El canto de las aves se escuchaba fuerte y claro en medio del sepulcral silencio de aquellas montañas, corriendo entre los matorrales, Elijah buscaba la manera de entrar sin ser visto; aunque hasta ese momento, no había visto ningún hombre protegiendo el lugar como había imaginado que seria. Encontrando el patio trasero, pudo ver una barda que estaba derruida, quizás, por el paso de los años, un hueco en ella le permitiría entrar sin mayor problema y así mismo lo hizo. Mirando con cautela, resolvió esconderse en una especie de cobertizo, aunque no se sentía convencido de esperar por la puesta de sol tal como Emerson Chadburn le había pedido que hiciera, su desesperación era demasiada, tanta era así, que sentía toda la sangre dentro de su cuerpo acelerando el ritmo cardiaco de su corazón. No entendía que era exactamente lo que aquel hombre tenía planeado hacer, pero no se quedaría con los brazos cruzados, tenía que sacarlos de allí a ambos, los gemelos tenían que sobrevivir a toda cost
La lluvia que se había dejado sentir en la ciudad, le impedía el conducir con mayor premura hacia su destino, había recibido el informe de donde era que se encontraba Daryl O´Brien y se sentía un completo estúpido por no haberlo deducido antes. La vieja mansión de esa odiosa familia, aquella misma que se hallaba demasiado alejada de la ciudad y justo en medio de las montañas, era ciertamente el escondite perfecto para un asesino. Apretando el volante, Jericho estaba seguro de que su hijo mayor ya se encontraba allí, estaba comenzando a oscurecer y estaba ya cerca del sitio; su sequito de hombres y los siempre fieles amigos de Madison Harrington, iban en una especie de caravana justo detrás de él, les había avisado a todos y tambien, había puesto a las autoridades sobre aviso. Detendrían a Daryl O´Brien a cualquier precio.En el hospital, Oliver habría sus ojos con temor de hallarse de nuevo en aquel horrible ático que olía a humedad y vieja suciedad. Mirando el techo blanco, giró a du
En aquella mansión vieja y con olor a humedad, donde el dolor de una vida había quedado permanentemente marcado, Daryl mantenía sus ojos cerrados. Al fondo, en aquel viejo aparato demasiado antiguo, se reproducía un enorme disco negro de vinilo que dejaba escuchar a Mozart y su réquiem. La vida, la muerte, todo lo que el montón de experiencias que había amado y sufrido, se arremolinaban en sus pensamientos en un círculo sin fin. Recordando algún cuento que leyó de niño, sentía que Madison y Emerson eran su rosa, aquella que nunca debió arrancar de su sitio. Había visto a Madison morir en vida, marchitarse como una flor en medio de su desierto, así como a Emerson morir en carne con amargura, consumido por una venganza que nunca se concretó. La vida, nunca era justa, más bien, era una cruenta y sanguinaria batalla donde solo el más apto lograba sobrevivir. El fuerte, devoraba al débil, el fuerte lo obtenía todo para sí mismo, mientras que el débil, tan solo se arrastraba a esperar su mu
Una fuerte lluvia de nuevo se dejaba sentir en la ciudad. Con sus manos unidas en oración, Eimy suplicaba por el regreso sano y salvo de su mejor amiga y tambien, de Emerson. Había estado casi al colapso nervioso desde el día en que la joven fue secuestrada y tan solo se había mantenido fuerte para cuidar de su gemelo; sin embargo, con la huida de este, se sentía en una especie de limbo en el que iba de una emoción a otra sin parar. Toda su vida había sido una joven de carácter reacio, sus padres nunca fueron su mejor ejemplo, entre juergas y discusiones por dinero, creció sin sentir nunca estabilidad en su vida, y quizás, eso mismo era lo que había anhelado tener siempre. Con la llegada de Madison y su ingreso a la universidad, lejos de sus padres y su inmadurez, finalmente sentía que su vida comenzaba a tomar un orden; entre todo lo difícil que era mantenerse ella sola, sus amigos y estudios le daban aquella calma que nunca antes había podido tener.Nuevamente, comenzaba a llorar en
