo la suavidad de la tela entre mis dedos, mientras aspiraba el leve aroma que aún impregnaba la almohada, un rastro de su esencia que se resistía a desvanecerse. Era un olor familiar, un recordatorio de las noches en que la escuchaba murmurar en sueños.El peso del silencio se volvía insoportable, como si las paredes mismas se cerraran a mi alrededor, ahogando mis recuerdos. Las imágenes de Willa,
La puerta se cerró con un clic suave detrás de Andrey, marcando el umbral entre su pasado y su presente. Yo estaba en la sala, envuelta en una manta desgastada, buscando alivio en su calidez, con la mirada fija en la ventana, como si el cielo nublado pudiera ofrecerme alguna respuesta a las preguntas que me inquietaban.Andrey se aclaró la garganta, anunciando su presencia. Giré la cabeza lentamente hacia él, su figura se recortaba contra la luz tenue que entraba por la ventana.— He venido a recoger algunas cosas — murmuró.— Tus cosas están en el estudio — respondí, dejando que la frialdad de mis palabras cortara el silencio como un cristal quebrado.Hubo una pausa incómoda, un instante que se estiró como un chicle, antes de que Andrey comenzara a subir las escaleras. Al llegar al estudio, se encontró con varias cajas ya preparadas, apiladas con meticulosidad; había anticipado este momento desde hacía tiempo.Mientras recogía sus pertenencias, su figura se movía con una mezcla de re
Durante el juicio, se convocó a una gran cantidad de conocidos, tanto míos como de Andrey, para que testificaran sobre nuestra vida y relaciones. Sin embargo, el testimonio que más me impactó fue el de Vanessa. Cuando la vi entrar a la sala, con la intención de declarar a favor de Andrey, sentí como si me hubieran dado un puñetazo en el estómago. Nuestra amistad, que había terminado de manera abrupta, parecía ahora un eco distante, y jamás imaginé que Vanessa llegaría a traicionarme de aquella forma.Su versión de los hechos era completamente retorcida, como un lienzo manchado por la ira y la envidia. Pintó una imagen de mí como una madre negligente, una mujer fría y distante que no se preocupaba lo suficiente por sus hijos, despojándome de la esencia de quien realmente era. Para colmo, insinuó que albergaba fetiches sexuales con jóvenes, una acusación absurda y completamente falsa que me dejó atónita.A medida que Vanessa declaraba, sentía cómo la ira y la decepción se apoderaban de
Me desperté aquella mañana con una mezcla abrumadora de ansiedad y determinación. Apenas lograba calmar los nervios que me recorrían. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que pisé la oficina, tanto que, regresar al trabajo me parecía una tarea titánica, casi insuperable. Sin embargo, sabía que no podía dejar que el miedo me paralizara. Era hora de enfrentar nuevamente al mundo exterior.Mientras me vestía con mi peculiar atuendo ejecutivo, un conjunto que había elegido cuidadosamente para transmitir confianza y profesionalismo, mi teléfono vibró sobre la mesa. Era un mensaje de Samantha."6:40 AM - Samantha: Tú puedes con esto, Sunny. No estás sola".Sus palabras resonaron en mi mente como un mantra, un pequeño empujón que me recordaba que, a pesar de las adversidades que había enfrentado, no tenía que cargar con este peso en soledad. En un rincón de mi corazón, sentía una oleada de gratitud hacia ella por estar al pendiente de mí. Con ese pensamiento en mente, me apresuré a
Después de nuestra breve charla, me senté en mi escritorio y encendí el computador. La pantalla cobró vida y, de repente, me encontré frente a una montaña de correos electrónicos y notificaciones que se habían acumulado durante mi ausencia, como si cada uno de ellos estuviera gritando "¡mírame!". Tomé un sorbo de café, disfrutando su sabor, mientras intentaba ponerme al día con todo lo que había quedado pendiente.Las tareas se amontonaban como si fueran un rompecabezas que necesitaba resolver. Así que me sumergí en la lectura, tratando de encontrar el ritmo adecuado para recuperar la normalidad de mi trabajo, que ahora se sentía un poco extraño.Decidí enviar un correo a todos mis compañeros:"¡Buenos días, equipo! Estoy de vuelta y lista para retomar mis responsabilidades. Si hay algo urgente que necesite mi atención, no duden en decírmelo."Mientras esperaba las respuestas, un ligero cosquilleo de anticipación me recorrió la espalda. Abrí el calendario y eché un vistazo a las reuni
Nos dirigimos al lugar, donde el ambiente era relajado. El aroma del café recién hecho y los pasteles recién horneados llenaban el aire. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, donde se disfrutaba de la vista del jardín exterior, un pequeño oasis verde que se lograba ver a pesar de que estábamos a unos cuantos pisos de altura.— Entonces, ¿cuáles son esos chismes que me prometiste? — pregunté con curiosidad.— Bueno, prepárate... — Samantha hizo una pausa dramática. — ¿Recuerdas a Mark del departamento de finanzas?— Sí, claro. ¿Qué pasa con él?— Resulta que ha estado saliendo con alguien del equipo de "TI". ¡Y nadie lo sabía hasta ahora! — Samantha soltó una risa.— ¿Quién es la afortunada?— Es Lisa, la nueva analista de datos. Al parecer, han estado manteniendo su relación en secreto para evitar rumores en la oficina. Pero eso no es todo... Parece que Mark no es tan inocente como pensábamos. — Samantha bajó la voz, inclinándose hacia Sunny. — Se rumorea que también ha estado
Después de la cena, nos trasladamos al sofá, con las copas de vino en mano. La atmósfera se tornó más íntima, y la conversación, que había comenzado de manera ligera, se fue adentrando en territorios más profundos y personales. Sentí que era el momento perfecto para abrirme por completo con Samantha. Necesitaba liberar todo lo que llevaba dentro, como si las palabras finalmente encontraran su camino hacia la luz.Así, con cada sorbo de vino, comencé a compartir mis pensamientos y sentimientos más ocultos. Finalmente, me encontré narrándole mi vida, incluso mi aventura con Raven, un capítulo complicado que aún me pesaba en el corazón. Le conté cómo comenzó todo, la intensidad de aquellos momentos y, sobre todo, cómo había terminado nuestra relación, dejando un vacío que aún resonaba en mí.— Querida, he estado pensando... ¿has considerado hablar con un terapeuta? Has pasado por mucho, y podría ayudarte a procesar todo lo que has vivido — sugirió.— Lo he tenido en mente, pero no estoy
Después de una ducha rápida que revitalizó mi ser y un desayuno ligero, me dispuse a vestirme para enfrentar un nuevo día laboral. Opté por un conjunto que equilibraba la comodidad con un aire profesional; elegí una blusa suave que acariciaba mi piel y unos pantalones que me brindaban libertad de movimiento. Quería sentirme segura y preparada, lista para afrontar los desafíos que me aguardaban en la jornada. Antes de salir, me tomé un instante para revisar mi teléfono, con la esperanza de que Raven hubiera respondido. Sin embargo, al ver que no había novedades, decidí no permitir que esa incertidumbre empañara mi ánimo. Era un día nuevo, lleno de posibilidades, y no quería que una falta de comunicación me desanimara.Al abrir la puerta de mi apartamento, el aire fresco de la mañana me envolvió como un abrazo renovador. La brisa suave acariciaba mi rostro, trayendo consigo el aroma de la tierra húmeda y las flores que comenzaban a despertar bajo el cálido sol. Caminé hacia la estación