Había un silencio sepulcral en el salón de reuniones, después de Lucas haber pedido que todos fueran francos, nadie hablaba, el CEO quería que expresarán en ese momento las disconformidades que pudieran tener.

—No se dejen nada, terminemos hoy de una vez por todas. —exigió Lucas dando un golpe en la mesa con el puño cerrado—, ¡Vamos, hablen! ¡No sean cobardes ahora que nos tienen frente a frente!

Dante observaba a su hermano con orgullo, Lucas había despertado de ese espíritu en letargo que lo consumía desde hacía varios meses. Dante esperaba que su hermano pequeño entrara de una forma más suave con los accionistas, pero había hecho lo contrario, mostrándose fuerte desde un principio, él lo apoyaría en lo que decidiera este día, como siempre hicieron.

—Ya conoces mi postura, Lucas, mi lealtad es con ustedes. —dijo Gérard mirando primero a Lucas y luego a Dante—, y creo que tienes razón, los cobardes que se sintiero