El relajante sonido del viento entre las hojas de los árboles, lograba tranquilizarla. El aroma a flores frescas y la cálida brisa gentil que le acariciaba la cara, la hizo abrir súbitamente los ojos. De pronto, se hallaba en aquellas hermosas colinas donde hacia años había descubierto un precioso lago de aguas cristalinas junto a Daryl O´Brien. El corazón se le apretaba en el pecho, inflamado en aquellas memorias hermosas que alguna vez la hicieron realmente feliz.Acariciando con las yemas de los dedos la hierba fresca y humedecida por el roció matutino, Madison caminaba con pasos lentos subiendo poco a poco aquella colina donde una vez prometió toda su vida a ese primer hombre al que amo con todo lo que una vez fue. Mirando hacia los cielos, se quedó brevemente embelesada por la belleza de estos, tan azul celeste como nunca antes los vio, que se sintió demasiado conmovida y de pronto, las lágrimas comenzaron a brotar desde sus ojos celestes.Retomando su marcha, Madison Harrington
El techo blanco, sin mancha alguna de aquella habitación, era todo cuanto veían sus ojos celestes. El corazón que le latía en el pecho, le dolía tanto por el sufrimiento que se sentía casi muerta en vida. Acariciando su vientre, nuevamente lloraba en silencio por su terrible perdida. Emerson les había comprado a ella y su hijo una oportunidad para vivir…pero el precio había sido el mas alto de todos. Girando su vista en dirección al sofá, pudo ver a su amado esposo durmiendo sentado en el con los brazos cruzados; había despertado en medio de aquellas montañas y le dijeron que había muerto durante algunos minutos, los paramédicos llegaron un rato después, y se la llevaron junto a los demás heridos en diferentes ambulancias. La mansión O´Brien había ardido hasta sus cimientos, cumpliendo el deseo de Daryl de que no quedase nada de aquello que le causo tanto dolor. Sin embargo, su amado Elijah Black le había dicho la verdad, Emerson no se había separado ni un instante de Daryl y ambos ha
Tienes…que irte, hermanito, no puedes morir junto a mí, tu, tu no lo mereces, ve y vive la vida feliz que mereces, te lo ruego, esta es…mi última…voluntad. Te lo suplico.Emerson Chadburn, abría los ojos celestes mirando la intensa luz de la lampara sobre su cama, aquello se sentía como un deja vu. De nuevo, estaba en el hospital y se esforzaba por recordar exactamente qué era lo que había pasado. Sus ojos se llenaron de lágrimas, al recordar de manera fugaz y repentina, como con sus últimas palabras, Daryl le había suplicado que se marchara de allí y viviera la feliz vida que siempre había merecido.“Demonios, niño, tienes que dejarlo irse, morirás si te quedas en este lugar”A sus memorias llegaban tambien los recuerdos del patriarca Black levantando la viga que le cayó encima cuando bajó por aquellas escaleras con el cuerpo de Daryl que, al caer, lo había cubierto, había intentado sin mucho éxito huir de ese terrible incendio tan solo para cumplir la última voluntad de su hermano.
Madison y Eimy se miraron la una a la otra después de mirar aquella fantasmal aparición que las miraba fijamente desde la puerta. Emerson Chadburn estaba allí, en una silla de ruedas con ambas piernas fracturadas y se dirigió hasta ellas para luego abrazarlas a ambas. — ¡Ahhhhhh! — grito Eimy empujándolo. — ¡Eres un maldito fantasma! ¡Vienes a atormentarnos! — dijo en estado de shock sin lograr procesar al momento lo que estaba realmente pasando. Emerson rio ante aquella absurda reacción. Madison sintió como su pecho estallaba de alegría y las lágrimas le brotaron de los ojos celestes, esta vez, de felicidad. — Estas vivo, ¿Cómo es posible? — dijo sollozando volviendo a aferrarse a su hermano gemelo, aquel que creía perdido. Emerson la abrazó de vuelta, hincada, la joven lloraba en su pecho abrazada a su cintura, realmente la había hecho sufrir mucho con la decisión de morir junto a Daryl, mirando hacia la ventana hacia aquellos cielos celestes, le agradeció el liberarlo de la culp