Tres días después—Vamos, Benjamin, dígame con quién hablaba a través del teléfono, la peor confesión ya la hizo —exigió el detective Jacob Tolbert.Benjamin miró al detective enojado, no quería estar allí.—Uno de mis ayudantes, este chico era el informático, me ayudaba cuando tenía que ingresar o cambiar información en la empresa —respondió Benjamin después de unos minutos—, nadie importante.—¿De quién fue la idea del desvío de dinero? ¿Tuya, de Isabel, de alguien más? —interrogó el detective.—Mía, solo incluí a Isabel porque ella merecía más de lo que esos desagradecidos le pagaban —respondió el economista.Jacob lo miró con incredulidad disimulada, él había revisado el salario de cada puesto de trabajo, era un buen salario, solo podía pensar que tenían problemas psicológicos, sin embargo, no pediría una revisión médica, los quería en prisión, esperaba que los abogados tampoco solicitarán una revisión para ayudarlos a permanecer en libertad.—¿Por qué asesinó a Katherine Maurren?
Varios años despuésLaura observaba a su hijo Matthew, ya no era el niño pequeño que jugaba con carros de juguetes, ahora era un hombre de veintiséis años. Laura sonrió, la chica que estaba junto a él no dejaba de tocarlo y besarlo.—Deberías de prohibirle que traiga a cualquier mujer a la casa, ¿qué necesidad hay de que tengamos que conocer a todas sus conquistas? —ordenó con sorna Evelyn, la hija mayor de Eva y Dante.—Ea guapa la chica —respondió Laura y recibió una mueca de desagrado.—Lo sé, y disculpa que te diga esto, tía Laura, pero es muchísimo más guapa que Matthew, tu hijo es un poco feito —comentó Evelyn y se fue junto a Paulette que estaba de visita en la ciudad.Laura miró a su hijo detenidamente, ella lo veía muy guapo, lo único que veía feo en él, era la cantidad de tatuaje que tenía en su cuerpo.—No le hagas caso a Eve, no le digas, pero creo que está enamorada de Matthew y él no le hace caso —le dijo Eva, la morena estaba sentada al lado, tomando una bebida.—¿Tú cr
Eva va caminando por el pasillo del bufete donde trabaja... mejor dicho, donde trabajaba. Todos se quedan mirando cuando pasa frente a ellos.«!Cobardes!» —Piensa ella.La despidieron sin motivos y todos callaron. Siente que algo arde dentro de ella, ira, tristeza. A muchos los consideró amigos, a otros buenos compañeros.«Pero no me iré como si fuera una fracasada, defendí mi caso como toda una profesional. Lástima que pese más lo celos de una mujer insegura, que un buen trabajo.»Camina con orgullo, espalda recta, barbilla alzada, con movimiento calmados, pisada firme.Llega hasta la recepción donde está Emma con sus pertenencias. Le da las gracias y está por irse cuando Emma la coge por el brazo y dice:—Siento que tengas que irte así, te voy a extrañar. Yo hablé en tu favor, pero no me hicieron caso. —Y agrega soltando el brazo—. Me gustaría seguir en contacto,
Dante llegó a la oficina y Sofía ya estaba allí. No sabía que haría sin ella, llevaban muchos años juntos, y antes de ser su secretaria, lo fue de su padre. En el trabajo era muy organizado, ellos dos ya tenían una dinámica, alguien nuevo vendría a romper todo eso. No quería que se fuera, pero la entendía.—Buenos días Sofía. —saludó mientras se dirige a su oficina.—Bueno días Dante. Si no es mucha molestia quería comentarte algo.Dante se detiene y va hasta donde está ella.—Te escucho. —Cómo sabes ya me retiro, y aun no has encontrado una secretaria a tu gusto.—Sí, lo sé, lo entiendo, aunque no quiera. Y las secretarias que han venido no me convencen.—Te tengo la ideal, a ella no podrás decirle que no.—¿Es así como tú?—Es muy competente. Y lo mejor, es secretaria jurídica. Mejor que ella no encontrarás. ¿Puedo decirle que venga
