Capítulo 880
Volví a recogerlos y salir a cenar.

Yolanda ya había preparado las cosas que Mateo necesitaba.

También el cochecito de Mateo, que debía ir en el maletero.

Rodrigo le pidió al conductor que cargara las cosas en el coche.

Él tomó a Mateo de los brazos de Gabriela.

Mateo tenía la piel blanca y era muy lindo.

Besó la mejilla de su hijo.

Mateo sonrió con la boca abierta.

Mostrando ocho pequeños dientes blancos, ¡como granos de arroz!

Gabriela le limpió la saliva.

—¡Ay!

Rodrigo preguntó: —Gabi, ¿la boca de Mateo se parece a la tuya?

Pequeña y rosada.

Gabriela lo miró fijamente: —Yo lo parí, claro que se parece a mí.

—No, solo la boca se parece a ti —Rodrigo observó detenidamente a su hijo. —La nariz, los ojos, las mejillas, todo se parece a mí.

Gabriela suspiró.

Ella llevó al bebé durante diez meses.

Con mucho esfuerzo.

Y el niño se parecía al padre.

—¡Vamos! —Rodrigo la abrazó por los hombros.

Yolanda llevó a Gemio al coche.

Águila de águila.

Rodrigo y Gabriela tomaron otro coche, conducido
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