«Lo que me pasa a mí, no le pasa a nadie. Venirme a chocar con un desagradable. Espero no trabaje en el mismo edificio, para no tenerlo que ver otra vez.» —Eva va tan ofuscada que casi olvida presionar el número del piso al que va.El ascensor abre las puertas en un recibidor muy elegante. Camina hasta la recepcionista, saluda y pregunta por Sofía. Le dicen que espere y a los cinco minutos le dicen que pase —esto asombra a Eva, por la rapidez— tiene que ir hasta una oficina que fuera dice «Dante Lombardi, Director Jurídico». Lo poco que ha visto de la empresa le gusta, la decoración del lugar es excelente.Sigue las indicaciones que le dieron y cuando llega a la oficina en cuestión bromea pensando:«¿La última oficina? Está muy lejos de recepción, espero no me envíen mucho allí.»Entra a la oficina de la secretaria y Sofía se pone de pie cuando la ve, la invita a sentarse en el sof
Dante está en el garaje dispuesto a ir al terreno que compraron Lucas y él. Necesita salir de la ciudad, a un lugar tranquilo. Entre el trabajo, los problemas que tiene y su familia, lleva dos años seguidos sin vacaciones. Tal vez es hora de hacerle caso a su amigo el doctor Oliver, quien vive aconsejándole que tome un descanso. Ya es de tarde, pero no le importa que le coja la noche a donde va.La noche antes visitó a su familia como le prometió a su madre. Quería hablar con su papá y ver por qué quería divorciarse. Al final no era así, su padre cansado de la insistencia de su madre, le dijo esto para que lo dejara tranquilo. Faltaban unos meses para que cumplieran el quincuagésimo aniversario de su matrimonio y quería darle una sorpresa, las bodas de oro no se cumplen todos los días y quería hacer algo especial, pero su madre no cooperaba.«Si hubiera deseado casarme, mi esposa no se parecería a mi madre. Ella es muy buena y la quiero mucho,
Cinco meses despuésEva sale del salón de tatuajes eufórica. Después de mucho tiempo se hizo el tatuaje que tanto deseaba. Hoy sentía mucha alegría, y no solo por el tatoo, su abuela por fin regresaba, la extrañaba mucho.«Que bueno lo hace un fin de semana, así puedo pasar el día con ella.» —Es el pensamiento de Eva mientras se dirige a su casa.Se da un baño, teniendo el cuidado que el chico del salón de tatuajes le dijo debería tener. Se pone de espaldas al espejo y mira su nueva locura, no lo puede ver bien, pero le encanta, tenía pensado solo hacerse uno, pero quizás se haga 2 más, ya ira pensando que hacerse mientras este se cura. Se viste y va a la cocina, quiere preparar algo rico para cuando su abuela llegue. Tratará de hacer su tarta preferida, aunque la repostería no se le da tan bien como a su mamá, lo hará lo mejor
Eva da un grito ahogado, se pone la mano en el pecho y se gira para hablar con el recién llegado.—Me asustó señor Lombardi. Por favor, la próxima vez no sean tan sigiloso.—No fui sigiloso, usted venía distraída.—Bueno, igual está en su casa, puede estar como quiera. Y gracias por el elogio, usted también está muy guapo con ese esmoquin.—¿Qué hace tan lejos de la fiesta? ¿No es de su agrado?—Todo está muy bien, me gustó todo. No sabía que era la fiesta de sus padres.—¿No sabía? Pensé que sí al estar invitada.—No fui invitada. —responde Eva mordiéndose el labio y apartando la mirada—. Vine con Paul. Me convenció diciendo que no importaría, ya que es muy amigo de sus padres.—Sí, Paul es amigo de mis padres desde hace muchos años, y por supuesto usted es bienvenida, no se preocupe. —Dante calla un momento y pregunta—. ¿Cuál es su relación con él?<